Buenos días amantes de la literatura y de las letras. Hoy en Murcia sucede una cosa histórica. Hoy en la ciudad de Murcia, después de 10 años, da comienzo la Feria del Libro a la que van los autores para firmar ejemplares y para charlar con sus lectores y con la gente que quiera pasearse entre libros. Y para celebrar este hecho histórico de la Región de Murcia, hoy tenemos una nueva entrevista literaria. Para hoy contamos con uno de los finalistas al Premio Setenil. Hoy tenemos la ocasión de hablar con el escritor Trifón Abad, autor del libro editado por Malbec "Que la ciudad se acabe de pronto". Trifón nació en Murcia allá por el 1979. Es licenciado en Ciencias de la Información y en Teoría de la Literatura y Literatura Comparada. Es periodista y publicista. Dirige la Agencia de Publicidad TRF Comunicación. De vez en cuando imparte ponencias sobre marketing digital para empresas. También ha trabajado como redactor de prensa diaria, entre otras muchas cosas más.
Como escritor ha sido Premio Clarín de Cuento, también ha sido Finalista en el Premio Cosecha Eñe y de una edición del certamen Creajoven de Murcia. Sus relatos han aparecido en diversas revistas, tales como Eñe. Revista para Leer o El Invisible Anillo. También es autor de uno de los ensayos escritos en el volumen de "La aventura de viajar y sus escrituras", publicado por la Universidad Complutense de Madrid.
Después de esta introducción ha llegado el momento de las respuestas de Trifón ante las cuestiones formuladas por SuperLectorAlfa. Comenzamos en 3,2,1,...
En primer lugar,
darte las gracias por aceptar esta entrevista para el blog literario llamado
SuperLectorAlfa.
Gracias a ti por
interesarte en mi libro e invitarme a participar en tu blog.
- De pequeño, ¿qué tipo de literatura
disfrutabas leyendo?
Creo que comencé
a leer desde una perspectiva madura a los doce o trece años. Mi padre contaba
con una biblioteca no muy abundante pero sí con buenas obras y cuando me
aburría de estudiar –que a esa edad era con bastante frecuencia– caían en mis manos los poemas de Miguel
Hernández, Neruda, Aleixandre o Lorca. También recuerdo el impacto que causaron
en mí dos novelas: El árbol de la ciencia
y Los hijos del Capitán Grant. Mi
relación con el género del cuento fue posterior, cuando con unos quince años
descubrí a Stephen King y a Lovecraft.
- ¿Te animó alguien a adentrarte en el
maravilloso mundo literario?
Fueron esos
libros que me llamaban desde las estanterías. Siempre ha existido en mí una
inclinación especial hacia la literatura.
- ¿Tenías pensado, desde un principio, publicar
un libro?
No lo pensaba de
manera obsesiva, pero el fin de ser compartido con los demás es intrínseco en
el Arte. Todo acto de comunicación se inicia para conectar con el mundo y la
escritura no es sino una manera más de comunicarse con los otros; es un acto de
creación que nos ayuda a conectar con el mundo. Es cierto que en los comienzos
esa necesidad de ser leído y escudriñado no existe, porque vives una etapa de
aprendizaje y –si tienes la suficiente capacidad autocrítica– eres consciente de que te queda mucho trabajo
por hacer. Pero cuando consideras que tu trabajo está listo para ser criticado
y expuesto, con todos los riesgos que esto conlleva, es momento de buscar a
alguien que esté interesado en dar visibilidad a tu obra.
- ¿Quién o quiénes son tus referentes
literarios?
Eloy Tizón |
Me centraré, si
no te importa, en el género del cuento para no hacer esta respuesta demasiado
extensa. En primera fila sentaría a Poe, Lovecraft, Borges, Cortázar, Bradbury
y Carver. Pero inmediatamente después estarían las historias de Kafka, Quiroga,
Chejov, Maupassant, Bierce, Chesterton... Sin embargo, es justo también
mencionar a algunos de los autores de relatos que hoy escriben hoy en nuestro
país, cuyas historias me han acompañado en los últimos años: Eloy Tizón, Matías
Candeira, Juan Carlos Márquez, Manuel Moyano, Jon Bilbao, Ángel Zapata, Pedro
Ugarte… solo por citar a algunos de
ellos. El género del cuento goza de muy buena salud en la actualidad y eso es
siempre una gran noticia.
- Tengo entendido que optas al premio Setenil.
Desde SuperLectorAlfa darte la enhorabuena. ¿Qué sensación tuviste cuando
supiste que eras un candidato para ganar el premio?
Me sorprendió y al
mismo tiempo me dio una alegría indescriptible. Estar en la lista final de uno
de los premios más prestigiosos del mundo del cuento es algo maravilloso,
especialmente siendo el primer libro que publico. Optar a ello junto a Jon
Bilbao, Pilar Adón o Javier Moreno es una barbaridad. Al mismo tiempo, es un
hecho que me reconforta y que -de manera más íntima- siento como una recompensa
al trabajo que llevo haciendo, con silencio y humildad, durante los últimos
años. El nivel de esta edición es muy elevado. Solo nos queda esperar y ver lo
que sucede.
