- Esta pregunta siempre, o
casi siempre, la formulo al empezar las entrevistas escritas y no es otra que,
¿qué es la literatura para ti?
La literatura es una extensión
del alma humana. Surge de la necesidad de rebasar los límites de lo físico y de
comprender nuestra realidad. A través de la literatura nos trascendemos, y la
trascendencia es inherente al ser humano.
- ¿En qué momento dijiste de
empezar a escribir tus propias historias para que la gente te pudiera leer? Y
antes de que hubieras publicado tu primera novela, ¿tenías intención de
publicar o escribías para tus familiares y amigos más cercanos?
Escribo con conciencia
literaria desde muy niño. Empecé escribiendo poesía, pero enseguida pasé al
relato corto. No me guardaba nada, me gustaba que lo leyeran los demás. Así que
se podría decir que desde pequeño tenía esa intención de publicar, de que la
gente conociera mis escritos.
- ¿Has tenido desde siempre
esa simpatía que se le tiene a las letras?
Sí. Es una constante en mi
vida. Siempre he escrito y siempre he leído. Como lector, ha habido épocas de
menos actividad, pero nunca he dejado de leer completamente. Pocos días en mi
vida no he estado embarcado en una lectura.
- ¿Hay algún libro que te haya
marcado a lo largo de tu trayectoria literaria?
Los pilares de la tierra, en
la adolescencia, hizo que me enamorara de la novela histórica. Ya adulto,
podría decir que mi libro de referencia es “Los desorientados”, de Amin
Maalouf. En general, me gusta todo lo que escribe este autor, tanto lo
histórico como lo contemporáneo. Carga mucho de lírica sus textos, y eso
resuena mucho en mí.
- ¿Quién o quiénes son tus
referentes literarios?
Ya he citado a Maalouf, pero
el podio lo comparte con Tariq Alí. Ambos escriben una novela histórica
diferente de la habitual, cargada de sentimientos. Prestan mucha atención al
personaje y describen magníficamente la vida cotidiana, la esencia más íntima
del momento histórico.
- Hablemos de tu primera
novela, titulada “El escudo de Granada”, publicada en 2012. ¿Cómo nació o se
empezó a gestar la novela en tu mente?
Como creo que ocurre con otros
muchos escritores, la idea para mi primera novela nació de la cercanía. Está
ambientada en el pueblo de mi familia, que era una plaza fronteriza de vital
importancia para el reino nazarí. He crecido conociendo y pisoteando su
historia. De pequeño jugaba en las ruinas del castillo. Cuando decidí que había
llegado el momento de afrontar mi primera novela, no tuve dudas. Quería
escribir algo sobre Moclín, escudo de Granada.
- En esta novela nos topamos
con Boabdil. ¿Qué destacarías de este personaje?
Era un personaje dual. Se podría
decir que era bipolar. Bandeaba entre el valor y el miedo; no tenía un carácter
firme y decidido. En muchas ocasiones se dejó llevar por las circunstancias,
sin tomar las riendas de la situación.
- ¿Cómo fue el proceso de
documentación de esta novela?
Muy largo. Era la primera
novela y la inseguridad me asaltaba constantemente. Quería tenerlo todo bien
atado y dilaté la documentación durante demasiado tiempo; luego me he dado
cuenta. Cometí un error: recurrí a las fuentes originales, los textos de las
crónicas castellanas. Ahora no lo haría así, recurriría a estudios de
historiadores modernos sobre ellas.
- Pasamos ahora a “40 días de
fuego”. En esta novela publicada en 2015 narras la llegada a Sevilla de los
vikingos. ¿Qué motivó a los vikingos llegar hasta Sevilla? ¿Cuánto tiempo
estuvieron los vikingos por Sevilla? Sinceramente, pensaba que los vikingos se
quedaron por el norte de Europa.
No fue la primera, ni la
última vez que los vikingos llegaron a nuestras costas. Su motivación
fundamental era hacer riqueza mediante el saqueo. A Sevilla se la encontraron
de forma fortuita, remontando un inesperado río navegable: el Guadalquivir.
Como ciudad de interior que era, Sevilla no estaba preparada para una incursión
de este tipo. Sus murallas estaban deterioradas y su guarnición era escasa.
