lunes, 30 de noviembre de 2020

PEDRO ARANDA: "Mi intención al principio no era sacar ningún libro, pero cuando lo tuve terminado, sí que tuve claro que quería publicarlo y que quería que la gente lo leyera".

 

Noviembre ya llega a su fin y en SuperLectorAlfa lo hace con una nueva entrevista literaria. Para despedir este mes visita el blog el autor de la novela "El ruido que nos separa", Pedro Aranda.

Pedro nació en Cartagena, también conocida como Ciudad Trimilenaria. Compagina su pasión por la lectura de los clásicos como por ejemplo Salinger, Thompson; con autores nacionales como son por ejemplo Ray Loriga o Luis García Montero. 

Como comentaba al principio, Pedro Aranda es autor de "El ruido que nos separa", que supone su debut como escritor, una novela coral con una diversidad de subtramas que se unen en un punto en concreto para conformar la trama en si. Si todavía no habéis leído la novela, yo desde aquí os la recomiendo encarecidamente. 

Y sin más preámbulos empezamos la entrevista en 3,2,1,...

 

- Esta pregunta es la que inicia cualquier entrevista que realizo para el blog. Para ti, ¿qué es la literatura?

Bueno, no sé si alguien se puede sentir ofendido con esto, pero yo veo la literatura como esa amante a la que visitas a escondidas cuando las cosas no van bien. Quiero decir, que si tuviera una de esas vidas interesantes que veo que tiene la gente, con infinidad de aficiones y con la sensación de que me falta tiempo para cubrir todas ellas, no recurriría a la literatura. Pero lo cierto es que, lamentablemente, no me gusta absolutamente nada de lo que le suele gustar a la gente: ni el yoga, ni la meditación, ni salir a correr, ni ir al gimnasio, ni coleccionar sellos y, ni mucho menos, pasear al perro. Y, para una cosa que me gusta, que es viajar, me da pánico volar y solo lo hago por trabajo, siempre y cuando no suponga atravesar el Atlántico, claro. Este punto es especialmente importante, pues, en todos los sueños que tengo, el avión se cae ahí. Y, por lo que sea, siempre pasa cuando voy en los asientos de cola.

Así que, básicamente, lo único que hago es irme a andar al monte, o a la playa cuando llueve. Lo que pasa es que, una vez que estoy arriba de la cima, o me canso de pasear por la orilla y mojarme, ya no sé qué hacer. Entonces, suelo acabar sentándome en algún sitio a leer un libro.

Y, algo parecido me ocurre cuando me quito el sombrero de lector y me pongo el de escritor. Si supiera hacer otra cosa más divertida que estar sentado frente a un ordenador, créeme que la haría. Pero lo único que se me da bien es jugar a fútbol como se jugaba en los ochenta y principios de los noventa, es decir, cuando el que corría era el balón y los jugadores tenían una calidad exquisita. Yo era bueno, en serio. Una especie de Gica Hagi, pero diestro. El Maradona de Los Cárpatos de La Térmica, me llamaban. Lo que pasa es que ahora se juega a otra cosa. Ahora solo se corre y de vez en cuando alguien le da una patada a la pelota. En mi época, Messi hubiera sido suplente en La Minera, que era un equipo compuesto de jugadores de La Unión y de El Llano del Beal. Nunca vi tanta técnica junta. Recuerdo que venían al campo en moto con el tubo de escape picado y con la equipación ya puesta. Era curiosa la manera en la que conducían esas motos, en lugar de ir rectos con el cuerpo hacia delante, se sentaban de lado y llevaban a sus novias detrás. Nos metieron 5-0 en un partido. Hacían picaditas, el regate de la cuerda, lanzaban directo a puerta desde el córner… Una locura de equipo, de verdad. “Ojos de Gata” nos hizo un hat-trick. Siempre me pregunté por qué le llamaban “Ojos de Gata” y no “Ojos de Gato”.

Y todo esto que te estoy contando de que considero mi vida de hoy muy aburrida y que leo y escribo porque no tengo otra cosa que hacer me recuerda de alguna manera a lo que decía antes de cuando acudes a ver a la amante para salir de la rutina. Dicho esto, nunca he tenido una amante en mi vida, solo lo que he leído por ahí, así que no sé si todo lo que he contado es una gran idiotez o no. Supongo que sí.

 

- ¿Has sentido desde siempre esa simpatía que se le tiene a las letras y a todo lo que rodea a la literatura?

