"El espíritu del lince", la tercera novela que leo de Javier Pellicer (la primera que escribió Javier en su día y que Edhasa la ha reeditado con una edición espectacular) y la tercera que me deja literalmente sin palabras, nos trae el modo de vida de los íberos cuando eran los dueños y señores de la Península Ibérica hasta la llegada del ejército cartaginés comandado, en primer lugar, por Amilcar Barca, posteriormente por Asdrúbal y, finalmente, comandado por el mejor estratega que ha dado la historia de Cartago como es Aníbal Barca, el mismo que hizo temblar a la mismísima Roma.
La
novela nos relata la vida, desde que nace hasta la vejez, de un
personaje que, a mi modo de ver las cosas, me ha resultado un personaje
muy valiente y aguerrido como es Icorbeles.
Icorbeles es un
tipo que, desde que nace, está marcado con una señal imborrable por los
dioses íberos, quienes le "obligan" a liderar un ejército fuerte, un
ejército único capaz de derrotar a cualquier tipo de adversario. Este
objetivo, harto complicado para llevar a cabo, llevará a nuestro
protagonista a tomar decisiones de suma importancia si quiere prosperar y
si quiere defender a los suyos. En definitiva, el camino que emprende
el protagonista en busca de la identidad como pueblo, de la libertad
frente a la sumisión del contrario, hace que pierda amistades y a gente
muy cercana a su persona pero, a su vez, gana otras amistades
inquebrantables como sucede cuando conoce, siendo un chaval, a Alorco y a
Nistan, personajes que nacen como secundarios pero que, a medida que se
va leyendo la novela, van cogiendo más y más fuerza hasta equipararse a
Icorbeles, convirtiendo este trío de personajes el eje central de toda la trama de la novela.
En definitiva, "El espíritu del lince" resalta, a mi modo de ver, la idea de que la vida no es un camino de rosas pero tampoco es un campo de minas aunque en ocasiones lo parezca. Al mismo tiempo, también refleja la idea de que nuestro futuro, nuestro destino nos lo vamos perfilando nosotros mismos aunque, como realmente sucede, tengamos amigos, familia y demás que nos aconsejan continuamente.
En cierto modo, "El espíritu del lince" también nos puede servir para ser conscientes de que la ambición, si la llevamos a cotas demasiadas altas, puede resultar un arma muy potente y muy peligrosa como era la falcata, la típica espada íbera.
Comentar también que, al final del texto, el lector podrá ver un listado de personajes históricos reales e inventados, así como una serie de términos de la época con su significado actual. Además, también quiero resaltar que quien lea la novela no podrá parar de leer hasta que no llega al final porque la trama, la narración, la historia que tan magistralmente nos cuenta Javier Pellicer, te envuelve de tal manera que parece que estás físicamente al lado de Icorbeles y de Aníbal combatiendo.
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