En el día de hoy, SuperLectorAlfa recibe la visita del autor de la novela "El edén de las manitas de cerdo" de M.A.R.Editor, Enrique Pérez Balsa.
Enrique nació en Madrid en 1968. Aparte de escritor, es también diseñador gráfico, ilustrador y músico. Ha sido director de arte en varias revistas como Escenarios, El mundo del espectáculo; Estilo y moda o el periódico Más Getafe.
En la actualidad compagina sus creaciones para empresas como Warner, Sony Music, BaByliss, etc, con la escritura. "El edén de las manitas de cerdo" es su obra prima como novelista.
Y después de esta introducción es el momento de que Enrique ponga voz a las respuestas dadas a cada una de las cuestiones formuladas por SuperLectorAlfa. Empezamos en 3,2,1,...
En
primer lugar, darte la bienvenida a SuperLectorAlfa, un blog que nació con la
firme idea de difundir la literatura y de dar a conocer los autores a más
gente.
Gracias
a ti, Kiko, por fomentar la lectura, que me consta que es un trabajo Hercúleo y
más aún por hacerme partícipe.
-¿Qué
es la literatura para ti?
Placer,
evasión, estudio, reflexión… Es el gimnasio de mi cerebro, la terapia que
consigue que no vaya matando gente.
-¿Has
sentido desde siempre esa simpatía que se le tiene al mundo de las letras y a
la literatura?
Los
libros que mandaban leer en el colegio me parecían tediosos y lo hacía por
obligación. Por placer leía comics, más exactamente novela gráfica, que derivaron
en la lectura sin recursos gráficos, y mira tú por dónde, he releído muchos de
esos “tediosos deberes” para descubrir que me encantan. Debe ser algún tipo de
fallo neuronal, si me obligan a hacer algo, no me gusta; si lo hago motu proprio, me fascina.
- ¿Hay
algún libro que te haya marcado a lo largo de tu trayectoria?
¡Uf!
Muchos y de manera muy ecléctica. La edad va marcando cada uno de ellos; desde
“La rebelión de las masas”, de Ortega y Gasset hasta “American Psycho”, de
Breat Easton Ellis; pasando por “Platero y yo” de Juan Ramón Jiménez, “Misery”
de Stephen King, “Diez negritos” de Agatha Christie o “Wilt”, de Thom Sharpe.
Pero si solo tuviese que decir uno me quedaría con “Escupiré sobre vuestra
tumba” de Boris Vian.
- ¿Quién
o quiénes son tus referentes literarios?
Eduardo Mendoza. |
Aquí
podría decir que es una orgía, ya que han influido autores de comics como Frank
Miller, Will Eisner, Didier Comès, Martí… O literatos, aparte de los comentados
antes, como Eduardo Mendoza, Enrique Jardiel Poncela, Edgar Allan Poe,
Lovecraft… La lista es muy grande.
-Empecemos
hablando de “El edén de las manitas de cerdo”. ¿Cómo surge la idea de esta
novela?
Muchas
personas, entre las que me incluyo, por culpa de las distintas crisis
económicas que hemos pasado se encontraron que sus empresas o bien cerraron, o
hicieron limpieza de personal encontrándonos en la calle; y con cincuenta años,
las perspectivas de conseguir un empleo digno pasan o bien por hacerte autónomo
o caer en trabajos que rayan la esclavitud. La idea de prostituirse me vino a
la cabeza como una de las soluciones más bizarras y absurdas, pero sabiendo de
la estupidez que caracteriza al sexo masculino —que si le planteas sexo y
encima remunerado, la sangre que debería fluir al cerebro se dirige
inexorablemente a nuestro amado aparato genital y perdemos el norte— se forjó
como una revelación para poder hacer una crítica social. Pero según lo iba
escribiendo se me quedaba vacío, y decidí que entrasen en escena proxenetas,
asesinos y, lógicamente policías. Pasó de ser una novela de crítica social a
una novela negra.
-¿Cómo
surge el título de la novela? ¿Era el que tenías en mente desde un principio o
le tuviste que cambiar el nombre en alguna ocasión?