De algún modo, he contestado a la primera parte en la pregunta anterior. En cuanto a todo lo que rodea a la literatura, es algo en lo que no pienso demasiado. No tengo ningún interés especial en entrar en ningún circuito de escritores que están continuamente autocitándose los unos a los otros y retuiteándose las publicaciones de los demás. Incluso, a nivel de medios de comunicación, lo veo todo muy endogámico, y siempre salen los mismos, que te hacen desde una columna semanal de opinión a jurado en un concurso de relatos. Es como el abogado de una amiga de Colombia. Rick, se llama. Lo mismo te revisa un contrato que te canta por la noche canciones desgarradoras de amor en bodas, bautizos y comuniones de Bogotá. Pero dejando a Rick a un lado, que bastante tiene con lo suyo, y volviendo a los escritores que te decía antes… por supuesto los entrevistan constantemente, y cada libro que sacan tienen una promoción importante. Ojo, que no me quejo. Seguramente, se lo merecen. Lo que me fastidia es, como diría “el Chuky de Cieza”, que de esto sabía mucho, lo de “…Te metiste todas las pastillas y no me diste ni media”. Y, cuando he comprendido un poco cómo funcionan las cosas en este mundillo, que las secciones culturales, periodistas y escritores que se encuentran en la parte superior de la cadena alimenticia no dan ni media pastilla a los demás, he decidido simplemente seguir mi camino. Curioso, por cierto, lo del “Chucky de Cieza”, que la gente se quedó, bueno, ya sabes, con la broma de lo que salía en el vídeo, pero muy al final dijo algo que me parece de lo más poético que he escuchado jamás. Dijo… “¿Quieres sentirla en el pecho?”, y la gente se piensa que se refería a la pistola que llevaba escondida, pero no es eso. Se refería a algo más profundo. Se refería a la tristeza. No descarto utilizar esa frase como título de mi próximo libro. “Sentirla en el pecho” (Pedro Aranda. 2022)

 

- ¿En qué momento dijiste de empezar a escribir para que la gente te pudiera leer? ¿Tenías pensado en publicar desde un principio o lo de publicar vino sobre la marcha?


Esa es una buena pregunta. Mi intención al principio no era sacar ningún libro, pero cuando lo tuve terminado, sí que tuve claro que quería publicarlo y que quería que la gente lo leyera. A ver... a mí, eso que hemos oído siempre de que la ilusión de alguien que escribe debe ser el enfrentarse a una hoja en blanco y que te debe importar más bien poco si hay alguien o no detrás, que Dios me perdone, pero lo veo una auténtica tontería. Estoy seguro de que Marilyn Manson, además de quitarse costillas y hacerse las cochinadas que se hace, por mucho que nos quiera hacer creer que es el mismísimo diablo, cada vez que saca un disco lo que pretende es llegar a la mayor cantidad de gente posible y vender todos los discos que pueda. Y no creo que sea por dinero, que no lo necesita, más allá de que quiera seguir quitándose costillas para ya vete tú a saber qué, es más bien por el hecho de que considera que lo que ha hecho es bueno y cree que le puede gustar a la gente. Y, bueno, si Marilyn Manson piensa
así, cómo no voy a hacerlo yo. Por cierto, ¿eso de la costilla será verdad?

 

- ¿Hay algún libro que te haya marcado a lo largo y ancho de tu trayectoria?

Sí, claro. Muchos. “Tokio ya no nos quiere” de Ray Loriga, por ejemplo.

 

- ¿Quién o quiénes son tus referentes literarios?

Salinger
Va por épocas. Por citarte los dos extremos temporales, uno de cuando empecé a leer por voluntad propia y otro más actual te nombraría a Salinger y a Donald Ray Pollock, siendo que ambos han escrito, en realidad, muy pocos libros. Ojalá yo tampoco tenga una carrera literaria larga.

 

- Hablemos de “El ruido que nos separa”. ¿Cómo se empieza a gestar la novela?

En realidad, empecé a escribir el libro hace unos cuantos años ya. Creo que fue una época en la que la escritura se me daba de una manera más fluida que ahora. Después, dejé aparcado el libro durante un tiempo hasta hace un par de años que cambié de puesto dentro de la empresa y tenía que pasar en Holanda grandes temporadas. Y, entre viajes en avión -siempre en los asientos delanteros, por lo que comentaba antes-, paseos en bicicletas finísimas de ruedas altas, y muchos cafés delante de una camarera a la que le hacía dibujitos en servilletas fui recuperando las ganas de terminarlo. Por cierto, ¿sabes que me crucé una tarde con Bunbury en Ámsterdam? A mí, Enrique me gusta mucho. No sé, para que te hagas una idea de lo que supuso, tú que eres tan seguidor del Betis, es como si te vas un día a Oslo y te cruzas de repente por la calle con Finidi. ¿Tú qué harías? Bueno, lo que yo hice te lo cuento otro día, ¿vale?  

 

- Quien lea la novela se encontrará con un montón de personajes de distinta procedencia. ¿Te hicieron caso tus personajes y fueron por donde querías o hubo alguno que se reveló?

Todos se portaron muy bien y me hicieron caso desde el principio. El que no se portó tan bien fui yo, que decidí cambiar el final de uno de los protagonistas casi a última hora. Aunque ese cambio fue para bien para él, porque lo salvé de una muerte casi anunciada desde el principio. Y luego hubo una historia que el libro me pedía un capítulo más, y, de hecho, lo escribí, pero me quedó muy cursi, muy ñoño, y creí que la parte romántica ya estaba demasiado presente en la novela como para recargarla un poco más y que se disipara el tono oscuro y de desamparo que quería darle y que, incluso, muy al principio del todo era mucho más heavy. Supongo que si hubiera sacado el libro cuando empecé a escribirlo hubiera sido mucho más gore de como quedó. Los años me han hecho mejor persona, creo. Me pasó algo así como Metallica, que escuchas sus primeros discos y te entran ganas de decorar las paredes de tu habitación con dibujos hechos con tu propia sangre, y luego escuchas el “Load” y el “ReLoad” y solo te apetece quedarte en casa el fin de semana sin salir, abrazado aun osito de peluche y viendo “Los puentes de Madison” y “Love Actually”. Supongo que lo que quiero decir es que, si hubiera sacado finalmente el libro dentro de diez años, en lugar de haber acabado en la final de un certamen de novela negra lo habría hecho en uno de novela erótica.

