Hoy sábado visita SuperLectorAlfa el autor de la novela editada por la editorial lorquina Tres Columnas "El sol en el horizonte. El anillo del esclavo judío". Me estoy refiriendo a Jorge Moya Olcina, natural de Lorca.
Jorge nació en un 19 de enero en Lorca, tal y como se ha mencionado con anterioridad. Estuvo en dicha ciudad realizando sus estudios de EGB, BUP y COU, hasta que tuvo que marcharse para iniciar sus estudios universitarios.
Estuvo viviendo por motivo de estudios y trabajo en Valencia y en Godella, localidades a las que sigue muy unido. Finalizó la carrera de Ingeniería de Obras Públicas en la UPV (Universidad Politécnica de Valencia) y obtuvo el título en la especialidad de Construcciones Civiles. Desde entonces ha estado trabajando como jefe de obra y jefe de producción civil en diversos lugares de la geografía española como por ejemplo: Valencia, Cullera, Gandía, Oropesa, Burriana, Calpe, Elche, campo de Cartagena y una gran inmensidad de lugares.
Desde el año 2004 reside en la localidad valenciana de Elche. En la actualidad, Jorge compagina su vocación de ingeniero con su pasión por la escritura y la fotografía.
De su puño y letra nació la novela que hoy nos presenta en SuperLectorAlfa, "El sol en el horizonte. El anillo del esclavo judío".
Sin más preámbulos damos comienzo a la entrevista en 3,2,1,....
En
primer lugar, darte la bienvenida a SuperLectorAlfa, un blog que nació con la
firme idea de difundir la literatura y de dar a conocer los autores a más
gente.
Y yo encantadísimo de participar en él.
-
Un escritor, ¿nace o se va haciendo a medida que va pasando el tiempo?
En mi modesta opinión, las dos cosas. Para empezar a escribir te tiene que
nacer, te tiene que gustar. Si ya de por sí el escribir, aun disfrutando con
ello, a veces es una ardua tarea, imagínate para alguien a quien no le guste. Sería
imposible. Y luego, como todo en la vida, se va tirando de experiencia: cuanto
más lees y más escribes más “suelto” estás, más recursos vas adoptando y
empleando.
-
Para ti, ¿qué es la literatura?
Uf, muy buena pregunta. No voy a responder con una definición porque no sabría,
sino con mis experiencias. Para mí, la literatura son los buenos libros (tanto infantiles,
juveniles, como clásicos y contemporáneos) que he leído a lo largo de mi vida y
con los que he disfrutado, y disfruto, y me descansan la mente aunque a la vez
me hagan pensar. Lo demás, sería hablarte de teoría para quedar bien.
Literatura en mi caso sería, entre otros muchos, Los piratas del Halifax, de Julio Verne, o las historias de pandillas
de niños de la inglesa Enid Blyton, durante mi infancia; Crónica de una muerte anunciada, Luces de bohemia o San Manuel
Bueno, mártir (García Márquez, Valle-Inclán y Unamuno, respectivamente),
como benditos deberes durante mi juventud de instituto; o, ya de mayor, Memorias de Adriano de Yourcenar, Los ojos de Aníbal de Albert Salvadó, Real Sitio de José Luis Sampedro, o Las legiones malditas, de Posteguillo,
por poner algunos ejemplos.
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¿Has sentido desde siempre esa simpatía que se le tiene a las letras?
Sí, desde bien pequeño. Recuerdo que cuando aprendí a leer devoraba los tebeos
de El Cachorro, los tomos de Súper humor de Mortadelo y Filemón o los
de Famosas novelas donde se contaban,
en viñetas, los clásicos de Verne, Jack London o Walter Scott. Luego, ya con
diez u once años, comencé a disfrutar de las lecturas “sin dibujos”, con los ya
citados Verne o Blyton.
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¿En qué momento dijiste de escribir para que la gente te pudiera leer?
Relativamente hace pocos años, siendo ya un cuarentón, cuando me encontré en un
momento en que tenía que hacer algo, sí o sí, para salir de un estado de cierto
desánimo. Inicialmente, comencé a escribir por gusto, para mí mismo, y luego,
al darme cuenta que tenía una historia avanzada y más o menos hilvanada empecé
a hacerlo de manera que fuera algo que en un futuro pudiera llegar a las
personas.
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¿Hay algún libro que te haya marcado a lo largo de tu trayectoria?
No sé… quizá, más que marcarme, sí que siento que muchos han sido los que de un
modo u otro, cada uno con su manera de contar las cosas, han influido en la
forma en la que he escrito humildemente mi primera novela.
Santiago Posteguillo. |
-
¿Quién o quiénes son tus referentes literarios?
