En este justo instante me dispongo a hablaros de la novela "Justo", una de las seis finalistas al III Premio de Novela Cartagena Negra. "Justo" ha sido la primera novela de Carlos Bassas del Rey que he leído y tengo que decir que me ha gustado descubrir su escritura y el ritmo que utiliza para mover a cada uno de sus personajes.
La novela empieza con una frase que me ha llamado la atención y es esta: "Cada día me despierto más temprano" y si el protagonista dice que cada día se levanta más temprano, ¿cuándo duerme?, ¿cómo descansa?, ¿no llegará un tiempo en el que no duerma? y más cuestiones son las que me vinieron a la cabeza cuando leí esta frase.
La novela está redactada en primera persona en donde el protagonista, Justo de nombre, nos cuenta su día a día. Nos presenta a su gente: familia, amigos como el Milongas. El protagonista se mueve para conseguir un fin que no voy a contar cuál es porque quiero mantener el suspense y quiero, en la medida de lo posible, que os pique la curiosidad y que leáis "Justo", una novela que se lee de una manera muy amena, ya que Carlos no se va por las ramas como sucede en algunas novelas. Una de las numerosas ventajas que, desde mi humilde punto de vista, tiene "Justo" es que es una novela que va al grano sin rodeos, lo que hace que la novela sea más adictiva y que haga que el lector no pueda dejar de saber lo que sucede en cada una de las páginas de esta novela corta, corta porque no llega ni a las 200 páginas.
En "Justo" también hay hueco para la nostalgia, para los recuerdos, unos recuerdos que en el caso de Justo le llevan, en más de una ocasión, a la tierna época de la infancia.
FICHA TÉCNICA:
Nº PÁGINAS: 190 Páginas.
AUTOR: Carlos Bassas del Rey.
EDITORIAL: Alrevés.
ENCUADERNACIÓN: Tapa blanda.
ISBN: 9788417077235
SINOPSIS:
La verdadera justicia debe ser fría, implacable,
desapasionada. Y para aplicarla, Dios decidió que cada generación
contara con treinta y seis Justos, los tzadik, hombres anónimos
que mantienen el equilibrio entre el Bien y el Mal sobre la faz de la
Tierra. Justo Ledesma es uno de ellos. Un viejo irascible que discurre
por las calles de un barrio, el de Sant Pere, Santa Caterina i la
Ribera, que ya no es el suyo; de una ciudad, Barcelona, que dejó de
serlo hace tiempo. Un hombre cansado que, consciente de que su fin está
cerca, decide saldar cuentas con su pasado; con un pasado que regresa de
forma inesperada cincuenta años después.
Escrito en una primera persona de estilo directo y peculiar, Justo esconde un triple relato: el de una vida dedicada a una misión sagrada, el de una venganza y el de la nostalgia por un tiempo cada vez más lejano, por unas calles cada vez más ajenas, por una ciudad moribunda que se desangra víctima de sus propios deseos, de sus propios errores.
Escrito en una primera persona de estilo directo y peculiar, Justo esconde un triple relato: el de una vida dedicada a una misión sagrada, el de una venganza y el de la nostalgia por un tiempo cada vez más lejano, por unas calles cada vez más ajenas, por una ciudad moribunda que se desangra víctima de sus propios deseos, de sus propios errores.
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