 

- ¿Es fácil escribir una novela con muchos personajes?

Cuando escribí la novela me parecía lo más sencillo del mundo. Como te decía antes, hubo una temporada que la dejé aparcada y, cuando volví a ella un tiempo después y me puse a releer todo, me dije: <<¿en serio tú has escrito esto?>>, <<Te tenía en peor consideración>>, <<¿tú estás seguro que todo encaja?>>, <<¿tienes fiebre?>> Creo que como lector quizás pueda resultar más difícil de hacer la composición final que como escritor, aunque ya te digo que a día de hoy no creo que tuviera la capacidad de escribir la novela tal cual quedó. ¡Joder, tenía que haber escrito cinco libros en aquella época!

Si me permites, déjame que te cuente algo que me hace una ilusión especial, y es que ahora que la gente ha leído la novela y me comenta su impresión, creo que, de prácticamente todos los personajes, incluso de los malos, hay alguien que me ha dicho que es su favorito. De todos, salvo, precisamente, del único español, que es Felipe el hermoso, que, además, está inspirado en una persona muy real, que era un chaval de mi edad con un acné muy pronunciado en la cara, por cierto, y que no estaba muy bien de la cabeza, la verdad. Trabajaba en la panadería del pueblo, y ya de pequeños nuestros padres no nos dejaban jugar con él. Sin embargo, aparecía todas las tardes por el campo de fútbol con un montón de napolitanas de chocolate recién hechas para los demás y se iba directamente a la portería a jugar de portero. Y claro, como con esa edad a nadie le gusta jugar de portero, pues no le decíamos nada. Y luego empezaba el partido y nadie quería jugar en el equipo contrario por miedo a meterle un gol y que se cabreara o, lo que es peor, que no le diera una napolitana. Así que el equipo que iba con él siempre ganaba. Y, de pronto, un año dejó de aparecer por el campo de fútbol y nunca más supimos de él hasta que, al menos, diez años después nos enteramos que se había casado con su vecina y que se ganaba la vida cantando en los karaokes de la ciudad imitando a Luis Miguel. Y que, al parecer, le ponía tal sentimiento que la gente que iba a verlo lloraba desconsoladamente. Y ese, precisamente, fue su error. Los encargados de los bares dejaron de llamarle porque la gente, después de escucharle, se iba a su casa sin ánimos de seguir bebiendo y, por tanto, de seguir dejándose el dinero.  Y el apodo artístico que se puso era Felipe el hermoso.

 

- Cuando acabaste de escribir la novela y de revisarla, ¿fue fácil encontrar editorial?

Pues mira. Empecé mandando a un par de editoriales grandes el “manuscrito”, como al parecer se le denomina en el ambiente literario al “libro” de toda la vida. Pero una ni se molestó en responder y la otra declinó educadamente la propuesta. La que lo declinó solo aceptaba que le mandases tres capítulos y, claro, esta novela en concreto no tiene sentido ninguno si se divide en capítulos, porque luego hay una cierta continuidad. Y, si encima, si se los mandas desde una cuenta de correo de Hotmail con diminutivos y año de nacimiento, pues se lo puse demasiado fácil, creo. Me imagino las risas que se debieron meter en la editorial cuando les entrara el correo desde esa dirección y lo repitieran en alto. En fin… Así que directamente puse en el buscador qué editoriales aceptan “manuscritos”, me hice un listado y mandé el libro entero a aquellas que creía que podían encajar con mis gustos. Y, bueno, los chicos de Libros Indie me contactaron y me parecieron serios y me decidí por ellos, en un contexto en el que, sin querer sonar demasiado engreído, varias editoriales mostraron su interés. Me sentí, por un momento, como Karembeu, cuando tenía ofertas de media Europa, con la diferencia de que yo no tenía una mujer con piernas de dos metros, ni me iba comiendo gente por ahí. O eso decían, ¿no? Yo nunca me creí eso, la verdad.

 

- ¿Cuál, según tu opinión, puede ser la mayor dificultad a la que se pueda encontrar un autor que acaba de empezar su trayectoria en el mundo literario?

Habría que distinguir entre el “pre-libro” y el “post-libro”. En cuanto al primero, por un lado, lo más difícil es no repetir lo que ya está escrito. Quiero decir, nadie escribe porque de pronto le apetezca escribir, así como si nada. Todo surge porque empieza a gustarte un determinado género, un determinado autor o un determinado libro, y empiezas a leer compulsivamente. Y luego te va picando el gusanillo de escribir. Lo realmente difícil es encontrar tu propio estilo y no copiar a nadie o, al menos, que no se te note demasiado. Luego, tienes que ser autocrítico. Antes he dicho que “El ruido que nos separa” salió de una manera muy fluida, muy natural. Eso es algo que no me había pasado antes ni me ha vuelto a ocurrir después. Cuando releo ahora algo antiguo o me pongo a escribir cosas nuevas y las repaso algún día después, acabo descartando la mayoría. Lo que quiero decir es que no se trata de publicar por publicar. A todos nos hace ilusión ver transformado un buen puñado de páginas de Word en una novela con una portada molona y que encima huele bien, y verla colocada en el estante de una librería. Pero hay que intentar que lo que vas a poner en la calle sea original y objetivamente bueno. En mi caso se lo mandé a un amigo que me consta que tiene bastante criterio, para que me diera su opinión antes de la publicación, y yo estaba decidido a hacerle caso. Si me hubiera dicho que el libro no merecía la pena, créeme que no se hubiera publicado. Y luego está el elegir bien la editorial. Cada uno tiene que fijar cuáles son sus líneas rojas y hasta dónde está dispuesto a ceder. Y no descartar la opción de la autopublicación, y menos hoy en día, que, en el contexto actual, las editoriales no están muy boyantes como para apostar por autores que ni siquiera sus vecinos saben cómo se llama.

