miércoles, 4 de diciembre de 2019

HABLAMOS CON: ENRIQUE PÉREZ BALSA


En el día de hoy, SuperLectorAlfa recibe la visita del autor de la novela "El edén de las manitas de cerdo" de M.A.R.Editor, Enrique Pérez Balsa
Enrique nació en Madrid en 1968. Aparte de escritor, es también diseñador gráfico, ilustrador y músico. Ha sido director de arte en varias revistas como Escenarios, El mundo del espectáculo; Estilo y moda o el periódico Más Getafe
En la actualidad compagina sus creaciones para empresas como Warner, Sony Music, BaByliss, etc, con la escritura. "El edén de las manitas de cerdo" es su obra prima como novelista. 

Y después de esta introducción es el momento de que Enrique ponga voz a las respuestas dadas a cada una de las cuestiones formuladas por SuperLectorAlfa. Empezamos en 3,2,1,...


En primer lugar, darte la bienvenida a SuperLectorAlfa, un blog que nació con la firme idea de difundir la literatura y de dar a conocer los autores a más gente.

Gracias a ti, Kiko, por fomentar la lectura, que me consta que es un trabajo Hercúleo y más aún por hacerme partícipe.


-¿Qué es la literatura para ti?

Placer, evasión, estudio, reflexión… Es el gimnasio de mi cerebro, la terapia que consigue que no vaya matando gente.


-¿Has sentido desde siempre esa simpatía que se le tiene al mundo de las letras y a la literatura?

Los libros que mandaban leer en el colegio me parecían tediosos y lo hacía por obligación. Por placer leía comics, más exactamente novela gráfica, que derivaron en la lectura sin recursos gráficos, y mira tú por dónde, he releído muchos de esos “tediosos deberes” para descubrir que me encantan. Debe ser algún tipo de fallo neuronal, si me obligan a hacer algo, no me gusta; si lo hago motu proprio, me fascina.


- ¿Hay algún libro que te haya marcado a lo largo de tu trayectoria?

¡Uf! Muchos y de manera muy ecléctica. La edad va marcando cada uno de ellos; desde “La rebelión de las masas”, de Ortega y Gasset hasta “American Psycho”, de Breat Easton Ellis; pasando por “Platero y yo” de Juan Ramón Jiménez, “Misery” de Stephen King, “Diez negritos” de Agatha Christie o “Wilt”, de Thom Sharpe. Pero si solo tuviese que decir uno me quedaría con “Escupiré sobre vuestra tumba” de Boris Vian.


- ¿Quién o quiénes son tus referentes literarios?

Eduardo Mendoza.
Aquí podría decir que es una orgía, ya que han influido autores de comics como Frank Miller, Will Eisner, Didier Comès, Martí… O literatos, aparte de los comentados antes, como Eduardo Mendoza, Enrique Jardiel Poncela, Edgar Allan Poe, Lovecraft… La lista es muy grande.


-Empecemos hablando de “El edén de las manitas de cerdo”. ¿Cómo surge la idea de esta novela?

Muchas personas, entre las que me incluyo, por culpa de las distintas crisis económicas que hemos pasado se encontraron que sus empresas o bien cerraron, o hicieron limpieza de personal encontrándonos en la calle; y con cincuenta años, las perspectivas de conseguir un empleo digno pasan o bien por hacerte autónomo o caer en trabajos que rayan la esclavitud. La idea de prostituirse me vino a la cabeza como una de las soluciones más bizarras y absurdas, pero sabiendo de la estupidez que caracteriza al sexo masculino —que si le planteas sexo y encima remunerado, la sangre que debería fluir al cerebro se dirige inexorablemente a nuestro amado aparato genital y perdemos el norte— se forjó como una revelación para poder hacer una crítica social. Pero según lo iba escribiendo se me quedaba vacío, y decidí que entrasen en escena proxenetas, asesinos y, lógicamente policías. Pasó de ser una novela de crítica social a una novela negra.