Los
títulos son algo que pongo ya terminada la obra y en esta ocasión, mientras la escribía, cayó en mis manos “Por
amor a Imabelle”, de Chester Himes. Él, como yo, trata muy mal a sus personajes.
En un momento de la novela, los protagonistas pasan por delante de tres
carnicerías y una de ellas se llama “El edén de las manitas de cerdo”. Ese
nombre me pareció que resumía mi novela en siete palabras: Unía el concepto de
algo maravilloso con el despiece de un animal.
- El
lector que lea la novela, ¿con qué tipo de novela se puede encontrar?
Ante
todo, es novela negra, pero tratada de una manera diferente. Uso el humor como trasfondo
para narrar una historia cruel. Pero que el lector no piense que es un conglomerado
de chistes; se va a encontrar con suspense, con situaciones que le van a poner
los pelos de punta y con una trama de personajes que van mutando según pasa la
historia.
-En la
novela nos topamos con Luis, ¿cómo es su día a día? ¿Qué destacarías de él?
Es un
personaje anodino, un currante divorciado que se encuentra sobreviviendo a
expensas de los tuppers maternos. Cuando le ofrecen el negocio ve la salvación
a sus problemas, pero la realidad le pone los pies en el suelo, lo que él creía
como panacea se convierte en un infierno que, por más que intenta salir de él,
se va convirtiendo en una pelota que crece cada vez más.
Destacaría
del personaje que, aunque le lluevan golpes por todas partes, no desiste y
sigue luchando. En el fondo es un minihéroe.
-¿Hay
algo de Enrique Pérez Balsa en Luis o sois totalmente distintos?
¡Ja,
ja! Si la pregunta va por si la novela es autobiográfica, la respuesta es no.
Pero, efectivamente algo hay. Ambos hemos sobrevivido gracias a la ayuda
familiar, hemos maquetado revistas, tenemos hijos… Me imagino que todos los
autores desnudamos un poco nuestra alma en los personajes que creamos, pero
quiero creer que no llego a ser tan estúpido como él, con todo el cariño.
- Tengo
entendido que “El edén de las manitas de cerdo” es tu obra prima, con la que
has ganado el VIII Premio Wilkie Collins de Novela Negra. ¿Cuál fue la
sensación que te produjo ser el ganador del premio?
Cuando
la envié pensaba que ni siquiera me iban a responder. Al recibir la noticia de
que estaba como finalista, la sorpresa fue mayúscula, y ya cuando notificaron
el premio, un subidón de adrenalina comparable al salto al vacío. La
experiencia está siendo formidable, no solo por ver mi obra editada, sobre todo
por las oportunidades de conocer gente tan admirable como la que me he ido
encontrando en ferias y presentaciones. Ese ha sido el mejor premio.
-¿Qué
te comentan los lectores sobre “El edén de las manitas de cerdo”?
La
mayoría coinciden en que empatizan con el personaje, que una vez que empiezan a
leerla no la sueltan y en un par de días se han terminado la novela. ¡Y sobre
todo que quieren una segunda parte!
-¿Tienes
en mente o ya estás trabajando en algún nuevo proyecto literario?
Sí,
estoy con otra, en realidad con dos, pero les estoy dando más vueltas que un
bastardo en el día del padre. Por culpa —o gracias— a “El edén de las manitas
de cerdo” considero que la nueva obra tiene que ser mejor que la anterior, y el
premio ha dejado el listón muy alto. Ante todo, respeto por el lector, me
hundiría en la miseria defraudarles.
-Aparte
de escribir la novela, también has escrito relatos. ¿Qué es más complicado:
enfrentarse a la hoja en blanco para escribir una novela o, por el contrario,
enfrentarse a esa misma hoja en blanco para escribir relato?
Para
mí es más complicado un relato. En una novela te puedes explayar más, definir
personajes y situaciones más cómodamente. En el relato tienes que contar una
historia en poco espacio. Primero intento hacer el relato, cuando noto que no
puedo trasmitir la historia como debe ser y que necesita más madera, se
convierte en novela.