Y, bueno todo esto es en referencia al pre-libro. Luego está el post-libro, y es cuando ya ves tu novela en la librería. Y aquí la mayor dificultad se reduce a que te hagan caso a nivel de promoción y que la gente sepa que has escrito una novela. Si no, solo tu madre, tus abuelos, tus primos -algunos- y tus tres amigos te van a comprar el libro. Pero… en fin, de esto podría hablar largo y tendido, y creo que sería muy aburrido.

 

- Eres de Cartagena, pero no sale para nada la ciudad en la novela. ¿Por qué quisiste salir de Cartagena e irte a sitios un tanto exóticos como Bangkok?

Porque en Cartagena nunca pasa nada. Nada que no sea abrir tiendas y encontrártelas cerradas un par de meses después, claro. Y ese no creo que fuera el mejor escenario donde ubicar las historias de la novela. Aunque, ahora que lo pienso, no estoy tan seguro de ello.

 

- Fuiste finalista del II Premio Icue Negro que otorga el festival literario de novela negra que se lleva a cabo en Cartagena. ¿Cómo fue tu experiencia en Cartagena Negra?

Me lo pasé muy bien, la verdad. Tuve la oportunidad de conocer a escritores fantásticos, charlar con ellos y ver la profesionalidad de los miembros de la organización. Y me pasó algo curioso en el certamen. A mitad de la jornada, más o menos, conforme iba conociendo más a los otros nominados y comprendí que están en esto por pura pasión y, que, además, se les da realmente bien, me parecía injusto si al final resultaba yo el ganador, por lo mismo que te decía antes, porque yo estoy aquí por las circunstancias. Y que, en el momento en que éstas cambien, dejaré el libro que esté escribiendo en ese instante parado por la página en la que me encuentre, y me dedicaré a otra cosa. Haciendo la analogía con el mundo del boxeo, para mí esas circunstancias son como el abrazo del boxeador, ya sabes, eso de que el púgil al que le están metiendo una soberana paliza solo le queda, paradójicamente, la posibilidad de abrazarse al rival que lo está machacando para no caerse al suelo. Y para mí, terminar el libro consistía básicamente en abrazarme a esas circunstancias que de alguna manera me habían llevado a escribirlo. Y que, en caso de que cambiaran y que, por lo que sea, tuviera por fin un poco de suerte en la vida, a buen seguro que no hubiera terminado la novela.

 

- Según tu punto de vista, un festival como el de Cartagena Negra, ¿qué le puede aportar a una ciudad, sea la que sea?

Toda ciudad importante tiene que apostar por la cultura. Y Cartagena, que es una ciudad importante y que está a la vanguardia de festivales de cine o de música, no puede quedarse al margen de organizar un festival literario de primer nivel. Piensa que muchos escritores que se alzan con el galardón, al final acaban teniendo carreras exitosas, y que el título de “ganador de Cartagena Negra” los acompañe siempre en su biografía es algo que acaba dando reputación a la ciudad y al propio certamen. Lo que sí considero es que, no solo el de Cartagena sino también otros festivales de novela negra, tendrían que darle una vuelta en futuras ediciones para hacer a las ciudades más partícipes de los eventos, con actividades en distintas calles de la ciudad, o con algún tipo de espectáculo musical o proyección de cine negro, por ejemplo, como preámbulo de las jornadas, y así atraer a mayor cantidad de público a los actos. Quizás digo esto porque tengo en mi mente, por ejemplo, cómo funcionan las cosas en el Sonorama, el festival de música que se hace en verano en Aranda del Duero y que todo el pueblo participa de alguna o otra manera en el mismo.

 

- ¿Cuál es tu momento del día preferido para ponerte a escribir? ¿Y alguna manía?

Pues ahora ha cambiado un poco con respecto a unos años atrás. Antes necesitaba concentración total, incluso oscuridad, y solía escribir por las tardes y noches. Supongo que en parte interiorizado por aquello de la bohemia del escritor. Sin embargo, tengo la sensación ahora de que las mejores cosas que estoy escribiendo últimamente están siendo por las mañanas. Volvemos a lo que decía antes de que me hago mayor. Ya he dejado de escuchar Radio 3 y ahora solo escucho Kiss FM. Algunos sábados hasta llamo a la radio a pedir canciones.

 

- Como lector, ¿qué ha sido de lo último que has leído?

Si te soy sincero, no estoy atravesando mi temporada más lectora, precisamente. El motivo es que cuando estoy escribiendo cosas, prefiero no leer para no intoxicarme mucho. Es algo raro, porque lo lógico es que sea al revés, que intensifiques tu actividad lectora cuando escribes, pero en mi caso me distrae. Así que lo que estoy leyendo últimamente son los borradores de lo que escribí el día anterior. Pero por no dejarte sin responder a tu pregunta, posiblemente lo último que leí, o releí, mejor dicho, fue a finales de verano, y es “Pastoral Americana”, de Philip Roth.

