lunes, 19 de octubre de 2020

AIDA ISABEL ARCE: "El momento de escribir la novela, debido a mi edad y al implicarse también demasiado en la historia de cada personaje, fue un duro momento de maduración y de crecimiento personal para mí. Ver mi nombre allí en la portada junto a un dibujo también mío, cuando tantas veces pensé en tirar la toalla... Fue, sin lugar a dudas, un momento muy especial y emotivo".

 

Esta tarde tenemos una nueva entrevista literaria. Hoy visita SuperLectorAlfa la joven escritora cartagenera Aida Isabel Arce, autora del libro "La rana verde" editado por la Editorial Malbec
Aida nació en Cartagena en el año 2000. Desde muy pequeña empieza a adentrarse poco a poco en el mundo literario escribiendo y participando en varios concursos, regalando diversos poemas y relatos a sus familiares y amigos. 
Es en el año 2014 cuando empieza la que es su primera novela, "La rana verde" como consecuencia de la curiosidad y el amor por la poesía de Arthur Rimbaud.
Con motivo de la 24ª Edición de la Mar de Músicas de Cartagena participa en la exposición "7+7", en el Museo Arqueológico Municipal. Es en esta edición cuando adapta el cuento "El Soldadito de Plomo" de Andersen mezclando el mundo audiovisual, la literatura y la performance.
En la actualidad estudia Bellas Artes en la Universidad de Murcia y actúa también en el grupo de teatro Tanit, perteneciente a la Concejalía de Igualdad del Ayuntamiento de Cartagena
 
Después de esta introducción y sin más preámbulos iniciamos la entrevista con Aida en 3,2,1,...
 
 

- Esta pregunta se la hago a todo el mundo que pasa por SuperLectorAlfa. Para ti, ¿qué es la literatura?

Para mí la literatura es una forma diferente de expresar cómo nos sentimos, de vivir, paralela al día a día; una fuente de inspiración rica y constante para cualquier persona, no necesariamente artista.

 


- ¿Te ha gustado desde siempre leer y escribir?

Desde pequeña me ha gustado escribir pequeñas historias, cuentos, para luego ilustrarlos. Además, me encantaba escuchar historias que para los demás eran insignificantes o desconocidas, para luego seguir soñando despierta con ellas y formar una historia nueva de aquello que había oído.

También me gustaba leer, sobre todo (y a día de hoy también es así), libros clásicos, algunos poco conocidos, que solo captaban la atención de unos pocos.

 

- ¿Hay algún libro que te haya marcado en tu trayectoria?

El libro que más me ha marcado es Llamad a cualquier puerta, de Willard Motley. Es un libro publicado por primera vez en el año 1947, no muy conocido, en el que se narra la historia de Nick Romano, un joven que es sentenciado a morir en la silla eléctrica por disparar a un policía.

Me marcó mucho la historia (el protagonista, Nick, me recordaba además mucho a Paco, en mi novela), la forma de narrarla, el recorrido que hace el autor desde que el personaje principal es un niño, hasta el último día de su vida.

 

- ¿Quién o quiénes son tus referentes literarios?

Arthur Rimbaud

Mis principales referentes son Arthur Rimbaud y Willard Motley.

Como ya he dicho, la forma de narrar de Motley, la manera en que se adentra en la mente de los personajes, me marcó mucho, e inspiró casi sin que me percatara de ello mi estilo en el momento de escribir. Rimbaud, desde que lo conocí, ha sido siempre mi fuente de inspiración. 

 

- El primer día en el que te enfrentaste al folio en blanco, ¿pensabas en publicar o en tenerlo oculto para ti?

No pensaba en ningún momento en publicar, para mí siempre ha sido mucho más importante la historia en sí. Ni siquiera pensaba en que alguien leyera lo que escribía: para mí, era una forma de divertirme y seguir soñando despierta.

 

- Hablemos de “La rana verde”. ¿Cómo nace la novela?

Cronológicamente nació en 2014, concretamente en el mes de noviembre.

Recuerdo que un día, y de casualidad, encontré en internet un artículo en el que hablaban del poeta francés Arthur Rimbaud, ya que había sido hacía poco el 160 aniversario de su nacimiento. Cuando terminé de leerlo quedé fascinada por la vida del escritor, así que comencé a buscar información adicional por mi cuenta. Esa misma noche, además, recuerdo una larga e interesante charla con mi cuñado Joaquín Piqueras (que también es escritor), la cual no hizo más que aumentar mi interés por su obra y su persona. Leí sus poemas (el primero fue el soneto Vocales), también Una temporada en el infierno e Iluminaciones; y tuvo todo esto tal impacto en mí que, ni Rimbaud ni su personalidad, me abandonaron en mi día a día. Me asombraba cómo una persona tan joven, con mi edad (yo tenía catorce años por aquel entonces), fue capaz de dejar una huella tan grande en la historia, y de inspirar a personas, artistas, tantos años después y siendo tan diferentes sus entornos y modos de vida.