-¿Cómo surge el título de la novela? ¿Era el que tenías en mente desde un principio o le tuviste que cambiar el nombre en alguna ocasión?

Los títulos son algo que pongo ya terminada la obra y en esta ocasión,  mientras la escribía, cayó en mis manos “Por amor a Imabelle”, de Chester Himes. Él, como yo, trata muy mal a sus personajes. En un momento de la novela, los protagonistas pasan por delante de tres carnicerías y una de ellas se llama “El edén de las manitas de cerdo”. Ese nombre me pareció que resumía mi novela en siete palabras: Unía el concepto de algo maravilloso con el despiece de un animal.


- El lector que lea la novela, ¿con qué tipo de novela se puede encontrar?

Ante todo, es novela negra, pero tratada de una manera diferente. Uso el humor como trasfondo para narrar una historia cruel. Pero que el lector no piense que es un conglomerado de chistes; se va a encontrar con suspense, con situaciones que le van a poner los pelos de punta y con una trama de personajes que van mutando según pasa la historia. 


-En la novela nos topamos con Luis, ¿cómo es su día a día? ¿Qué destacarías de él?

Es un personaje anodino, un currante divorciado que se encuentra sobreviviendo a expensas de los tuppers maternos. Cuando le ofrecen el negocio ve la salvación a sus problemas, pero la realidad le pone los pies en el suelo, lo que él creía como panacea se convierte en un infierno que, por más que intenta salir de él, se va convirtiendo en una pelota que crece cada vez más.
Destacaría del personaje que, aunque le lluevan golpes por todas partes, no desiste y sigue luchando. En el fondo es un minihéroe.


-¿Hay algo de Enrique Pérez Balsa en Luis o sois totalmente distintos?

¡Ja, ja! Si la pregunta va por si la novela es autobiográfica, la respuesta es no. Pero, efectivamente algo hay. Ambos hemos sobrevivido gracias a la ayuda familiar, hemos maquetado revistas, tenemos hijos… Me imagino que todos los autores desnudamos un poco nuestra alma en los personajes que creamos, pero quiero creer que no llego a ser tan estúpido como él, con todo el cariño.


- Tengo entendido que “El edén de las manitas de cerdo” es tu obra prima, con la que has ganado el VIII Premio Wilkie Collins de Novela Negra. ¿Cuál fue la sensación que te produjo ser el ganador del premio? 

Cuando la envié pensaba que ni siquiera me iban a responder. Al recibir la noticia de que estaba como finalista, la sorpresa fue mayúscula, y ya cuando notificaron el premio, un subidón de adrenalina comparable al salto al vacío. La experiencia está siendo formidable, no solo por ver mi obra editada, sobre todo por las oportunidades de conocer gente tan admirable como la que me he ido encontrando en ferias y presentaciones. Ese ha sido el mejor premio. 


-¿Qué te comentan los lectores sobre “El edén de las manitas de cerdo”?

La mayoría coinciden en que empatizan con el personaje, que una vez que empiezan a leerla no la sueltan y en un par de días se han terminado la novela. ¡Y sobre todo que quieren una segunda parte!


-¿Tienes en mente o ya estás trabajando en algún nuevo proyecto literario?

Sí, estoy con otra, en realidad con dos, pero les estoy dando más vueltas que un bastardo en el día del padre. Por culpa —o gracias— a “El edén de las manitas de cerdo” considero que la nueva obra tiene que ser mejor que la anterior, y el premio ha dejado el listón muy alto. Ante todo, respeto por el lector, me hundiría en la miseria defraudarles.


-Aparte de escribir la novela, también has escrito relatos. ¿Qué es más complicado: enfrentarse a la hoja en blanco para escribir una novela o, por el contrario, enfrentarse a esa misma hoja en blanco para escribir relato?

Para mí es más complicado un relato. En una novela te puedes explayar más, definir personajes y situaciones más cómodamente. En el relato tienes que contar una historia en poco espacio. Primero intento hacer el relato, cuando noto que no puedo trasmitir la historia como debe ser y que necesita más madera, se convierte en novela.