- ¿Cuánto tiempo pasó desde que mandaste el
manuscrito de tu libro de relatos titulado “Que la ciudad se acabe de pronto” a
Malbec hasta que el equipo de la editorial vio con buenos ojos publicarte este
libro?
Lo cierto es que
Javier Salinas, el editor de Malbec, me contestó a los pocos meses indicándome
que le parecía una obra muy interesante y que tenía posibilidades de ser publicada.
Ambos sabíamos que el sello no iba a forrarse con el libro de cuentos de un
autor novel como yo, pero me dijo que le parecía injusto no publicarlo por la
calidad que había descubierto de los cuentos. Lo tomé como un verdadero elogio
pues hasta la fecha había recibido negativas precisamente por esa razón. Los
editores –algunos de primer nivel- que leyeron el libro me respondían que no
podían arriesgarse, aunque hubieran disfrutado mucho la lectura y les pareciera
un libro de nivel. Ya sabemos que al final la rentabilidad rige muchos aspectos
del mundo y que la cultura no escapa a esta realidad.
- ¿Cómo surge el nombre de “Que la ciudad se
acabe de pronto”?
Es parte de una
frase de Parthenocissus tricuspidata,
uno de los cuentos del volumen. Me pareció un título que simboliza muchos
aspectos del libro a la vez.
- El lector de “Que la ciudad se acabe de pronto”,
¿con qué se puede encontrar?
Creo sinceramente
que es un libro que se diferencia por la originalidad de sus cuentos. Se
compone de once historias en las que el lector encontrará desde ambientaciones
góticas o distópicas, hasta patios de colegio, cocinas sucias o ritos tribales.
Pero en todos ellos hallará el protagonismo de los elementos extraños. Me fascinan los relatos que trabajan en torno
al concepto de la extrañeza, aunque esta se encuentre sepultada bajo el manto
de lo cotidiano. Imaginar a esa criatura extraordinaria intentando escapar de
la trama, huir de la normalidad a la que estamos acostumbrados golpeando las
paredes… La idea me cautiva. Ayudar a lo asombroso a escapar de lo normal,
rescatarlo, se convierte para mí en un reto a la hora de crear. En cuanto a los
temas, hallará incomunicación, los riesgos a los que nos somete la tecnología,
los celos o las fisuras que surgen al afrontar cualquier relación humana, con
independencia de las similitudes o las diferencias culturales que existan.
- ¿Por qué escribes relatos? ¿Has escrito
anteriormente alguna otra cosa aparte de relatos?
Además de muchos
reportajes y artículos periodísticos, por mi profesión, he flirteado con otros
géneros desde que me inicié en la escritura (y aún lo hago, en secreto) pero ningún género me
satisface tanto como el cuento. A menudo se le ve como un bicho raro y él se
siente cómodo así. Es un género de naturaleza tan escurridiza que es incluso
difícil concretar su definición. A mí, personalmente, siempre me ha parecido la
más acertada esta suerte de ley que se atribuye a Monterroso: “Que el cuento no
sea novela ni poema ni ensayo, y que a la vez sea ensayo y novela y poema
siempre que siga siendo esa cosa misteriosa que se llama cuento”. Un buen cuento no lo narra todo sino que
invita al lector a completar parte de lo que ha sucedido, es un género
colaborativo en este sentido, pero a la vez es compacto, inmediato, directo.
- ¿Tienes algún otro libro guardado en el fondo
de algún cajón esperando al momento idóneo para publicarlo?
Sí, en cajones, en
libretas, en pendrives... Por todos sitios hay retales de posibles historias,
cuentos muy avanzados, ideas esbozadas por pulir y apuntes que no son más que el
embrión de futuribles relatos. Espero no tardar demasiado en publicar un nuevo
volumen de cuentos.
- Siguiendo un poco el juego al título de tu
libro de relatos, te pregunto, ¿eres más de pueblo o de ciudad?
Pienso que con
demasiada frecuencia deseamos aquello que no tenemos. Aplicado a la dicotomía
campo-ciudad, a menudo la gente idealiza en exceso el lugar en el que no vive.
Es curioso porque mi infancia la pasé entre la huerta y la ciudad de Murcia.
Los recuerdos de mis estancias en ese pueblo llamado La Algaida son
maravillosos: la naturaleza salvaje, partidos de fútbol a los que solo el ocaso
ponía fin, las acequias y el río como balnearios, la calle sin toque de queda y
la huerta como un universo mágico e inhóspito por descubrir. Sin embargo, a los
veintitantos años me fui a Madrid porque necesitaba más experiencias y más
ciudad. Me siento muy cómodo en el mundo urbano. Allí estuve durante once años
aprendiendo, formándome y escribiendo. Fueron unos años tan buenos como
aquellos de niño, los naranjos transmutaron en edificios, los maratones de
fútbol en formación literaria y los baños en el río en experiencias urbanas,
diurnas y nocturnas. La gran ciudad nos educa en el arte del anonimato, nos
obliga a buscarnos la vida, nos insta a comunicarnos, nos empuja a ubicarnos en
un espacio que desconocemos y que a menudo nos es adverso, nos enseña a
sobrevivir y a superar todo tipo de obstáculos. También nos enseña a vivir y a
ser libres. Pero es una libertad diferente e igual de necesaria que la que nos
brinda la naturaleza. En mi opinión.