Una noche fui junto a mi madre, mi hermana, mi cuñado, y varias personas más, a un concierto en el centro de la ciudad, en un lugar que en aquel momento se llamaba Cirkus Rock and Roll (actual Radio Bar, cerca de la Plaza del Rey). El momento mágico para mí, fue cuando cierta persona, Amador Blaya (cantante de Ferroblues), que después me ayudaría mucho con la documentación para la novela, subió al pequeño escenario a cantar Hit the road Jack. A medida que comenzaban a tocar, que comenzaba este hombre a cantar, el primer capítulo de la historia vino de la nada a mi cabeza, y vi a Arturo, gran admirador de Rimbaud y también escritor, mover los pies al son de la música bajo la mesa; vi el largo mostrador; a Amalia bajando las escaleras... Al día siguiente, fue cuando decidí plasmarlo en papel, y seguir soñando despierta con aquella inesperada y atractiva escena.

 

- En esta novela dejamos la Cartagena actual y nos vamos a la Cartagena de 1977 para conocer a Arturo y a Amalia. ¿Qué destacarías de ambos?

Arturo, como bien digo en un capítulo, era un niño de papá sin nadie que ocupara ese puesto. Su madre, a quien él tanto llega a despreciar, diría que es el punto de partida y el motivo de muchos de sus conflictos internos: es ella la que comienza amándolo y termina despreciándolo más tarde; es por ella que las madres de sus amigos no quieren que sus hijos jueguen con él (ser madre soltera en aquel momento estaba, como bien sabemos, muy mal visto); también es el motivo de que sus abuelos se alejen de su lado para el resto de su vida... Entre toda esta soledad, está Amalia, la única niña que decide seguir a su lado a pesar de todo y de todos los demás. Más tarde, esta genuina e importante fuente de cariño para Arturo también se ve obligada a irse de su lado, dejando al protagonista de nuevo solo con sus relatos, sus libros y, en especial, un pequeño poemario, regalo de su abuelo, con la mítica fotografía de Rimbaud en su interior.

Arturo es un personaje maldito, solitario, bohemio. Él, desde su adolescencia y soledad, desea más que nada en el mundo llegar a ser como su escritor favorito, al que de modo cariñoso llama “padre”, sin darse cuenta de que, a medida que crecía y confundía sus propias acciones y actos, se convertía más y más en una sombra rancia de un joven Verlaine, en ciertos aspectos, del todo diferente a lo que él adoraba y aspiraba.

Amalia, a su vez, es dulce, risueña, aunque también melancólica. Amalia, para mí, representa a todos y cada uno de nosotros cuando, inocentes, de pronto, nos damos de bruces con la realidad y perdemos de golpe la inocencia. Es la delicadeza de la decadencia personalizada, la femme fatal idealizada, desdichada y, como Arturo, también maldita.

Ella, cada día encerrada en La Rana Verde, sueña con que Arturo le dedique simplemente una mirada que, a pesar de que sea solo un instante, le devuelva a la etapa de su vida de niña rica en que aún creía que todos sus sueños se harían realidad de una forma u otra, en la que creía que no había más verdad que la que brotaba de sus labios, aquella época en la que aún se podía permitir mirar a las prostitutas por encima del hombro, sin saber que un día se convertiría por circunstancias y sin remedio en una de ellas.

 

- ¿Por qué sitúas la trama de la novela en 1977?

El año 1977 es realmente el año en que cerraron para siempre La Rana Verde, una especie de lupanar encubierto que existió en la realidad.

Además, es un año de cambios, no solo en la ciudad de Cartagena, sino en el país entero. La gente de aquel momento estaba viviendo lo que hoy día llamamos transición española, un momento de incertidumbre, aperturismo, cambios de todo tipo...  Todo esto, evidentemente, influyó en las personas, y me pareció muy interesante crear y trabajar personajes que vivieran en un entorno tan diferente al actual, que es el mío.

 

- Al enmarcar la novela en el año 1977, ¿cómo fue el proceso de documentación?

Desde siempre había oído hablar a la gente de mi barrio de La Rana Verde, que yo conocí más tarde como imprenta, ahora abandonada.

Cuando comencé a escribir, hablé primero con Amador (al que nombro más arriba, y que dije que me ayudó bastante en el proceso de docmentación), ya que era una persona cercana a mi familia y, además, fue un niño cuando La Rana existía. Recuerdo hacerle muchísimas preguntas: cómo era el barrio en aquel entonces, qué edificios existían, qué tipo de personas vivían allí, cómo era La Rana Verde, por qué se llamaba así...