 

- Y ya para ir terminando la entrevista, ¿tienes en mente algún nuevo proyecto literario a medio-largo plazo?

Sí, pero lo veo más a largo plazo incluso que a medio. Me siento como el cantante de una banda que lleva el esqueleto de las canciones al local. Pues bien, yo ya le he enseñado al grupo todas las canciones del nuevo disco, pero están en “guachinei”, ya sabes, sin letra, solo con la melodía de voz. Ahora se trata de que vistamos las canciones y terminemos las letras. Y después, cuando estén las canciones acabadas, hay que pasarlas a producción y masterización, para lograr que el sonido sea uniforme. Y todo eso yo creo que me va a llevar el año que viene entero.

Pero si te soy sincero, de momento no estoy trabajando muy en serio en ello. Todavía no tiene un año “El ruido que nos separa” y creo que aún le queda recorrido. Al menos durante un tiempo más voy a seguir haciendo ruido con él.

domingo, 29 de noviembre de 2020

RESEÑA DE "LA SUERTE DEL ENANO" DE CÉSAR PÉREZ GELLIDA

 

Leer a César Pérez Gellida es sinónimo de éxito porque en cada novela que nace de sus manos se supera con creces. Muy pocos autores lo hacen como Gellida, y los lectores tenemos la inmensa suerte de leer a un autor de los más potentes en la literatura actual. 
 
En su nueva novela, que hoy reseño, el autor nos muestra una historia llena de acción, de sangre hasta el punto de que la sangre es un personaje más de la novela. Nos invita a pasearnos por las calles de Valladolid, de un Valladolid oscuro, tenebroso, negro, etc., y el paseo corre a cuenta protagonista, Sara Robles de nombre e inspectora de policía del Grupo de Homicios de Valladolid, quien debe lidiar con sus propios problemas y con el caso que tiene entre manos, caso que se va complicando de una manera descomunal haciendo que tenga que viajar a la Costa del Sol para seguirle la pista del criminal. Pero esta carrera a contrarreloj no la hará sola. En todo momento estará acompañada de su equipo, que se ve incrementado con la llegada de dos nuevos agentes: Mauro Craviotto, del Grupo de Patrimonio Histórico perteneciente a la Unidad Central de Delincuencia Especializada y Violenta, que debe viajar de Madrid a Valladolid a hacerse cargo de una investigación sobre el robo de una obra de arte; y por el otro lado, aparece Sancho, quien va detrás de un criminal bastante peligroso. Entre Sara, Craviotto y Sancho forman un tridente de acción inolvidable como el que forma el Cartagena (perdonadme, no lo puedo evitar) con Elady, Alex Gallar y Rubén Castro, en ambos casos son dos tridentes que, en cierta medida se echan a la espalda a todo el equipo. 
 
"La suerte del enano" es una novela repleta, como decía antes, de acción, de sangre pero también de vicios, algunos más sanos que otros, de suspense que hace que el lector ponga todos los sentidos en la novela olvidándose, así de la cruda realidad que atravesamos actualmente. 
 
Si tengo que destacar algo de César Pérez Gellida es la psicología de los personajes. No solo en la novela que nos ocupa hoy, sino que también en las demás. Siempre nos plantea a unos personajes con problemas, cada uno con los suyos, que individual o colectivamente intentan solucionar esos problemas que pueden tener para conseguir el fin de llegar a buen puerto. Otro aspecto que destaco de César es su narrativa, una narrativa capaz de transportar al lector a la primera línea de la acción. Es algo de agradecer.
 
Dice el título de la novela que el enano es quien tiene la suerte, pero tengo que decir que los lectores también tenemos la inmensa suerte de disfrutar de un escritor como es César Pérez Gellida, un autor que sabe plasmar la intriga en todas las páginas de sus novelas. En definitiva, os animo a descubrir a César Pérez Gellida en "La suerte del enano", si no habéis leído nada de él antes, y después os animo a leer las demás novelas del autor: "Memento Mori", "Todo lo mejor", "Todo lo peor", etc. Leer a Gellida es una gozada. Leer a Gellida es apasionante. Leer a Gellida es una experiencia única. Leer a Gellida es adictivo y bendita adicción.  
 
 
 
FICHA TÉCNICA:


Nº PÁGINAS: 588 Páginas.
AUTOR: César Pérez Gellida.
EDITORIAL: Suma de Letras.
ENCUADERNACIÓN: Tapa blanda.
TEMÁTICA: Novela Negra.
AÑO DE PUBLICACIÓN: 2020
ISBN: 978-84-9129-460-3
NOTA: 9/10 
 
 
 
SINOPSIS:
 

Un gran golpe al Museo Nacional de Escultura de Valladolid, un asesinato repleto de incógnitas y una inspectora poco social y adicta al sexo empeñada en librar todas las batallas: así es la nueva novella de César Pérez Gellida.

¿Se puede capturar al criminal perfecto?

