martes, 5 de mayo de 2020

HABLAMOS CON: YOLANDA ALMEIDA

Foto cortesía de Iñaki Arbilla.

Hoy tenemos la presencia en el blog de la escritora Yolanda Almeida Rodríguez. Yolanda nació en Las Palmas en 1990. Licenciada en ADE y Master de Comercio Internacional. En la actualidad está afincada en Navarra. En el año 2013 participó en un libro solidario que llevaba por título "Cachitos de amor II" (Editortial ACEN). 
En 2015 escribe su primera novela "Asesinato en la Bahía" (Editorial Diversidad Literaria). Dos años más tarde escribe un poema que apareció en el poemario "El Alma del Vino" (Ediciones Eunate). En 2018 se publica su segunda novela "Habitación 254" a través de Amazon. En 2019 se publica la que es su tercera novela "La cuarentona" (Editorial Caligrama) y en este 2020 se ha publicado "La sombra" (Editorial Letrame). 

Después de esta introducción y sin más preámbulos empezamos la entrevista en 3,2,1,....


En primer lugar, darte la bienvenida a SuperLectorAlfa, un blog que nació con la intención de difundir la literatura y de dar a conocer los autores a más gente.
Muchas gracias a ti por invitarme a esta que es tu casa.

- ¿Qué es la literatura para ti? 

Para mí es una vía de escape, como lectora y como escritora. Es una necesidad vital para poner en orden toda la maraña de pensamientos y sentimientos que tenemos, para conocernos un poco mejor.


- Una escritora, ¿nace o se va haciendo a medida que va pasando el tiempo?

Hay un poco de ambas cosas. Nacer naces con ese impulso. Con esa necesidad que te viene de las entrañas. Pero necesitas aprender. A escribir, a expresarte, a no cometer errores…


- ¿En qué momento dijiste de empezar a escribir para que la gente te pudiera leer?

En realidad, escribir siempre ha sido un proceso interno, no era algo que me gustase compartir mucho hace unos años. Con Asesinato en la bahía tuve ese impulso. Me había gustado mucho cómo había quedado y sentía mucha ilusión por compartirla. Primero la envié a un concurso y, al no ganar, me quedé con ese gusanillo en el estómago. Me dije, ¿por qué no?
Y lo cierto es que no me arrepiento. Es verdad que compartir siempre entraña un poco de riesgo y de sobreexposición, pero te aporta una cercanía hacia los demás impagable.


- ¿Hay algún libro que te haya marcado a lo largo de tu trayectoria?

La cuarentona. Creo que ha sido la vez que más libre me he sentido.


- ¿Quién o quiénes son tus referentes literarios?

Lo cierto es que no tengo. Podría nombrarte libros o autores que me gustan o me han inspirado en algún momento de mi vida, pero no hay nadie a quien siga o de quien beba para escribir.


- Hasta el momento, ¿cuántos libros has escrito y publicado? ¿Tienes alguno en el fondo del cajón esperando al momento idóneo a ser publicado?

He publicado cuatro.
Asesinato en la bahía y Habitación 254. Ambas son policíacas y forman parte de la misma saga.
La cuarentona. Podríamos encajarla dentro del humor negro.
La Sombra. Obra de teatro.
En el cajón tengo varios poemarios y muchas ideas sin concluir.


- Empecemos hablando de “La Cuarentona”. ¿Cómo surgió la idea de escribir esta novela?

La Cuarentona nace de un sentimiento, el odio. Todos a lo largo de la vida vamos acumulando situaciones en las que nos sentimos injustamente tratados, humillados, minusvalorados. Tenemos la impresión de que nos hacen sentir inferiores y en muchas ocasiones es así. De repente un día te encuentras en una de esas situaciones y ves a esa persona, la odias por lo que te está haciendo y te permites por primera vez en tu vida sentir ese odio, incluso se te pasa por la cabeza cómo sería hacerle sufrir de la misma forma, darle de su propia medicina. Ese pensamiento que pasa por tu cabeza en milésimas de segundo fue lo que detonó el primer fragmento de la novela. ¿Cuántos de nosotros no hemos deseado cargarnos a la persona que nos está haciendo la vida imposible? Otra cosa es que materialicemos ese sentimiento.


- El lector que la lea, ¿con qué se puede encontrar en esta novela?

Se va a encontrar con una novela corta, muy corta. Que se lee con mucha rapidez porque son fragmentos pequeños en los que el protagonista nos va contando a través de sus pensamientos y emociones todo lo que va aconteciendo en su vida. Es como una especie de diario donde hay mucho humor negro, sarcasmo.


- El título de “La Cuarentona”, ¿era el que tenías en mente desde un principio o le tuviste que cambiar el nombre en alguna ocasión?

Yo para los títulos soy una negada. Me cuesta muchísimo. Pero con esta lo tuve bastante claro y fue con el que trabajé desde el principio. Luego pensé en otras posibilidades porque podía parecer muy directo, pero finalmente acabó ganando la batalla.


- Pasamos ahora a “La sombra”. ¿Cómo surgió la idea de escribir “La sombra”?

La sombra apareció poco después de La Cuarentona. Tiene un hilo conductor con la anterior y es esa insatisfacción generacional que proviene de no haber encontrado tu lugar en el mundo, de creer que no terminas de avanzar tanto en lo laboral como en lo emocional. Te sientes incómodo con todo lo que te rodea, pero tampoco sabes qué es exactamente lo que te hace sentir así. Todas las ideas surgen en mi caso de un sentimiento y en este en concreto proviene mucho de esa incertidumbre, de esa necesidad de encajar.