La verdad es que nadie en especial. Podría decir que todos los autores de las
anteriores novelas que he citado y otras tantas que me han maravillado. Te diré
que cada vez que leo una última novela y descubro a un nuevo autor, para mí, me
da por seguir su trayectoria. Pero si tuviera que decir algunos nombres, diría
los que cité cuando me lo preguntaron en las presentaciones: José Luis Sampedro
y Santiago Posteguillo. Actualmente, me ha dado por leer novela de la llamada “juvenil”.
Muchas de ellas están maravillosamente bien escritas y cualquier adulto, estoy
seguro, disfrutaría leyéndolas porque son historias en las que también se
pueden ver reflejados. Pondré como referentes a Laura Gallego, o Jordi Serra i
Fabra.
-
Hablemos de “El sol en el horizonte. El anillo del esclavo judío”. ¿Cómo nació
la idea de esta novela?
Con unos hechos y una imagen. Los hechos fueron la tragedia del terremoto de
Lorca, del año 2011, por un lado, y el quedarme sin empleo unos meses después,
por otro. Este último me dio tiempo para pasear, descubrir gratamente y leer
sobre mis ciudades, natal y adoptiva, Lorca y Elche, respectivamente. Y la
imagen fue una pequeña joya de museo en una fotografía de periódico. Todo me
rondaría y daría vueltas en mi cabeza en un “run run” constante. Y como he
dicho antes, la necesidad imperiosa de hacer algo, de tener un proyecto entre
manos, hizo el resto. Pasajes de la novela y determinadas emociones de los
personajes están enormemente influenciados por todo lo anterior.
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¿Cuánto tiempo transcurrió desde que mandaste a la editorial el manuscrito
hasta que la editorial lorquina Tres Columnas decidió publicar la novela?
Fue muy rápido. No me lo creía. En unos quince días tuve noticias suyas para
intentar concretar una cita y hablar de su publicación.
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¿Qué sensación te produjo el ver tu nombre plasmado en la portada de un libro?
Logotipo de la editorial Tres Columnas |
No sabría decirte… Un aluvión de sentimientos encontrados. Una mezcla entre
placer y temor: ¿Incredulidad? ¿Felicidad? ¿Realidad? Pensaba: «¿De verdad tanto
merece la pena mi novela para que me la publiquen? ¿No serán estos de la
editorial unos locos de atar? ¿De atar o maravillosos? ¿De verdad esto es real?
¡Guau!»
-
En la novela juegas con el tiempo: año 1452 y 120 años más tarde. ¿Te gusta
jugar con el tiempo? Si tuviésemos una máquina del tiempo que nos permitiese
viajar en el tiempo, ¿a qué época de la historia te gustaría ir?
La verdad es que sí. La Historia de la Humanidad también me ha fascinado desde
siempre: lo prehistórico, la Antigüedad, el medievo, los grandes
descubrimientos e inventos, lo contemporáneo… De hecho, en la novela,
exceptuando la Prehistoria, hay un poco de cada edad: Egipto, una batalla
medieval, el Renacimiento, la actualidad…
En
cuanto a la máquina del tiempo, me gustaría viajar al Renacimiento y ver cómo
hubiera sido un día en la vida del genial Miguel Ángel Buonarroti, cómo
preparaba las herramientas para pintar sus frescos, o para esculpir a su David. O cómo fue esa Lorca que dejaba
atrás la Edad Media y avanzaba hacia una nueva época de florecimiento, con sus
murallas y puertas de nueva urbe. Pero luego regresaría al futuro, a nuestros
días, que como ahora no se ha vivido nunca, todo hay que decirlo.
-
Hablando un poco de los personajes que aparecen en la novela, ¿qué destacarías
del pintor Mateo Leonés? ¿Y de Venancio?
De Mateo Leonés, su sensibilidad, el amor por el arte y su familia. También su
determinación. De Venancio, su espontaneidad y ganas de vivir. Pero las
historias de ambos no se comprenden sin Constanza ni Asun, las compañeras de
viaje en la novela.
-
Para crear todos los personajes que salen en la novela, ¿te has basado en las
características de personas conocidas o no?
Sí. A veces he dicho que uno escribe de lo que se documenta, por una parte, y
de las experiencias y emociones propias, por otra. Excepto los personajes reales
de la novela, la mayoría de los ficticios tienen mucho de personas que hay, o
ha habido, en mi vida, tanto en la forma de ser como en la físico.
-
¿Qué buscas en los lectores? ¿Qué te van diciendo los lectores de “El sol en el
horizonte. El anillo del esclavo judío”?