Según las fuentes, los vikingos permanecieron en ella y su entorno durante más
de un mes. De ahí el título de la novela.
- ¿Cómo eran los vikingos?
Hay muchos mitos sobre los
vikingos. Me gustaría destacar que la propia palabra vikingo se refiere a una
faceta de la población de las tierras del norte. Se embarcaban como vikingos
para saquear, en ocasiones para conquistar, pero no siempre eran esos temibles
piratas. La mayor parte del año eran granjeros, pescadores o ganaderos. La
pobreza de sus tierras era lo que los empujaba a salir en busca de riqueza en
expediciones más o menos largas, casi siempre con el buen tiempo.
- Y ahora pasamos a “Nazarí”, novela
publicada en 2020. ¿Con qué se puede encontrar el lector en esta novela?
En Nazarí hay espacio para
casi todo. Es una novela compleja en la que se refleja un momento histórico muy
convulso, y se hace desde muchos puntos de vista diferentes. Hay cristianos y
musulmanes como protagonistas, y en ambos bandos hay múltiples escenarios. A
través de los personajes intento abordar la vida cotidiana y las emociones, tan
presentes siempre en mis textos.
- En el directo de Instagram
que mantuvimos, entre las cosas que hablamos fue sobre Muhammad bin al-Ahmar.
Para quienes no pudieron ver el directo ni sepan quien fue este personaje
histórico, ¿qué puedes contar acerca de Muhammad bin al-Ahmar?
Partiendo de un origen humilde
como agricultor y cegrí (guerrero de frontera), consiguió ser nombrado emir de
la mayor parte de al-Andalus. Fundó un emirato fuerte y una dinastía que se
mantuvieron durante más de dos siglos y medio. También fue el primer
constructor de la Alhambra que hoy conocemos. En definitiva, es un personaje
muy potente de nuestro pasado.
- Según tu opinión, ¿qué es lo
más entretenido de la novela histórica y lo más complicado para el autor de
novela histórica?
Lo más entretenido es
construir ficción, crear pequeñas historias dentro de la Historia. Respetando
el momento histórico, puedes encontrar cierta libertad creativa a la hora de
narrar. Lo más complicado puede ser encajar ciertos hechos en la trama. Desde
mi punto de vista (hay autores que no lo ven así), lo que sabemos que ocurrió
hay que respetarlo, aunque no nos guste o no nos venga bien para construir la
novela.
- Está claro que, por
desgracia, el Covid-19 entrará en la historia como cualquier otro tipo de
pandemias. ¿Escribirías alguna novela ambientada en la pandemia actual?
Creo que no. Ahora mismo lo
tengo claro, pero sobre el futuro no puedo afirmar nada con rotundidad. No me
interesa la temática ni el momento. Tal vez dentro de un siglo, cuando sea
parte de la historia... Pero creo que no llegaré a ese momento…
- También estuvimos hablando
en el directo sobre los festivales literarios de novela histórica que existen y
pusimos el ejemplo del de Granada, que organizabas junto con Carolina Molina y
Blas Malo; y el de Cartagena. Según tu punto de vista, ¿qué supone para una
ciudad, sea la que sea, contar con un festival literario de novela histórica?
Aparte del aporte cultural,
normalmente estos eventos se hacen en ciudades con una carga histórica
importante y sirven para ponerla en valor, para mostrar al resto del país sus
monumentos y su pasado. Convierten a las ciudades en escaparates atractivos, a
la vez que crean foros y se convierten en punto de encuentro para los autores.
Son muy necesarios, tanto para la ciudad como para el país.
- En la actualidad, ¿de qué
estado de salud goza la novela histórica?
La novela histórica española
vive una época dorada. Hay una gran generación de autores y una cantera que
parece inacabable. Se escribe mucho y bien.
- Para terminar la entrevista,
¿qué consejo le darías a aquellas personas que quieren empezar a escribir sus
primeros libros pero que, por diversos motivos, no terminan de decidirse a
enfrentarse a la hoja en blanco?
Que escriban. Ese impulso no
se puede frenar. Si sufren de inseguridad, deben saber que a escribir se
aprende escribiendo. Hay que superar la barrera y lanzarse. El camino es largo
y nunca se para de aprender. En algún momento hay que comenzar. Cuanto antes,
mejor.