martes, 2 de julio de 2019

ENTREVISTA A MANUEL FERNÁNDEZ GARCÍA


Buenos días amantes de la literatura. Hoy tenemos la visita en el blog del autor de una de las novelas finalistas al I Premio Icue de Cartagena Negra "Leyendo a Tolstói hasta arriba de ansiolíticos", Manuel Fernández García.
Manuel nació en Sant Martí de Sesgaoiles (Barcelona). Desde muy joven se traslada junto con su familia a la localidad de Cornellá en donde pasa gran parte de la infancia y juventud cursando, en la misma Cornellá, el Bachillerato Superior y el COU. Una vez que hubo terminado los estudios, Manuel empezó a trabajar como fotógrafo a domicilio hasta que, llegado un momento, es contratado por una entidad financiera en la que sigue trabajando en la actualidad.

Y dicho esto, ha llegado el momento esperado: el momento de que Manuel ponga voz a las respuestas a cada cuestión formulada por SuperLectorAlfa. Empezamos en 3,2,1,.... 


- Para quienes no te conozcan, ¿quién es Manuel Fernández García?

En el apartado profesional, trabajo en una empresa del sector financiero. En cuanto a la escritura, comencé con esta actividad hará un par de años. Desde siempre me gustó leer, es una de mis aficiones. Así que,  finalmente, me propuse el reto de comprobar si podía llegar a inventar una historia. Tras pensármelo mucho, me lancé. 


- Según tu opinión, un escritor, ¿nace o se va haciendo a medida que va pasando el tiempo?

Creo que te vas haciendo con los años. La formación previa es imprescindible y también haber leído bastante. Otra cosa sería la inquietud, el afán de crear, que puede que sí que venga de origen, que esté fijado en tu personalidad desde siempre.  


- ¿Has sentido siempre esta simpatía que se le tiene al mundo de las letras?

Sí. Desde niño. Primero, como casi todos, comencé con los tebeos; después, continué con obras juveniles; y así, hasta el infinito y más allá. Me encanta que me expliquen historias.


- ¿Hay algún libro que te haya marcado a lo largo y ancho de tu trayectoria?

Es difícil concretar. He leído un sinfín de novelas que me han dejado patidifuso, que me han tenido meses pensando en ellas. Muy dispares además, pues podría comenzar con Cien años de soledad, pero podría continuar con It o Si te dicen que caí, muy dispares entre ellas, como se ve. No sé, deben existir un centenar de títulos que me marcaron.


Stephen King
- ¿Quién o quiénes son tus referentes literarios?

Existen escritores de los que he leído casi toda su producción, que cada vez que publican estoy deseando hacerme con un ejemplar. Algunos ya murieron, claro. Por citar algunos, no quisiera olvidar a García Márquez, a Vargas Llosa, a Delibes, Cela, Mendoza, Orejudo, Landero, Stephen King, Marsé, Vázquez Montalbán… en fin, un pelotón.


- Hasta el momento, ¿cuántos libros has escrito? ¿Tienes alguno en el fondo del cajón esperando el momento idóneo a ser publicado?

Me han editado dos títulos. Y tengo otros dos guardados en el baúl de los recuerdos

.
- Hablemos de “Manchas de amor, tinta y pegamento”. ¿Con qué se puede encontrar el lector en esta novela?

Con un tío —yo— muy cabreado con el mercado editorial. Fue mi segunda novela terminada. La primera aún duerme el sueño de los justos, porque sólo le interesó a mi madre y eso. Y como estaba enrabiado por las dificultades que encontré para poder publicar, comencé a disparar sin mirar. De ahí, de ese enfado, surgió Manchas de amor, tinta y pegamento, la biografía de Rafael Suárez, un escritor exitoso, cínico, misántropo y enamoradizo que nos relata su vida y amores desde que comenzó a escribir ficción mientras atiza sin compasión contra lo que entiende como reglas absurdas y engaños que gobiernan este mundo de la literatura.


- El título “Manchas de amor, tinta y pegamento”, ¿era el que tenías en mente desde un principio o le tuviste que cambiar el nombre en alguna ocasión?

Desde la primera página ya la titulé de ese modo, porque entendí que reflejaba bien el contenido, las manchas en el alma que le habían dejado a Rafael Suárez sus dos pasiones: el amor y la tinta impresa.


- ¿Qué destacarías de Rafael Suárez, el protagonista de “Manchas de amor, tinta y pegamento”?

Es un cínico y un misántropo. Odia a la especie como concepto global aunque adora a los humanos a título individual, siempre que vengan de uno en uno, sin apelotonarse. Además es un tipo bastante cariñoso, realmente enamoradizo, que no pasó ni un solo día sin estar prendado de la pareja que toque, pese a que todas le abandonen al final.


