Jo Nesbo, escritor noruego famoso su aclamada serie del detective Harry Hole, ha demostrado con creces que su talento no se limita a una sola historia. Más allá del oscuro universo de Hole, el autor es capaz de llevar al lector a otros mundos igualmente densos, intensos y fascinantes.
En "El rey de Os", el libro que nos ocupa en la mañana de hoy, Nesbo nos lleva de nuevo al remoto y áspero pueblo de Os, donde los hermanos Carl y Roy Opgard hacen y deshacen a su gusto tal y como si fuesen los soberanos de aquellas tierras frías y olvidadas. Todo lo que ocurre —o deja de ocurrir— en Os, pasa por ellos. Al menos, eso es lo que creen.
Pero cometen, de algún modo, un error de principiantes y es que el pasado nunca duerme y en esta novela el pasado tiene gran importancia para el desarrollo de la trama. En el bando contrario nos encontraremos con el alguacil local, que con paciencia de cazador y mirada implacable, comienza a tejer una red de pruebas que podrían vincular a los Opgard con un crimen sepultado en el tiempo.
Más que una simple historia de misterio, "El rey de Os" se convierte en un estudio punzante sobre la envidia, el poder, los lazos de sangre y los silencios que terminan por devorarlo todo.
Los hermanos Carl y Roy Opgard han triunfado, por así decirlo, en la vida. O al menos lo han hecho partiendo de las ínfimas posibilidades que les brinda un pueblo pequeño como Os. Carl dirige el ostentoso balneario, mientras que Roy sigue a cargo de la gasolinera y sueña con un parque de atracciones a lo grande, con una gigantesca montaña rusa, la mayor del mundo construida en madera.
Sin embargo, cuando el estado recupera los planes para construir una nueva autopista en la región, van a ser precisas acciones contundentes si quieren salvar sus proyectos de futuro. Por su parte, el alguacil de Os está a punto de dar con nuevas pruebas que demuestren la culpabilidad de los hermanos Opgard en varios crímenes del pasado.
Por suerte, a Carl y a Roy no les importa ensuciarse las manos para salvaguardar la prosperidad del pueblo o el apellido de su familia. No se detendrán ante nadie ni ante nada, ni siquiera para defenderse el uno del otro... sobre todo Roy, a quien le gusta usar metáforas relacionadas con su soñada montaña rusa: «Es demasiado tarde para bajarse, ya está en marcha».