No sé cómo empezar la reseña de "Últimos días en Berlín". Casi nunca termino con mal cuerpo después de leer una novela. Como digo, esta novela me ha dejado "tocado" por lo que se narra en la novela: la llegada del nazismo a Alemania, la llegada de los comunistas, la Guerra Mundial y todos los crímenes que se cometían en cubierto cuando alguien denunciaba a su familiar, a su amigo, a su vecino, etc.
Iba leyendo la novela y al mismo tiempo me estaba acordando de todo lo que ha surgido en Ucrania con la invasión de Rusia. Imágenes que pensaba que no se iban a repetir más, va y desde hace dos meses se vuelven a repetir: edificios en ruinas, muertes de gente inocente. Cualquier guerra es nefasta para la humanidad. No debería de existir la palabra guerra ni los conflictos armados pero, desgraciadamente, existen.
Dicho esto, que me veía en la obligación de decirlo, paso a hablar de los personajes de la novela. Desde mi punto de vista, los personajes con los que me he encontrado a lo largo de la novela me han permitido vivir prácticamente in situ toda la maldad que reinaba en aquella época en la que si no se pensaba igual que los poderosos, se corría el riesgo de caer prisionero. Al mismo tiempo, me han enseñado que dentro de las dificultades, dentro de las desgracias, hay gente buena dispuesta a ayudar a sus semejantes cuando, en ocasiones, esas personas que se ayudan mutuamente no piensen de igual modo. Si tengo que destacar algún personaje me quiero quedar con Yuri, Claudia, Krista, Kolia, Axel y Villanueva. Seis personajes que reúnen, desde mi punto de vista, toda la esencia de "Últimos días en Berlín".
Me ha resultado una novela realmente dura de digerir por la época histórica en la que transcurre, época muy bien tratada y muy bien trabajada por Paloma Sánchez-Garnica. Hay un momento que ha hecho hecho sufrir tanto que tuve la tentación de dejar de leer la novela.
Otro aspecto que quiero resaltar de la novela es que desde muy pronto, el ritmo de la narración atrapa al lector haciendo casi imposible tomarse un respiro a pesar de los malos momentos por los que deben pasar los personajes.
En definitiva, os recomiendo leer a Paloma Sánchez-Garnica.
Cuando Yuri Santacruz asistió al nombramiento como canciller de Adolf Hitler, no podía imaginar lo mucho que cambiaría su vida en Berlín. Había llegado allí unos meses atrás, después de haber huido, junto con parte de su familia, de San Petersburgo, asfixiados por una revolución que los había dejado sin nada. A Yuri también lo privó de su madre y su hermano pequeño, a quienes las autoridades rusas no permitieron la salida del país.
Ya en Berlín, su sentido de la justicia lo impulsará a defender a un joven comunista agredido por las tropas de asalto de Hitler. Ese día, además, conocerá a su gran amor, Claudia. Su vida dará un giro inesperado, y la que hasta entonces había sido su máxima prioridad, buscar a su madre y a su hermano, será sustituida por otra más urgente en esos tiempos convulsos: seguir con vida.
Una gran historia de amor y guerra, de lucha y supervivencia. Una delicia narrativa.
Cuando el amor y la esperanza son más poderosos que el odio y la furia.
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