- En esta novela tratas, entre otros temas, el tema del esfuerzo del escritor. Esto me lleva a preguntarte: ¿tan costoso es publicar algún libro?

Es muy costoso, sí. Las editoriales grandes no leen manuscritos y los agentes literarios tampoco, pese a lo que digan. Únicamente te queda la opción de liarte con un famoso y salir en el Sálvame o probar con editoras pequeñas. Y cuando editas con empresas chiquitas, pues te encontrarás con el problema de que la distribución será muy escasa y errática, pese a sus esfuerzos. Por tanto, tendrás que involucrarte personalmente en promocionarte en las redes, en las plazas de los mercados municipales, en clubes ciclistas, en mil y un lugares inexplicables, además de intentar organizar una infinidad de presentaciones. Y eso es muy cansado, aparte de que el público no está interesado en los escritores españoles, mucho menos en los desconocidos. No están dispuestos a gastarse veinte euros en una apuesta cuando por el mismo precio pueden comprar el último volumen de cualquier autor famoso.
Pero es lo que hay, y lo entiendo. En España se están editando unas cuarenta mil novelas por año. Todo el mundo escribe y poca gente lee. De modo que las editoriales no pueden mantener una estructura suficiente para atender la avalancha de publicaciones de los letraheridos, sería demasiado costoso. Además, conviene no engañarse, el mercado de la edición es un negocio como otro cualquiera: deben obtener beneficios o entrarán en quiebra. No pueden, por tanto, estar apostando por novatos. Es lo que hay. De todos modos, pienso que, si eres realmente bueno, acabarás triunfando. Y si no, es que seguramente tus escritos no son tan especiales como creías.


- La mayor dificultad con la que se puede encontrar un escritor, según tu opinión, ¿cuál es?

Un poco la respuesta anterior ya lo refleja. Es casi imposible llegar a los mercados de verdad para vender tu obra. Las trabas son casi insalvables, porque la autopromoción en redes y dar la tabarra a los conocidos lo único que te permitirán es vender doscientos o trescientos ejemplares, y así no saldremos de pobres.  


- Ahora es el turno de hablar de la novela “Leyendo a Tolstói hasta arriba de ansiolíticos. Crónica sentimental de un asesino en serie”. ¿Con qué se puede encontrar el lector en esta novela?

Pues como me costaba tanto editar Manchas de amor, etcétera, pensé que, si me dedicaba a escribir género, sería más sencillo que me hiciesen caso. Así, me dediqué a cavilar en un guion para escribir un policíaco. Lo único que tenía decidido es que estuviese narrado en primera persona y protagonizado por un psicópata asesino, pero de los de verdad, nada de esa gente rara y de una pieza de los suecos, ni de los anglos, que ingenian unos matones que no hay quien se crea, de los que matan lanzando un dardo con curare desde las terraza de hoteles de cinco estrellas en los años bisiestos, porque creen que así se lo ordenó un dios mesopotámico. Ya sabes, esas tontadas imposibles tan de moda. Yo quería crear un asesino humano, con sus pros y sus contras, con sus contradicciones, con sus bondades y maldades, como todos nosotros. Para ello, busqué un intermedio entre las dos novelas más magistrales que he leído sobre el particular: Plenilunio, de Muñoz Molina, y American Psycho, de Easton Ellis. El prota del español era bien humano, pero muy triste, en tanto que el de Easton Ellis era un tío muy divertido, pero sin sentimientos. Mezclando ambos, surgió Ismael Carmona Toledo, un chico feo, con una vida rara, pero simpático y curioso, y que mata por un motivo claro, ya sea por amor, por venganza… siempre por cuestiones creíbles. 


- La novela “Leyendo a Tolstói hasta arriba de ansiolíticos. Crónica sentimental de un asesino en serie” opta al I Premio Icue Negro de Cartagena Negra. Este hecho me lleva a preguntarte: ¿cuál fue tu reacción cuando te enteraste de que optas a este premio?

Una alegría infinita. Jamás pensé que alguna vez llegaría a estar nominado a nada, menos a un premio que se concede a obra publicada y para todo el territorio. Es uno de los certámenes más complicados, el de Cartagena Negra, porque optan a él muchos más libros que en cualquier otro concurso. Aún no me creo que esté ahí, casi en la línea de meta. Me hizo sentir que salté de división, que ya no era un aficionado más.


- Aparte de estar nominado al I Premio Icue Negro de Cartagena Negra, ¿has optado a más premios o este es tu primera nominación?

Estuve finalista en un certamen de novela negra con una de las historias que guardo en el cajón. Hasta hablé por la radio y todo, qué cosas. Estuve muy feliz durante unas semanas, aunque finalmente ganó una señora que imitaba a Dolores Redondo. También he participado en el de L´Hospitalet Confidencial 2019 con esa misma historia, pero nada de nada. Así que he guardado el manuscrito bajo siete llaves.


