De
nuevo os traigo una nueva reseña. Hoy lunes os traigo la reseña de un libro no
apto para cardiacos. Hoy hablaré de una novela que, por el título, llama la
atención o eso es al menos lo que me ocurrió a mí cuando fui a coger esta
novela para leerla y saber que trama tenía.
Y
una vez que he leído "Leyendo a Tolstoi hasta arriba de
ansiolíticos", tengo que decir que Manuel Fernández ha entrado
en mi lista personal de aquellos autores que merecen la pena ser leídos.
Para
empezar, en esta novela de Atlantis Ediciones, el autor se centra en el
típico villano de todas las novelas en vez de centrarse en el "lado
bueno". El protagonista de esta novela, Ismael Carmona, quien tuvo
una infancia un tanto nefasta, responde ante la sociedad de una manera espeluznante.
La gota que colma el vaso de la vida de Ismael Carmona es la muerte prematura e
inesperada de su padre y la llegada de un padrastro que se pasa más tiempo en
el bar que en el propio hogar y que cuando está en el hogar es para vivir a
cuerpo de rey sin mostrar ni un ápice de cariño ni a la madre de Ismael ni al
propio chaval.
Este
hecho hace que Ismael cometa un asesinato que, cuando leí la situación en la
que comete el asesinato tuve la tentación de dejar de lado la novela porque me
veía incapaz de finalizar su lectura. ¿Por qué tuve la tentación de dejar la
lectura de "Leyendo a Tolstoi hasta arriba de ansiolíticos"? Porque
la primera víctima de Ismael fue su propia madre a quien asesinó en venganza
hacia su padrastro.
El
lector que vaya a leer esta impresionante novela, porque hay que decirlo, es
una novela muy adictiva, descubrirá que Ismael Carmona será capaz de montar una
tapadera que le ayude a sembrar el pánico en la ciudad.
A pesar
de todo lo mencionado anteriormente, a lo largo y ancho de la novela hay varias
frases que llaman la atención, o por lo menos a mí me llamaron la antención. Al
principio de la novela, más en concreto, en la página 9, Ismael cuenta
su vida y, en un momento dado comenta del padre de Blanca que obligaba "a
los novietes que osaban subir a pedir la mano de las doncellas les obligaba a
jurar sobre el As y el Marca". Otra frase que me hizo gracia
fue cuando Ismael es capaz de comparar todos los libros que ha leído en su vida
con el famoso Everest. En un momento dado, haciendo un repaso de su vida,
Ismael Carmona comenta "Me leí más de ocho mil libros en mi vida y eso
sí que es un ocho mil instructivo y verdadero y no el Everest". Aquí
le tengo que dar la razón al protagonista de la novela porque a mi tampoco me
va lo de la montaña. Lo que me gusta a mi es pasear por la montaña o por
cualquier otro lugar del planeta leyendo sin necesidad de moverme de mi rincón
preferido de lectura.
Dicho
lo cual, os recomiendo que os leáis esta novela para averiguar que es lo que le
puede pasar por la cabeza a un psicópata que lo único que busca es sembrar el
pánico y el terror.
FICHA
TÉCNICA:
NÚMERO
DE PÁGINAS: 250
Páginas.
AUTOR: Manuel Fernández.
EDITORIAL: Ediciones Atlantis.
ENCUADERNACIÓN: Tapa Blanda.
ISBN:
9788494956515
SINOPSIS:
Ismael
Carmona, un chiquillo de doce años a quien la fortuna repartió mala mano,
repasa su historia vital desde el día en que acaeció la muerte prematura e
inesperada de su progenitor, en un pueblo perdido entre montes. De físico muy
desagradable, huérfano de padre y con una mamá casquivana y descuidada que le
introduce a un padrastro alcohólico y despectivo en el hogar, a Ismael,
pobrecito de él, se le comienza a agriar el carácter y nublar la razón debido a
tanto padecimiento. Hasta el punto de que, un día malhadado, acaba asesinando a
su propia madre, dando comienzo con este primer atentado a una cadena aparentemente
inacabable de crímenes sangrientos y vengativos.
Su
mal control de las emociones y otras circunstancias perversas le conducen, de
muy niño, a ser recluido en un internado, primero, y en un hospital
psiquiátrico más tarde, donde entretiene las horas aplicado a la lectura de
todo tipo de novelas y ensayos, costumbre gracias a la cual acaba formándose un
carácter ciertamente cultivado a la par que cruel y violento.
Años más tarde, ya
adulto Ismael y poco después de comenzar a desempeñar labores como fotógrafo
ambulante en una empresa insignificante de Madrid, una serie de crímenes
perpetrados contra muchachas jóvenes sume en el terror a la ciudad. Los
servicios policiales, pese al ingente número efectivos movilizados, caminan
despistados en sus labores de captura del que ya se conoce en toda la capital
como el Asesino del Ajedrez. Como última salida, desde la Jefatura Superior
acaban reclamando los servicios del Inspector Sergio Núñez Kirkpatrick,
integrante de la Brigada de Homicidios de Barcelona, un detective especialista
en perfilación criminal.
Muy buen libro. Ismael no deja indiferente. Te quedas con ganas de más.
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