Valladolid, 2019. Sara Robles es una inspectora singular. Encargada de resolver un macabro crimen, además tiene que lidiar con sus problemas cotidianos, estrechamente relacionados con la adicción al sexo y con un pasado que no termina de curar. Mientras tanto, El Espantapájaros, una misteriosa cabeza pensante, ha orquestado el robo perfecto junto a un exminero, un pocero y un sicario, y está a punto de llevarlo a cabo a través del alcantarillado de la ciudad.

La suerte del enano es una brillante novela con altas dosis de investigación policial, sexo y violencia en la que el lector profundizará en el complejo mundo de los robos de obras de arte y sus extensas ramificaciones que los relacionan con grupos de delincuencia organizada.

Gellidismo extremo en estado puro.

 

jueves, 26 de noviembre de 2020

RESEÑA DE "VICKY" DE TERESA MARTINIC

 

 

Vuelvo a reseñar un nuevo libro de la Editorial Torre de Lis. En esta ocasión os traigo una novela breve, tan solo 239 páginas, en la que el lector que se decida a leer esta novela de Teresa Martinic puede conocer a Vicky, una mujer apasionada de los boleros, del tabaco y de la bebida fuerte; y al nieto de la protagonista, René.

¿Qué se encontrará el lector en “Vicky”? En primer lugar, y no todas las novelas lo hacen, se encontrará con la bondad que también hay en la sociedad. Hay novelas que se centran en la maldad, pero pocas que reflejan la bondad y el buen hacer de las personas como es el caso de “Vicky” de la escritora Teresa Martinic. También, se puede encontrar con una historia de superación en la que, Vicky quiere, de alguna manera, romper con su vida actual y aventurarse a vivir de otra manera, por ello, no duda en dejar su puesto de trabajo e iniciar una nueva vida con su pareja; y, al mismo tiempo, René sufre, a priori, un desengaño amoroso que le hace viajar a los Estado Unidos buscando consejo en su mejor amigo, un productor de cine, Borja de nombre. En su estancia en América, René irá conociendo a más gente hasta que se llega a plantear su futuro llegando al punto de que el René que llega a suelo americano es un René muy distinto al que es en realidad.

En esta novela, la primera que he leído de Teresa, se ve muy claro la evolución de las personas. Todos los personajes que aparecen en la novela cambian y no son los mismos personajes del final que del principio. Este es uno de los aspectos por los que me ha gustado bastante la novela que hoy os reseño. Teresa hace una psicología de los personajes de una manera única. En definitiva, cada personaje de la novela está destinado a perdurar en el pensamiento global de los lectores.

He hablado de las cosas que me han gustado de la novela. Llegado a este punto voy a hablar de una cosa que he echado en falta y no es otra cosa que la separación entre capítulos que podemos encontrar en cualquier novela. En “Vicky”, encontramos el texto de seguido sin separación. Esta ausencia de separación entre capítulos a la que me refiero hace que “Vicky” sea una novela muy especial, así la concibo yo.

Otro aspecto que quiero resaltar de esta fabulosa novela es el color. Las imágenes que me he forjado en mi imaginación son en blanco y negro, como las mejores películas del cine clásico como por ejemplo “Casablanca” aquella película protagonizada por Humphrey Bogart, Ingrid Bergman y Paul Henreid. Hablando de películas, quiero comentar que Teresa Martinic hace un claro homenaje al cine en la novela, circunstancia que hace que disfrute por partida doble: leyendo la novela y viendo la novela en formato película en mi imaginación.

Para ir terminando la reseña de hoy, hay otro aspecto que quiero resaltar de la novela, y es el uso de un lenguaje lleno de musicalidad en cada palabra, un lenguaje cinematográfico.

Gracias Teresa por regalarnos a los lectores una novela como “Vicky” y por darnos la oportunidad de conocer a Vicky, René, Rodolfo, Oleska y al resto de personajes.


FICHA TÉCNICA:

Nº PÁGINAS: 239 Páginas.
AUTORA: Teresa Martinic.
EDITORIAL: Torre de Lis.
ENCUADERNACIÓN: Tapa blanda.
TEMÁTICA: Novela "cinematográfica".
AÑO DE PUBLICACIÓN: 2020
ISBN: 978-84-122424-2-3
NOTA: 8/10


 
SINOPSIS: 


Victoria de los Ángeles, la protagonista de nuestra historia, fue una elegante señora madrileña gozadora de la vida, apasionada de los boleros, del tabaco negro y de la bebida fuerte. 
"El Oasis", un local de alterne en el sur de España, se convirtió en su refugio y lugar de trabajo. Los hombres apenados de traje de corte impecable le contaban sus miserias y, ella les susurraba bellas canciones de amor. Vicky derrotó su infelicidad convirtiéndose en el payaso que a todos entretenía. Cuatro décadas llorando en silencio. Su vida fue puro teatro, una mentira oscura como la noche que de tanto usarla pasó a ser una verdad genuina.Ahora que te busco y tú no estás. ¿Quién es esa vieja arrugada?
Sin ella saberlo su camino se entrelazará con el de su nieto René, su preferido, un apuesto caballero joyero de profesión, castizo como la abuela, que igual que Victoria disfruta del buen vivir y también anda a la búsqueda de su lugar en el mundo.

miércoles, 25 de noviembre de 2020

MANEL SALCEDO TRIVINO: "El confinamiento ha hecho que la gente se quedara más en casa y ha leído más. Eso es lo que me han dicho los libreros. La gran competencia de la lectura son las series de televisión. Por eso, los autores de novelas tenemos que narrar historias sorprendentes, originales, que atraigan mucho a las lectoras y lectores".

