El mal y el bien. Lo uno y lo otro siempre dejan una huella en lo más profundo de las personas. Este hecho se da claramente en la novela que hoy os traigo: "La huella del mal" del autor Manuel Ríos San Martín.
El autor nos lleva de la mano al yacimiento de Atapuerca para descubrir las maravillas que guarda el yacimiento en sus entrañas. El hecho más destacable que narra la novela es el descubrimiento de un cadáver en posición fetal, situación que hará que a la mente de la inspectora Silvia Guzmán y del asesor de la policía, que hace seis años formaba parte del Cuerpo Nacional de Policía, Daniel Velarde vuelva a relucir el caso que tuvieron que hacer frente en Asturias seis años antes al caso de asesinato del yacimiento de Atapuerca. En un principio, tanto Silvia como Daniel y Rodrigo Ajuria, el nuevo compañero de Silvia en el cuerpo, piensan que el culpable es el mismo que hace seis años mató a Teresa Yaner, pero a medida que se va desarrollando la trama de esta novela, se van dando cuenta de que el mismo asesino de hace seis años no puede ser. No puede ser porque al descubrir el cadáver de Eva Santos ven que hay varios aspectos que no concuerdan con los asesinatos, por lo que llegan a la conclusión que en el nuevo caso se enfrentan a un imitador del primer asesino.
Entre los aspectos que destaco de la novela es que, en ciertas ocasiones, el pasado vuelve para hacer temblar los cimientos del presente. Esto se ve entre Silvia y Daniel, quienes acabaron con el contacto hace seis años cuando ella siguió en la policía y él optó por irse a la seguridad privada para una empresa puntera en el sector del petróleo, y se ven obligados, por intercesión del comisario Mendoza y el juez Vázquez de Mella, a volver a trabajar codo con codo como hace seis años. Esto hace que tanto la inspectora como el asesor se planteen si sus actos del pasado fueron los correctos o no.
"La huella del mal" deja claro que, aunque parezca que un crimen es perfecto, no existe el crimen perfecto y que, tarde o temprano, el asesino o asesinos son descubiertos.
Cuando leía la novela sentí lastima por la familia de la víctima porque en la novela se muestra una familia totalmente desestructurada en la que el padre es un padre ausente que pasa la mayor parte del día de bar en bar; la madre que vive ajena a todo lo que pasa a su alrededor y el hijo que no puede hacer gran cosa para solucionar la situación y es capaz de resistir hasta un punto en el que ya no puede más.
También destaco el personaje de Inés Madrigal por su pasión por los restos arqueológicos y porque, tengo que reconocer, por Inés tengo interés de visitar el yacimiento de Atapuerca, sabiendo que antes de empezar a leer la novela todo lo relacionado con la arqueología no me llamaba la atención. Ha sido leer la novela y escuchar a Inés hablando del yacimiento. He dicho escuchar porque la novela es tan absorvente que abduce al lector al escenario por el que se mueven todos los personajes, por esta razón he escuchado atentamente las explicaciones de Inés, de Silvia, de Daniel, de Rodrigo, etc.
Antes de terminar, veo, desde mi humilde punto de vista, "La huella del mal" en las pantallas de los cines porque de la novela se puede hacer una adaptación cinematográfica y llegado a este momento el turno del lector de dejarse llevar por "La huella del mal" y por Manuel Ríos San Martín. Os gustará esta novela negra porque es negra total.
FICHA TÉCNICA:
Nº PÁGINAS: 574 Páginas.
AUTOR: Manuel Ríos San Martín.
EDITORIAL: Planeta.
ENCUADERNACIÓN: Tapa dura.
TEMÁTICA: Novela negra.
AÑO DE PUBLICACIÓN: 2019
ISBN: 9788408206910
SINOPSIS:
Durante una visita escolar a la excavación arqueológica de Atapuerca, un chico de catorce años descubre que una de las reproducciones humanas que imitan los enterramientos de los homínidos de hace miles de años es, en realidad, el cuerpo de una chica muerta. La joven parece haber sido colocada con una simbología ritual, y todas las pistas apuntan a un macabro homicidio similar al ocurrido seis años atrás en otro yacimiento en Asturias.
En el pueblo se desata la inquietud. Demasiados detalles recuerdan el caso anterior, por lo que el juez piensa en reunir de nuevo a los policías que se hicieron cargo entonces: Silvia Guzmán, inspectora de la UDEV, y Daniel Velarde, un expolicía dedicado ahora a la seguridad privada. Sin embargo, nadie sabe que en el pasado ambos vivieron una relación sentimental que acabó de manera abrupta y que tuvo mucho que ver en la truncada resolución del caso. Ahora, Silvia y Daniel tendrán que aprender a colaborar y aclarar sus sentimientos para descubrir al asesino del yacimiento y cerrar aquella herida abierta en su pasado.
BOOKTRAILER:
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