Si os soy sincero no tengo ni idea de como empezar esta reseña sobre "El deseo eterno" de Ana Ballabriga y David Zaplana. Digo que no sé como empezar porque todavía estoy digiriendo todo lo leído que es un tema realmente duro y cruel que me lleva siempre al mismo pensamiento "¿Cómo es posible que en el ser humano exista tanta maldad y tanta gente despreciable que se dedica a hacer el máximo dolor posible?", realmente esto es algo que desde que tengo uso de razón no entiendo y creo que nunca lograré entender.
Quien lea "El deseo eterno" se va a encontrar con una historia, aunque es ficción, tristemente puede resultar una historia real de las tantas que aparecen en los distintos telediarios de las cadenas de televisión, en definitiva, se va a encontrar una historia desgarradora en la que los "machitos" se creen que son poseedores del poder de hacer y deshacer según sus propios intereses. Lo que se cuenta en esta novela, editada por la Editorial Distrito 93, es un reflejo real de lo que sucede en nuestros días.
Hablando de personajes, "El deseo eterno" se puede considerar una novela coral con la aparición de una infinidad de personajes que son capaces de reflejar, en cierto modo, todos los estamentos de nuestra sociedad: aparecen los abusadores, que como pasa en la realidad, son declarados inocentes y puestos en libertad; y las víctimas de los abusos sexuales, las víctimas que los sufren y las víctimas colaterales. En definitiva, una vez leída la novela pienso que la ley se debería de endurecer más para que ningún crimen quede impune porque cuando falla la justicia, ¿qué es lo que queda? Yo no lo sé.
Para ir terminando diré que "El deseo eterno", aunque es una novela de difícil digestión, posee una lectura ágil y amena. Y para terminar, "El deseo eterno" es una novela muy necesaria en estos momentos, tal y como comenta Jesús Lens, el director del festival Granada Noir. En resumen, "El deseo eterno" debería ser de lectura obligatoria.
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