-Hay escritores de mapa y de brújula. ¿De qué grupo de escritores te consideras: de los escritores de mapa o de los de brújula?

Sin dudarlo, de brújula. Me dejo llevar por la improvisación. Considero una novela como la vida, aunque tengas todo planeado te vendrán inconvenientes que te obligarán a ir por nuevos derroteros. Creo que eso hace más creíble cualquier historia.


-De la inmensidad de géneros literarios que hay, ¿cuál es tu preferido? ¿Por qué?

La novela negra. Describe lo peor y lo mejor del hombre, te hace pensar y lo más sorprendente, aunque creas que el autor ha creado algo inverosímil, luego ves que la realidad supera a la ficción. También me gusta mucho la novela de terror y la fantástica. 


-¿De qué estado de salud goza la novela negra?

Creo que muy buena. Además de las presentaciones que he ido teniendo,  en las que me he quedado alucinado por la comparecencia, he tenido el honor de ir a Tenerife Noir o a la potente Semana Negra de Gijón, donde el público era masivo. Me encantan los dos formatos, el lector interactúa con el autor y es un momento mágico. Otro regalo más.


-¿Eres de libro tradicional o digital?

Tradicional, a lo mejor es porque, como me paso pegado al ordenador más de la mitad de mi vida… Me relaja el tacto del papel, el olor de la tinta, poder subrayar o hacer anotaciones… Se nota perfectamente los libros que he leído.


-Según tu opinión, ¿cómo está el sector editorial en España actualmente? 

Como todo en esta vida, el dinero lo mueve todo. Hay editoriales pequeñas que tienen grandes obras, pero cuesta encontrarlas. Hablo desde el desconocimiento del mundo editorial y dudo si será por la distribución o por que no tienen posibles para que les pongan en escaparates o simplemente en estanterías. La verdad es que las obras de editoriales grandes las ves hasta la saciedad y cuando vas a pedir algo de las pequeñas, te encuentras con que si lo quieres, tendrás que ir un par de días después en vez de llevártelo en el momento. Eso hace que mucha gente desista de su primer impulso y abandone. Me entristece, sobre todo, el cierre de pequeñas librerías, como Som Negra, en Barcelona, donde el librero te aconseja y muestra no solo los best sellers, te descubre obras… no es un cajero.


-Otra pregunta para conocer tu opinión. En este caso es sobre el fomento de la lectura en los colegios. ¿Piensas que los colegios fomentan adecuadamente la lectura o necesitarían mejorar a la hora de fomentar la lectura?

Por desgracia creo que deja bastante que desear. Aunque, como ya he comentado antes, en mis tiempos —Mierda, ya parezco un abuelo—, nos obligaban a leer y nos molestaba, consiguieron que supiésemos de la generación del 27, de la filosofía clásica o de los poetas malditos… Pregunta a cualquier chaval quién es Rimbaud o Platón... Cuando se lo he preguntado a mi hijo, la respuesta ha sido que si es algún influencer.


-¿Qué consejo le darías a aquellas personas que quieren empezar a escribir pero que, por diversos motivos, no terminan de decidirse a enfrentarse a la temida hoja en blanco?

¡Que salten!, que se tiren al vacío. El miedo es necesario para sobrevivir, pero no en la literatura. Si tienes algo que contar, hazlo. Cuando empiezas no te gusta nada de lo plasmado, y eso te obliga a leer, a aprender, hasta que empieza a tomar forma, una vez terminados los dos primeros párrafos el resto fluye sin que te des cuenta.


-Para finalizar la entrevista, la gente que la haya leído y que esté interesada en adquirir algún ejemplar de “El edén de las manitas de cerdo”, ¿de qué modo lo pueden hacer?

Si conoce alguna librería, yo le animaría a que, aunque tenga que ir dos veces, lo pidiese allí. Si le corre prisa, en FNAC, El Corte Inglés o Elkar lo puede encontrar, y si no quiere moverse de casa, en edicionesirreverenteslibreria.com, Amazon o en las webs de los centros citados.

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