-Hay
escritores de mapa y de brújula. ¿De qué grupo de escritores te consideras: de
los escritores de mapa o de los de brújula?
Sin
dudarlo, de brújula. Me dejo llevar por la improvisación. Considero una novela
como la vida, aunque tengas todo planeado te vendrán inconvenientes que te
obligarán a ir por nuevos derroteros. Creo que eso hace más creíble cualquier
historia.
-De la
inmensidad de géneros literarios que hay, ¿cuál es tu preferido? ¿Por qué?
La
novela negra. Describe lo peor y lo mejor del hombre, te hace pensar y lo más
sorprendente, aunque creas que el autor ha creado algo inverosímil, luego ves
que la realidad supera a la ficción. También me gusta mucho la novela de terror
y la fantástica.
-¿De
qué estado de salud goza la novela negra?
Creo
que muy buena. Además de las presentaciones que he ido teniendo, en las que me he quedado alucinado por la
comparecencia, he tenido el honor de ir a Tenerife Noir o a la potente Semana Negra
de Gijón, donde el público era masivo. Me encantan los dos formatos, el lector
interactúa con el autor y es un momento mágico. Otro regalo más.
-¿Eres
de libro tradicional o digital?
Tradicional,
a lo mejor es porque, como me paso pegado al ordenador más de la mitad de mi
vida… Me relaja el tacto del papel, el olor de la tinta, poder subrayar o hacer
anotaciones… Se nota perfectamente los libros que he leído.
-Según
tu opinión, ¿cómo está el sector editorial en España actualmente?
Como
todo en esta vida, el dinero lo mueve todo. Hay editoriales pequeñas que tienen
grandes obras, pero cuesta encontrarlas. Hablo desde el desconocimiento del
mundo editorial y dudo si será por la distribución o por que no tienen posibles
para que les pongan en escaparates o simplemente en estanterías. La verdad es
que las obras de editoriales grandes las ves hasta la saciedad y cuando vas a
pedir algo de las pequeñas, te encuentras con que si lo quieres, tendrás que ir
un par de días después en vez de llevártelo en el momento. Eso hace que mucha
gente desista de su primer impulso y abandone. Me entristece, sobre todo, el
cierre de pequeñas librerías, como Som Negra, en Barcelona, donde el librero te
aconseja y muestra no solo los best
sellers, te descubre obras… no es un cajero.
-Otra
pregunta para conocer tu opinión. En este caso es sobre el fomento de la
lectura en los colegios. ¿Piensas que los colegios fomentan adecuadamente la
lectura o necesitarían mejorar a la hora de fomentar la lectura?
Por
desgracia creo que deja bastante que desear. Aunque, como ya he comentado
antes, en mis tiempos —Mierda, ya parezco un abuelo—, nos obligaban a leer y
nos molestaba, consiguieron que supiésemos de la generación del 27, de la
filosofía clásica o de los poetas malditos… Pregunta a cualquier chaval quién
es Rimbaud o Platón... Cuando se lo he preguntado a mi hijo, la respuesta ha
sido que si es algún influencer.
-¿Qué
consejo le darías a aquellas personas que quieren empezar a escribir pero que,
por diversos motivos, no terminan de decidirse a enfrentarse a la temida hoja
en blanco?
¡Que
salten!, que se tiren al vacío. El miedo es necesario para sobrevivir, pero no
en la literatura. Si tienes algo que contar, hazlo. Cuando empiezas no te gusta
nada de lo plasmado, y eso te obliga a leer, a aprender, hasta que empieza a
tomar forma, una vez terminados los dos primeros párrafos el resto fluye sin
que te des cuenta.
-Para
finalizar la entrevista, la gente que la haya leído y que esté interesada en
adquirir algún ejemplar de “El edén de las manitas de cerdo”, ¿de qué modo lo
pueden hacer?
Si
conoce alguna librería, yo le animaría a que, aunque tenga que ir dos veces, lo
pidiese allí. Si le corre prisa, en FNAC, El Corte Inglés o Elkar lo puede
encontrar, y si no quiere moverse de casa, en
edicionesirreverenteslibreria.com, Amazon o en las webs de los centros citados.
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