Busco simplemente gustar. Que disfruten con ello. Hay quien me ha leído y luego
me ha dicho con sinceridad, o al menos eso me ha confesado, qué le ha parecido.
De momento, todo han sido valoraciones positivas, lo cual me llena de
satisfacción.
-
Desde que estás en el mundo literario, ¿qué ha sido lo mejor que te ha pasado?
Es un entorno muy nuevo para mí, con el que nunca antes había tenido contacto.
Hasta ahora, todo son experiencias muy gratificantes, pero me quedo con ese tú
a tú personal con el lector/a en las ferias y firmas en las que he estado. O
con esas llamadas y mensajes de teléfono para decirte con emoción lo mucho que
les ha gustado la novela, o incluso lo que están disfrutando con ella sin
haberla acabado siquiera.
-
¿Estás trabajando actualmente en algún nuevo proyecto literario o tienes algún
proyecto en mente?
Pues sí, aunque lo tengo en sus inicios. Me encuentro en el proceso de
documentación, y escribiendo ideas sueltas del mismo así como posibles
escenarios y situaciones, más que nada por matar el gusanillo de darle a las
teclas. Te puedo adelantar que tiene como trasfondo los albores del mundo del
ferrocarril.
-
La labor de fomento a la lectura de los colegios, ¿crees que lo hacen de una
forma adecuada?
Te hablaré un poco desde mi experiencia. En el colegio de mis hijos, por
ejemplo, los maestros y maestras hacen como una especie de juego o concurso: un
viaje a través del Sistema Solar, una vuelta ciclista o un recorrido por las
Comunidades Autónomas, de tal manera que aquel alumno o alumna que se lee un
libro elegido por ellos mismos de la biblioteca de clase, y realizando
ejercicios de comprensión del texto después, va pasando de planeta, de puerto
de montaña o de región, hasta llegar al Sol, a la meta, o a la capital, Madrid,
respectivamente. Te puedo decir que mis hijos disfrutan con ello, leen mucho y
se “pican” con alguno de sus amigos para ver quién llega antes al final. Pero
también sé, por lo que ellos me cuentan, que hay otros niños que les cuesta un
poco más. Yo creo que, como todo, depende un poco de los profesores, del mismo
niño o niña (si está predispuesto a leer) y de los hábitos de lectura que
perciba en su propia casa…
-
De los géneros literarios que hay, ¿cuál es tu preferido? ¿Por qué?
Siempre me ha atraído y me he decantado por la ficción histórica porque
disfruto con relatos que tienen lugar en otras épocas, así mi imaginación viaja
a través del espacio y del tiempo. Aunque últimamente me he aventurado en
lecturas de thriller policíaco o de
novela negra: lo he pasado muy bien con historias como, por ejemplo, Los ritos del agua de Eva García Sáenz
de Urturi, o Te cambio mi vida de
José Antonio Corrales. Y a la poesía, esa gran desconocida para mí, la he
descubierto hace poco. En estos últimos tiempos también leo poesía.
-
¿Libro tradicional o e-book? ¿Qué ventajas puede presentar el libro tradicional
con respecto al e-book o viceversa?
Lo
soy de los que dicen que, mientras se lea, me vale cualquier formato, y más
ahora que vivimos en la era digital; pero, personalmente, me inclino por lo
tradicional. Me gusta palpar el libro físicamente, pasar las páginas y poner el
marca-páginas cuando dejo de leer, porque, paradójicamente siento que es hacer
algo diferente a lo que se lleva hoy en día, que nos pasamos las horas enteras
frente a una pantalla de ordenador o móvil. Y la sensación maravillosa que se
experimenta al entrar en una librería de toda la vida, ojear los libros, y
preguntar al librero o librera cuál me recomienda es algo que para mí es
insustituible y que, por desgracia, se está perdiendo.
-
Según tu punto de vista, ¿cómo está el sector editorial actual?
Sin
querer lo he ido anunciando un poco con la respuesta anterior. Creo que el
librero de toda la vida está en grave peligro de desaparecer, lo digital está
de moda y apenas nos movemos de casa para ir a comprar. Por su parte, pienso
que las grandes editoriales lo acaparan todo y trabajan con lo seguro, es
decir, con los autores que saben que van a rentabilizar sus esfuerzos. Algo que
también se entiende porque al fin y al cabo son empresas, necesitan avanzar, y el
objetivo de lucro es más que legítimo, por supuesto. Las editoriales pequeñas,
por su parte, tienen que poner sobre la mesa un enorme trabajo y sacrificio, en
la gran mayoría de los casos el dinero invertido es de los propios editores que
responden con lo que tienen para dar a conocer sus títulos y a los autores
locales en los que confía, a los que se les da esa ansiada una oportunidad. En
mi opinión, hay muy buenos escritores y escritoras “desconocidos” que forman la
familia de estas editoriales humildes. El tema daría para hablar largo y
tendido, pero no me hagas mucho caso porque yo soy nuevo en esto :).