 

En la tarde de hoy tenemos en SuperLectorAlfa una nueva entrevista literaria. El invitado de hoy es el escritor Manel Salcedo Trivino, autor de la novela "Muñecas de cartón" de la Editorial Caligrama.

Manel nació en Barcelona. Es Graduado en Psicología y desde hace un tiempo está trabajando en el Hospital Infantil de Sant Joan de Déu de Esplugues de Llobregat y colabora con la Asociación Nou Quitxalles-Familia Juanitos de L´Hospitalet. Ambas instituciones están dedicadas a niños, niñas y jovenes en situación de vulnerabilidad y por motivos graves de salud y pobreza.

Dicho esto, y sin más preámbulos, comenzamos la entrevista en 3,2,1,...

 

- Siempre empiezo las entrevistas con esta pregunta. ¿Qué es la literatura para ti?

Para mí, la literatura tiene un espacio importante en mi vida porque me gusta mucho leer. Leo mucho, sobretodo, novelas. Mi afición por la escritura me la tomo como un hobbie. Principalmente, escribo los fines de semana y durante los períodos de vacaciones, pero también lo hago en el transporte público cuando tengo un rato y alguna buena idea para la novela que estoy escribiendo. Las buenas ideas hay que apuntarlas cuando las musas te las ofrecen porque sino se pueden olvidar.

 

- ¿Has sentido desde siempre esa simpatía que se le tiene a las letras y a la literatura?

El gusto por la lectura lo tuve de muy pequeño. Primero, a través de los cuentos infantiles, Tenía una tía que tenía una papelería-librería y siempre que iba leía cuentos y alguno siempre me regalaba. Luego vinieron los tebeos, ahora llamados cómics. Después me gustaban las novelas de Los Cinco de Enid Blyton y otras de la época.

 

- ¿En qué momento dijiste de empezar a escribir para que la gente te pudiera leer?

Empecé a escribir hace unos diez años. Primero, escribí algunos relatos que no llegué a publicar y, luego, me decidí a escribir historias que mis mayores me habían contado y me habían sorprendido mucho porque pertenecían a un mundo que yo no había conocido. Algunos de estos relatos empezaron a crecer y unirse, lo que dio lugar a Muñecas de Cartón, mi primera novela.

 

- ¿Hay algún libro que te haya marcado a lo largo de tu trayectoria?

El Conde de Montecristo de Alejandro Dumas fue una novela que me marcó mucho. Me sorprendió su capacidad narrativa y de meterte en la historia. He leído muchas novelas de él.

 

- ¿Quién o quiénes son tus referentes literarios? 

Alejandro Dumas
Alejandro Dumas fue el primero, pero luego vinieron muchos más como los catalanes Jesús Moncada, Jaume Cabré, Eduardo Mendoza y Juan Marsé. Y Arturo Pérez Reverte, Javier Cercas, Mario Vargas Llosa, Javier Marías, Antonio Muñoz Molina y tantos otros.

 

- Empecemos hablando de “Muñecas de cartón”. ¿Cómo nace la novela?

La novela nace a partir de varias historias que le escuché a mi padre de cuando hizo el servicio militar persiguiendo maquis por las montañas del Pirineo, de cómo lo trataban los curas en la escuela, de cómo tuvo que subsistir en la Barcelona de la postguerra. Esas historias las tenía que explicar y por eso algunas de ellas están reflejadas en parte en Muñecas de Cartón.

Pero la novela se hace un proyecto definitivo cuando paseando por Barcelona me encuentro a una señora de unos 70 años, muy bien vestida, de Madrid, llorando en un parque. Esta señora se convirtió en Luisa, protagonista de mi novela.

 

- En la novela podemos conocer a una mujer, Luisa de nombre. ¿Con qué característica te quedarías de ella?

Luisa, una mujer rica de Madrid, a sus 72 años es una mujer desolada. De pronto, una vida feliz y acomodada se le derrumba en unos minutos. En el lecho de muerte, su madre le confiesa que no es su hija. Su vida y su infancia se reducen a una fotografía en blanco y negro, hecha en Barcelona, que su madre tenía guardada en una caja oxidada. En ella aparece cuando tenía dos añitos.

 

- El lector de “Muñecas de cartón”, entre los numerosos lugares a los que puede viajar, podrá visitar el Ensanche de la Barcelona de 1942. ¿Cómo era la ciudad de Barcelona en 1942? ¿Qué aspectos de la ciudad ha cambiado hasta nuestros días?

La ciudad ha cambiado muchísimo. La Barcelona de 1942 era una ciudad empobrecida, triste, con el miedo dibujado en las caras de la gente, sin libertades. Pero, al mismo tiempo, era una ciudad en que la gente luchaba por mejorar, por progresar, por abrirse camino.

Mi novela se ha leído en algunos institutos y bibliotecas para que los jóvenes comprueben que las libertades y recursos de los que ahora disfrutan no han existido siempre. En la Barcelona de 1942, había pocos coches, teléfonos y escaseaba la comida. En cuanto a las libertades, las mujeres estaban totalmente a merced de los hombres, no podían hacer nada sin su permiso y no podían trabajar en cualquier oficio: su papel era el de buenas madres y amas de casa. Todo estaba dominado por el régimen totalitario que interesaba mucho a las clases ricas de la ciudad.

