- ¿Cómo surge “5 Jotas”? ¿Cómo se empieza a gestar?
Como todas mis novelas, en mi cabeza. Cuando termino de escribir algo, normalmente hay un descanso, pero tarde o temprano vuelve a surgir una historia. Esta vez fue la de un atraco, pero quería un atraco original, ni furgón blindado, ni joyería ni banco. Y entonces fue cuando, aficionado al jamón ibérico de bellota como soy, pensé en un atraco a un almacén de jamones porque miles de jamones a unos 600 pavos es mucha pasta. Un almacén con sofisticados sistemas de seguridad. Esto fue dando vida al Banderines, un tipo muy inteligente, capaz de planificar ese atraco, pero, a la vez, con características de mis personajes tradicionales: ex politoxicómano, perdedor, etc. Cuando me pongo a escribir ya tengo la historia bastante avanzada en mi cabeza y sé el principio y el final. El trabajo es establecer un puente entre ese inicio y el desenlace.
- El lector que lea la novela conocerá un barrio de Madrid. ¿Por qué prefieres, para ambientar tus novelas un barrio en vez de una ciudad? ¿Cualquier barrio es un escenario propicio para escribir una novela, sea del tipo que sea?
Porque es lo que conozco a fondo y por tanto puedo hablar de ello sin temor a desvirtuar mucho su esencia. De todas formas, el barrio, literariamente, actúa como una ciudad, es decir, como un espacio relativamente grande con multitud de posibilidades para escribir una novela negra: bares, garitos, bandas, drogas, alcohol, en fin, los temas clásicos del género. Intento abordar lo universal desde la singularidad de un barrio, Canillejas, que es el mío, pero cualquier barrio con características parecidas podría ser el tablero sobre el que discurre la trama. Las novelas podrían desarrollarse en Vallecas, Carabanchel, Orcasitas o barrios periférico-marginales de cualquier ciudad, incluidos otros países y latitudes. La corrupción, la desesperanza, la miseria y un sinfín más de las desgracias que nos aquejan son internacionales.
- En “5 Jotas” conocemos al Charli y al Banderines, dos tipos de barrio. ¿Qué destacarías de ellos? ¿Han ido por dónde pretendías o se han movido de tal manera que te han “obligado” a cambiar la trama completamente?
No, han ido por donde yo quería, obviamente. Menudo escritor sería yo si dejara que ellos se desparramaran por la trama. No. Algunos escritores dicen esto, no sé si porque creen que queda bonito o pintoresco, pero la verdad, un escritor de verdad controla en todo momento el proceso. El Charli y el Banderines son entre sí las antípodas. Han nacido en el mismo barrio, han sido amigos desde siempre, pero son como el aceite y el agua. Mientras que el Banderines es un tipo con 180 de cociente intelectual, gustos refinados, personalidad compleja y don de gentes, el Charli es un desastre con poca sesera, un tipo de necesidades sencillas que solo aspira a retirarse a un apartamento en Torrevieja. Ambos, eso sí, son buscavidas, listos como el hambre, aunque perdedores de libro.
- La novela salió hace poco tiempo. En tiempos de pandemia como la que tenemos actualmente, ¿cómo está siendo la promoción de la novela? ¿Qué te van comentando los lectores acerca de “5 Jotas”?
El feedback que recibo es a través de las redes sociales y estoy muy contento. Tengo que estarlo ante comentarios como “te has superado”, “lo he leído en dos tardes” o “me lo he pasado genial leyéndola”. Veremos cómo van las ventas y a ver el recorrido que tiene por los festivales. Y si opta a algún premio es algo que iremos sabiendo con el tiempo. La promoción está siendo menos presencial y más a través de Internet. De hecho, hubo presentación oficial el viernes 23 de octubre en la que me presentó David Llorente.
- Después de esta pandemia, que en algún momento terminará, ¿se podrá recuperar en poco tiempo el sector del libro o tardará tiempo en recuperarse?
El sector del libro ya estaba medio muerto antes de la pandemia. Es difícil saber cómo evolucionará todo, aunque me temo lo peor. Habrá crisis económica severa y cuando no hay pasta la gente gasta el dinero en mortadela antes que en libros, pero quién sabe. Lo mismo al no poder salir se ponen a leer. Imposible de saber.
- Desde que empezaste en el mundo literario hasta ahora, ¿qué te ha aportado la literatura? ¿Cambiarías algo o dejarías todo cómo está?
La literatura me ha salvado la vida. Mientras leía de crío no estaba haciendo maldades por el barrio. Los libros me acompañaron desde que adquirí el hábito lector, que no fue fácil dado que en el colegio nos mandaban leer unos truños curiosos. Debo más a los tebeos y a las novelas de quiosco que a las grandes obras universales, a pesar de que al final devoré algunas de ellas con más edad y más capacidad de entendimiento. Desde que empecé a escribir hasta ahora no cambiaría nada porque a pesar de las historias desagradables, que las hay y me guardo para mí, todo me ha enseñado a escribir mejor, que es a lo que aspiro.
- Como lector, ¿qué ha sido de lo último que has leído?
“Érase una vez el fin”, de Pablo Rivero, el gijonés, no el actor de “Cuéntame”. Me ha parecido una pasada.
- ¿Tienes en mente algún nuevo proyecto?
Claro, varios. Por lo pronto, en diciembre se publica un nuevo poemario que se titulará “La vereda de la derrota”. Hay también otra novela terminada y estoy repensando otra de la que llevo cien páginas.
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