-
Tu mejor momento del día para escribir, ¿cuál es?
Por la mañana, sin duda. Justo al levantarme y después de desayunar. Estoy más
despierto. Aunque a veces también he llegado a escribir por las noches, de
madrugada, en días de insomnio… pero las pocas. Yo soy persona de día, que
“funciono” con la luz solar.
-
A la hora de escribir, ¿tienes alguna manía?
Ninguna en absoluto. Al menos, ninguna de la que sea consciente.
-
Según tu opinión, ¿por qué hay gente que no lee casi nada o no lee nada?
Pienso que porque no les gusta, así de claro. El que lo veas en casa (el leer),
que lo hayan hecho tus padres, tus hermanos, es un factor importante; pero si no
te gusta no hay nada que hacer. Por supuesto que hay cosas que se llegan a
aprender o a hacer, aunque no te gusten, porque no hay más remedio. Pero como
no pagan por leer… A mí hay gente que me ha dicho directamente que lo han intentado
pero no les divierte o que se aburren con cualquier libro, prefieren hacer
otras cosas: correr, ir al cine, salir de copas con los amigos, ver Netflix…, y
muy bien que lo veo. El leer implica compromiso y esfuerzo, dar un tiempo
propio que aparentemente podrías emplear en otras cosas. Leer significa
sentarte, pasar minutos u horas pasando tus ojos por unas letras y comprender e
imaginar lo que uno lee. Y no todo el mundo está dispuesto a hacer algo tan
“improductivo”. Todas las opciones son muy respetables, faltaría más.
-
¿Qué consejo le darías a aquellas personas que quieren empezar a escribir pero
que, debido a varios motivos, no terminan de dar el paso para enfrentarse a la
hoja en blanco?
Lo primero de todo que empiecen, que se creen un hábito. No hay otra. Por
ejemplo, si tú quieres aprender inglés le tienes que dedicar media hora o una
hora en determinados días de la semana; si quieres ir al gimnasio, has de
animarte y esforzarte por cambiarte de ropa y ponerte el chándal; si quieres
prepararte unas oposiciones, debes hincar los codos determinadas horas al día…
Esto lo mismo. Para escribir, yo me siento frente al ordenador y me esfuerzo en
crear algo. Hay días que, aun teniendo un esquema, apenas me sale nada, y, otros
que, sin tenerlo muy patente, al final consigo escribir dos páginas enteras.
Pero una cosa tengo clara y es que, como decía Picasso, «la inspiración existe,
pero tiene que encontrarte trabajando». En resumidas cuentas, se ha de sacar un
tiempo al día, o determinados días, para escribir. Y ser muy benévolo contigo
mismo si, al principio, no te sientes satisfecho con el resultado. Con la
práctica, las ideas y el lenguaje fluirán.
-
Para finalizar la entrevista, la gente que la haya leído y que esté interesada
en adquirir algún ejemplar de “El sol en el horizonte. El anillo del esclavo
judío”, ¿de qué forma lo pueden adquirir?
Estos días es muy complicado porque, como sabemos, nos encontramos ante una
amenaza que primero hemos de vencer todos juntos, muy unidos; pero, cuando por
fin lleguemos a la victoria final, lo podréis encontrar de muchas maneras. Se
pueden adquirir en la web de Casa del Libro. Si viven en Lorca (Murcia), disponen
de ejemplares en las librerías Futuro Imperfecto y Texas. En Elche (Alicante),
hay ejemplares en Ali-Truc, en Árbol de Papel y en la librería-papelería El
Salvador. También se pueden poner en contacto con la Editorial Tres Columnas a
través de su página web, de Facebook o Twitter; o con el propio autor, que
además lo haría llegar con muchísimo gusto con dedicatoria incluida. Como ves,
no tendrían ninguna excusa…:)
Muchas gracias y desde SuperLectorAlfa te deseo
lo mejor de cara al futuro y espero que sigas escribiendo muchas novelas. Ha
sido un placer tenerte en el blog.
Muchas gracias a ti. Ha sido todo un bonito reto y un verdadero placer también
para mí participar de la entrevista. Te agradezco la gran oportunidad ofrecida a
“El sol en el horizonte. El anillo del esclavo judío”, desde SuperLectorAlfa
para darlo a conocer y para que pueda ser leído e imaginado por futuros
lectores. Gracias.
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