- ¿Con qué se podría encontrar el lector que prefiera leer “La sombra”?

La Sombra es una montaña rusa donde Miguel intenta junto a su psicóloga descubrir qué es lo que le ha llevado a asesinar a su compañero de trabajo. Pasaremos por muchos estados. Por el enfado, la rabia, la incertidumbre, la tristeza. Hay ironía, pero sobre todo es el retrato de una generación insatisfecha, crítica con lo que le ocurre, que intenta saber hacia dónde dirigirse sin tener la oportunidad para hacerlo, para crecer.


- En este libro tratas los temas de los miedos y de las incertidumbres. ¿Por qué cuando tenemos miedo a algo entramos en un estado que no nos permite actuar como actuamos normalmente?

Hay muchos tipos de miedos, la gran mayoría de ellos los genera nuestro cerebro para protegernos, para conseguir que sobrevivamos a una amenaza real o imaginaria. Quiere preservar nuestra integridad física. Pero también hay una integridad emocional de la que poco se habla. Los seres humanos necesitamos que nos quieran, que nos abracen, que nos valoren, que nos escuchen, que nos ayuden a ser felices, que nos ayuden a sentirnos bien con nosotros mismos.
Cuando estamos en una relación laboral, de amistad, de pareja o familiar y no tenemos certezas, nos sentimos inseguros y tenemos miedo. Para mantener esa seguridad emocional o esa dependencia hacemos cosas que en circunstancias normales no haríamos, mendigamos afecto a través de actos de cohesión. Hacemos lo que el otro hace, decimos lo que el otro dice, no hacemos enfadar al otro. Tenemos miedo a perder el amor cuando quizás en realidad no exista.
Y está también esa integridad emocional de la que te hablaba. Si te han hecho daño tiendes a construir un muro a tu alrededor para evitar que los demás se acerquen. Actuamos a la defensiva, golpeamos, arañamos y evitamos relacionarnos cuando en realidad lo que estamos buscando es que nos quieran y nos valoren.


- ¿Es bueno hacer caso siempre a los miedos que tengamos en cada momento de nuestras vidas?

El miedo es un aviso. Nos dice algo de nosotros mismos. Si de repente en un momento determinado de tu vida te ves huyendo de una situación pregúntate qué es lo que estás evitando o a qué le tienes miedo. Muchas veces esos miedos te están indicando que debes indagar un poco más, como hace Miguel, descubrir qué es lo que hay ahí detrás.


- Pero no solo has escrito novelas. También has escrito poesía y participado en libros de relatos. ¿Qué te resulta más complicado: escribir novela, escribir poesía o escribir relatos?

Escribir relatos porque exige una contención y una capacidad de síntesis que a mí me cuesta mucho. Cuando estoy contando una historia en casa de algo que me ha sucedido me gusta mucho recrearme en los detalles. Imagínate que eso mismo lo tengo que contar en una sola página… Me faltarían hojas.


- Como has tratado con varios géneros literarios, ahora te pregunto: ¿en qué género literario te sientes más cómoda?

Hace un tiempo te habría dicho que en la novela, pero ahora no lo sé. Estoy en un punto en el que me gusta experimentar y descubrir maneras de contar las cosas. Cada historia busca su sitio en un determinado género así que según la historia más cómodo será un lugar u otro, eso te lo pide ella misma.


- Como lectora, ¿qué sueles leer?

Soy un poco anárquica en ese sentido. No tengo un género concreto o un autor. Así que voy un poco de aquí y un poco de allá. Leo quizás más novela que teatro o poesía. Me gusta el género negro, policíaco.


- ¿Qué libro o libros recomendarías? (También valen los tuyos)


El Caballero de Olmedo.
El Perro del Hortelano.
Toda la Saga de Memorias de Idhún.
Todos los libros de Tadea Lizarbe.
Los libros de Santiago Lorenzo.


- Desde que estás dentro del mundo literario, ¿qué ha sido lo mejor que te ha sucedido?

Lo cierto es que han ocurrido muchas cosas que quizás en otras circunstancias no habría podido hacer y de las que estoy muy agradecida por todo lo que he aprendido. Salir en el periódico, estar en televisión o ir a la radio. Haber podido estar en el escenario del Baluarte en Pamplona Negra, presentar en las bibliotecas…
Pero lo que me llevo son las personas. Y me acuerdo de mis compañeros de la ANE-NIE, de los bibliotecarios, de Ana, Urbano, Rosa, Charo, Noelia, Goizeder, Javi, Amaia, Alberto López, Puy, Alfredo… y muchas más personas que ahora forman parte de mi vida y a las que no habría podido conocer si no hubiese en esa inconsciencia enviado Asesinato en la bahía a una editorial.


- ¿Qué consejo le darías a aquellas personas que quieren escribir sus propias historias pero que, por diversos motivos, no terminan de decidirse a dar el paso y enfrentarse a la hoja en blanco?

Que se dejen llevar. Que no escriban esperando algo. Yo estuve mucho tiempo sin escribir porque tenía miedo, porque me enfrentaba a esas incertidumbres que mencionábamos antes. Porque creía que tenía que hacerlo de una manera concreta, porque pensaba que tenía que ser alguien.
Hay que hacerlo sin miedo al qué dirán. Que escriban para ellos, sin cortapisas, desde las entrañas. Tiempo de pulir siempre hay.

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