- Cuando leí “Leyendo a Tolstói hasta arriba de ansiolíticos” me llamó la atención todo lo que pasa por la cabeza de un psicópata. Esto me lleva a hacerte la siguiente pregunta: ¿por qué el protagonista de esta novela es el “malo”?

Desde el principio tuve claro que el protagonista iba a ser el asesino y que narraría él en primera persona. Lo decidí para no repetirme, para no volver a los estereotipos de siempre: al poli alcohólico y bravucón, a las salas de ordenadores y archivos policiales o a los depósitos de los forenses de la bata blanca habituales. Y también que la escribiría con cierta sorna, porque ya está bien de tanto amargue, de tanto trauma, de tanto tópico como me encuentro en el género negro.


- De la inmensidad de géneros literarios que hay, ¿cuál es tu preferido? ¿Por qué?

No tengo predilecciones. Si la historia es buena, me gustan todos los géneros.


- ¿Qué buscas como lector en los libros y, al mismo tiempo, qué buscas en tus lectores?

Busco, sobre todo, aprender. Enterarme de temas que no conocía, de curiosidades que nunca me hubiese imaginado. Busco, además, personajes poliédricos que me sorprendan con su visión del mundo, y, si puede ser que sean muy charlatanes, mejor que mejor, pues a los lacónicos no les soporto. Y busco también ingenio en la redacción, que el escritor en cuestión sea original, que no me recuerde a este o aquel, que no se repita.
En cuanto a mis lectores, pues que al menos acaben la novela. Cada vez se dejan más libros colgados, sin acabar, dado que el personal tiene mil distracciones a su disposición hoy en día y no dispone de tiempo para estar dándole vueltas a un tornillo. En mi caso, todos los que han leído mis historias las han finalizado, y eso me enorgullece. Además, un noventa por ciento o así me han hablado de su lectura con entusiasmo, pese a que el diez por ciento restante ha guardado un silencio que no auguraría, nada bueno, ja, ja, ja. Sobre todo con la de Tolstói, porque el tema de un asesino despiadado rechina a muchas personas, salvo que lo escriba un francés o un nativo de Utah, que a esos autores se lo perdonan todo.


- A la hora de escribir, ¿tienes alguna manía?

Sólo puedo escribir a ciertas horas, ni temprano ni tarde. Es mi método, mi horario. Escribo de dos del mediodía a seis de la tarde. Por lo demás, no tengo ninguna otra manía.


- ¿Qué consejo le darías a aquellas personas que quieren empezar a escribir sus primeros libros pero que, por diversos motivos, no terminan de decidirse?

Es imprescindible tener una idea general previa del argumento, del planteamiento, nudo y desenlace, antes de sentarse delante del teclado. Una vez tengan fijada esa idea general, a continuación que escriban, que no se preocupen por el orden, por la estructura, por tantos corsés como algunos recomiendan, y que vayan tirando. Que creen un esqueleto con la idea general preestablecida y, cuando lo finalicen, lo repasen, lo alarguen o acorten, añadan o retiren párrafos, hasta que vaya tomando cuerpo. Y que, sobre todo, se diviertan tecleando y no sufran. Esto es un divertimento. Casi nadie depende de los ingresos de esta actividad. Eso queda para los dioses, para los autores ya establecidos. Los demás, a divertirnos y ya está.


- Para finalizar la entrevista, la gente que la haya leído y que quiera adquirir algún ejemplar de Manchas de amor, tinta y pegamento” o de “Leyendo a Tolstói hasta arriba de ansiolíticos. Crónica sentimental de un asesino en serie”, ¿cómo lo pueden adquirir?

El modo más sencillo es adquirirlos a través de tiendas online. Están disponibles en Amazon, en Casa del Libro y en otro buen número de librerías online diferentes. Y te lo llevan a casa, como un señor.


Muchas gracias de nuevo y desde SuperLectorAlfa te deseo lo mejor de cara al futuro. Ha sido un placer tenerte en el blog.
Muchas gracias a ti. El placer ha sido mío. Es muy gratificante que se fijen en tus novelas y te den oportunidad de explicarte. Un abrazo y muchísima suerte con el blog y con tus proyectos futuros.

3 comentarios:

  1. Excelente entrevista a uno de los autores de más nivel que hay hoy en día en el panorama literario. Un escritor del que vale la pena cada línea,un referente del que aprender y un prestidigitador del noble arte de la narrativa. Enhorabuena al entrevistado y al entrevistador.

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  2. Muy buena entrevista. He tenido el gusto de leer ambas novelas y espero seguir leyendo todo lo de él.

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