Vuelve Natalia Gómez Navajas a deleitarnos a los lectores con una novela con un ritmo de va continuamente a más hasta convertir a "La fiscal" en una novela altamente adictiva y no apta para cardíacos, como se suele decir.
Quien
se decida a leer "La fiscal" conocerá a Lola Brau, quien no atraviesa
sus mejores momentos dentro de su matrimonio y que debe tomar una
decisión que le marcará de por vida para bien o para mal, ya lo verán
los lectores cuando lleguen al final de esta apasionante novela. Deberá
seguir fiel a sus principios para defender a la justicia y llevar a los
culpables a prisión o, por el contrario, deberá dejar atrás todo aquello
a lo que se aferraba y saltarse alguna que otra norma para llegar al
final de la ecuación y andar peligrosamente por la línea roja que todo el mundo tenemos y que cuando la sobrepasamos, en la mayoría de las veces, no podemos ir hacia atrás. Si queréis
saber que decisión toma Lola Brau, tendréis que leer el libro y dejaros atrapar por la magia de Natalia Gómez Navajas, una de las autoras de novela negra que hay que leer sí o sí y, al mismo tiempo, es una autora que nunca me canso de recomendar porque quien cae en las fauces de Natalia se quedará prendado de su narrativa y no podrá salir. Lo digo por experiencia. "La fiscal" es la tercera novela de esta autora que leo y en cada una he aprendido algo nuevo.
Hay un aspecto que hace reflexionar al lector, o al menos a mí sí que me hizo reflexionar, y es el de tomar conciencia de que pasaría si el sistema de justicia falla o si los que deben defender a ultranza la justicia son los primeros delincuentes.
Lola Brau tiene una posición social elevada y un dilatado matrimonio que va haciendo aguas. Siempre se sintió una mujer segura de sí misma, de mano férrea, lo que la ha llevado a labrarse con el paso de los años una carrera profesional impecable, convirtiéndose en una fiscal de prestigio y respetada por sus compañeros.
Una noche recibe una llamada que cambiará el curso de su vida. David Burgos, su marido, despierta en una casa ajena. Junto a él se encuentra el cuerpo sin vida de una mujer cubierto de sangre. Todos los indicios apuntan a que el esposo de la fiscal es el asesino. La investigación se da por cerrada.
Pero, ¿Y si nada es lo que parece?
Brau tendrá que enfrentarse a un dilema: mantener su fe en los procedimientos judiciales o creer en la inocencia de su marido. Escoger entre la lealtad hacia una profesión que ama o luchar por las cenizas de un amor que parecía consumido.
Con todo en contra, la fiscal, con la ayuda de un detective que la odia y de un abogado que apuesta por la inocencia de Burgos, comenzará una carrera vertiginosa para sacar la verdad a flote.
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