Poco a poco, como hice con Amador, fui hablando con varias personas más de la barriada. Algunas eran personas de la misma edad que él, que también fueron niños en aquel tiempo; personas mayores, ancianos, que eran los padres de aquellos niños; personas que conocían el barrio por amistades o familiares que residían allí; e incluso con los antiguos dueños de la imprenta. Todos ellos fueron para mí de gran ayuda, ya que además de contarme cómo era aquel lugar en ese momento, me contaron un sinfín de anécdotas e historias que serían imposibles de conocer por alguien que no las ha vivido, lo que me ayudaba a imaginar a mis personajes en aquel entorno; me proporcionaron fotografías; antiguas noticias de periódico; etc.

También leí varios libros sobre la llamada barriada de Los Juncos. Uno de ellos, titulado Perfiles Cartageneros, de Juan Mediano Durán (también vecino de la barriada), dedica un capítulo entero a Los Juncos.

 

- ¿Qué sentiste cuando viste por primera vez tu nombre plasmado en un ejemplar?

Para mí fue un momento increíble, incluso se me saltaron las lágrimas.

El momento de escribir la novela, debido a mi edad y al implicarse también demasiado en la historia de cada personaje, fue un duro momento de maduración y de crecimiento personal para mí. Ver mi nombre allí en la portada junto a un dibujo también mío, cuando tantas veces pensé en tirar la toalla... Fue, sin lugar a dudas, un momento muy especial y emotivo.

 

- ¿Cuál fue la reacción de tus amistades y familiares cuando la editorial Malbec te publicó “La rana verde”?

Se alegraron muchísimo por mí, me dijeron que sabían que lo iba a conseguir desde que comencé a escribirlo. Desde el principio fue para mí algo muy serio, y ellos lo notaron.

Alguno todavía se ríe de mí por haber pensado en quemar el manuscrito en la hoguera de San Juan en una ocasión.

 

- De la inmensidad de géneros literarios que existen en la actualidad, ¿cuál de ellos te gusta más? ¿Por qué?

Me gustan, sobre todo, la novela negra y la psicológica. Siempre me han llamado mucho la atención los libros que se recrean en contar los pensamientos y motivos de los protagonistas, aquello que les hace ser como son, y lo que les motiva a hacer aquello que hacen. Es también para mí, al mismo tiempo, una forma de comprender un poco mejor cómo somos por dentro, al sentirnos reflejados en sus sentimientos e ideas.

 

- Como lectora, ¿qué ha sido de lo último que has leído?


Los tres últimos libros que he leído son de Charles Bukowski: Factótum, Pulp, y Erecciones, eyaculaciones, exhibiciones.

 

- ¿Qué buscas en tus lectores?

Que sean personas sensibles, empáticas que, a medida que leen mi novela, o algún otro relato mío, comprendan a los personajes, los interioricen, y sean capaces de sentir aquello que yo siento en el momento en que me detengo a escribir sobre ellos, ya sea un sentimiento positivo o negativo.

 

- ¿Tienes en mente algún nuevo proyecto literario?

Tengo una idea que pienso que es muy buena y, a la vez, intuyo que también va a ser muy especial para mí. Aun así, todavía estoy perfilando personajes y detalles de la historia, y no he escrito nada por el momento.

 

- Para terminar la entrevista, la gente que la haya leído y que esté interesada en adquirir algún ejemplar de “La rana verde”, ¿de qué modo lo pueden hacer?

La Rana Verde está disponible a en formato digital en Kindle Amazon, además, para los que prefieren la lectura en papel, se puede encontrar en las librerías cartageneras Centro, Santos Ochoa y Alcaráz, en FNAC de Murcia (Nueva Condomina) y, en Casa del Libro desde cualquier punto de España.

Próximamente también estará disponible en papel en Amazon.

4 comentarios:

  1. Me encanta la entrevista !!!He leído la novela y me parece interesante.Bien por la Autora.

    ResponderEliminar
  2. Me parece una novela muy buena,en la que los personajes se adentran y se reflejan en quienes vivieron aquellos años en la ciudad de Cartagena. Muy bien por Aida!

    ResponderEliminar
  3. Qué entrevista más interesante, Kiko. Muchísimas gracias por acercarnos autores que de otra forma no conoceríamos. La leeré, me gusta lo que cuenta Aida.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias. Eso es lo que busco con el blog: acercar los autores desconocidos para convertirlos en conocidos, además de contar con la presencia de auotres ya consagrados.

      Eliminar