Curiosamente, en algún instituto fui acusado de machista y carca por algunas alumnas avispadas que no podían creer lo que había escrito.

 

- El título que tiene la novela, ¿era el que tenías en mente desde un principio o le tuviste que cambiar el nombre en alguna ocasión?

El título y la portada fueron lo que más me costó de tener. El título apareció por sorpresa al igual que las muñecas de cartón aparecen de repente en la historia hacia el final.

 

- ¿Fue fácil encontrar editorial para publicar “Muñecas de cartón? ¿Cuánto tiempo pasó desde que mandaste el manuscrito a la editorial hasta que Caligrama decidió publicar la novela?

Envié el manuscrito a algunas editoriales que ni me hicieron caso, sólo una me contestó, negativamente. Entonces tenía muchas ganas de publicar y me decidí por la autoedición con Caligrama. Con ellos, todo fue fácil y rápido. Firmé a finales de enero de 2019 y en abril ya estaba a la venta. La presente en la feria de Sant Jordi en Barcelona.

 

- Tengo entendido que con “Muñecas de cartón” ganaste en 2019 el Premio Talento de Caligrama. ¿Te esperabas ganar el premio? ¿Cómo fue esa sensación cuando te dijeron que eras el ganador del Premio Talento? 

El premio Caligrama fue uno de los momentos más felices de mi vida.

La editorial Penguin Random House tiene un catálogo extensísimo y concursaban obras de autores en castellano de España, pero también de Sudamérica, en total más de 400 obras, y la única en catalán era la mía. La traducción al castellano la hice un año después.

No me esperaba ganar el premio porque mi novela concursaba escrita en catalán. A la final llegaron, ocho, pero tampoco nunca pensé que una novela escrita en catalán pudiera ganar. No invité a nadie a la ceremonia, excepto a mi mujer.

La verdad es que el premio me abrió numerosas puertas que antes tenía completamente cerradas a cal y canto.

 

- Durante el confinamiento del primer estado de alarma, según he escuchado a más de un autor, ha habido casos de autores que no han podido centrarse a escribir o para leer. ¿Te ha sucedido algo similar?

A mí, el confinamiento me cogió en el ojo del huracán porque por entonces trabajaba en un hospital y viví los momentos más tensos de mi vida profesional y personal.

No tuve tiempo de escribir nada porque trabajaba doce horas diarias prácticamente todos los días de la semana.

 

- ¿Piensas que la pandemia por la que estamos pasando ha podido “ayudar” a que la gente lea más?

El confinamiento ha hecho que la gente se quedara más en casa y ha leído más. Eso es lo que me han dicho los libreros. La gran competencia de la lectura son las series de televisión. Por eso, los autores de novelas tenemos que narrar historias sorprendentes, originales, que atraigan mucho a las lectoras y lectores.

 

- ¿Qué futuro le auguras al sector cultural, especialmente al del libro, una vez que haya pasado esta pandemia?

Después de la pandemia sufriremos una crisis económica porque habrá que devolver parte del dinero que hemos invertido en ella. Le seguirá una época de recortes. Y ya se sabe que los políticos miran la cultura como un sector importante, pero no esencial económicamente. No obstante, el libro siempre será un refugio al que la gente podrá acceder para vivir otras vidas, sentir emociones personales, evadirse.

 

- ¿Publicar con una editorial o autoedición? ¿Qué ventajas presenta el publicar con una editorial frente a la autoedición o viceversa?

Para mí es lo mismo. Si tienes un buen producto, ambas opciones son buenas. La edición tradicional te puede asegurar una buena distribución en las librerías de tu obra. La autoedición tiene el inconveniente de la “impresión bajo demanda”; pero si vendes, ganas más dinero que en la tradicional. Soy partidario de las editoriales que te aseguran una buena distribución en los catálogos de las librerías y las plataformas. Caligrama lo ofrece.

 

- Desde que estás en el mundo literario, ¿qué ha sido lo mejor que te ha sucedido? ¿Cambiarías algo del pasado o lo dejarías tal cual?

No cambiaría nada. Para mí, como ya he dicho, lo mejor fue ganar el premio Caligrama. Pero la publicación de Muñecas de cartón me ha permitido conocer gente estupenda, lectoras y lectores, pero también escritoras y escritores magníficos con los que con algunos he entablado una buena amistad. También he conocido periodistas, editores, libreros. La publicación de Muñecas de cartón me ha abierto un segundo mundo profesional que me encanta.

 

- ¿Tienes en mente algún nuevo proyecto literario?

Estoy escribiendo mi segunda novela y ya la tengo muy adelantada.

 

- ¿Qué consejo le darías a aquellas personas que quieren empezar a escribir sus primeras historias para que la gente las lea pero que, por diversos motivos, no terminan de decidirse a dar el paso de enfrentarse a la hoja en blanco?

Lo importante es tener una buena historia que contar

 

- Para terminar la entrevista, la gente que la haya leído y que quiera adquirir algún ejemplar de “Muñecas de cartón”, ¿de qué modo lo pueden hacer?

Muñecas de Cartón está en casi todas las plataformas digitales y se puede encargar en las librerías y te la traen en unos 10 o 15 días. También me la pueden pedir por privado en mi Facebook o Instagram, se la mando dedicada y sin tener que pagar gastos de envío.