- ¿Qué te dicen los lectores sobre “Que la
ciudad se acabe de pronto”?
Parece que hay
cierta unanimidad en calificar las historias del libro como “adictivas”. Lo
cierto es que no podría estar más feliz respecto a las críticas que estoy recibiendo,
desde personales, hasta en Amazon o en medios de comunicación o en algún blog
especializado. Al ser una editorial pequeña, no ha tenido demasiada repercusión
a nivel nacional, pero se va a iniciar próximamente la tercera reimpresión del
libro y eso es buena señal. Estoy enormemente agradecido por todo lo que me
está pasando.
Yo siempre digo a
mi editor que es un gladiador de la literatura. Porque para ser editor hay que
tener mucha valentía, amar de verdad la cultura y sacrificar tiempo y dinero
sin saber si dentro de unos años seguirás en la brecha. Con más personas así,
el futuro de la literatura estará en buenas manos. A nivel nacional hay muchos
sellos que están trabajando de manera excelente en el género del cuento:
Páginas de Espuma, Candaya, Menoscuarto, Salto de Página… Por nombrar solo
algunas. Soy optimista por naturaleza y también en este aspecto.
- Si dependiera de ti hacer una campaña para
fomentar la lectura, ¿qué slogan pondrías?
Para adultos: “¿Buscas
una aventura para salir de la rutina? Suelta el móvil y lee”.
Para jóvenes: “Sé rebelde. Sal del rebaño. Lee”.
- Según tu opinión, ¿por qué algunas personas no
leen casi nada o nada?
Sería injusto
juzgar a la gente sin conocer sus circunstancias. Puede suceder por muchas
razones: por falta de una educación adecuada en la lectura, por necesidad de
más tiempo libre, por la dictadura audiovisual, por pereza… Como indica Rubén
Castillo, quizá los jóvenes no se interesan por el Cantar de mío Cid, pero sí se interesan por los libros en general.
Quizá deberíamos cuestionarnos qué literatura estudian los menores. En mi caso,
tuve que leer mucho por obligación durante mis estudios de Literatura Comparada
y me agoté. Pasé un año aproximadamente sin leer, digamos, de manera constante.
Y me sirvió para retomar el hábito sobre lecturas que de verdad me apetecía
afrontar. Es importante elegir bien las obras y si abandonar una lectura si
sentimos que lo que nos cuenta no nos interesa. No pasa nada. ¡Las bibliotecas
están llenas de propuestas! Según nos cuenta Borges, Montaigne decía que si en
algún momento atravesaba por un pasaje difícil de un libro, abandonaba de
inmediato su lectura. Así debe ser. Leer debe causar felicidad y esto debería
aplicarse también en el sistema educativo.
- ¿Qué consejo le darías a aquellas personas que
quieren empezar a escribir pero que, por diversos motivos, no terminan de dar
el paso?
En primer lugar,
les recomendaría que lean mucho y lo más variado posible. Y si tienen una
inquietud por la escritura que se apunten a un taller literario. Mi experiencia
en estos talleres ha sido estupenda: aprendes a ser criticado de manera
constructiva, descubres técnicas prácticas y teóricas que puedes aplicar a las
historias, conoces a compañeros y compañeras geniales y puedes dar forma a los
relatos de manera compacta y más rica. Creo que es una manera excelente para
comenzar o profundizar en el proceso de la escritura. Aprovecho para recordar que
impartiré en Murcia, a partir de octubre, un taller de iniciación a la
escritura creativa para los Talleres
Fuentetaja Literaria. Estoy muy ilusionado con esta nueva etapa y
convencido de que encontraré grandes historias en él.
- Para terminar la entrevista, la gente que no
tenga todavía ningún ejemplar de “Que la ciudad se acabe de pronto” y que quiera
tenerlo, ¿de qué modo lo pueden adquirir?
Puede comprarse
directamente en la web www.laciudadseacaba.com
o en www.casadellibro.com Como decía, al haberse publicado por una
editorial pequeña y en una tirada corta, no es fácil encontrarlo físicamente en
las librerías. Hay que encargarlo. Por suerte esto puede hacerse en casi
cualquier punto de venta en la Región de Murcia. También en Casa del Libro o en
El Corte Inglés a nivel nacional. Si se quiere leer en ebook también puede
adquirirse en formato Kindle en Amazon.
Muchas gracias
nuevamente y desde SuperLectorAlfa te deseo lo mejor de cara al futuro y espero
que sigas escribiendo más libros para enriquecer la cultura. Ha sido un placer
tenerte en SuperLectorAlfa.
Muchas gracias a
ti de nuevo por invitarme a participar en tu blog y enhorabuena por la labor
cultural que realizas.
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