- Esta pregunta siempre la formulo. ¿Qué es la literatura para ti?
Para mí la literatura es, en pocas palabras, la oportunidad que se nos ofrece y no debemos desaprovechar de poder vivir muchas vidas diferentes.
Pero si lo que preguntas es mi punto de vista como escritor, te diré que es la manera de expresar los propios sentimientos e inquietudes, ya sea de una forma más o menos cercana a la realidad o bien camuflada bajo una capa de ficción.
- ¿Has sentido siempre esa simpatía que se le tiene a la literatura o has tenido épocas en la que has estado lejos de las letras?
Te diría que siempre, desde que aprendí a leer y escribir, me he sentido atraído por la literatura. De niño me gustaban los típicos cuentos infantiles. Luego los comic de Tintín, Asterix, Mortadelo... Los de súper héroes como Spiderman, Los Vengadores, Los Cuatro Fantásticos, El Guerrero del antifaz... Incluso las novelas del oeste o «de estefanía», como las llamaban entonces.
Mis primeros libros «serios» (por diferenciarlos de los anteriores), fueron los de aventuras de Julio Verne, R.L. Stevenson o Alejandro Dumas, entre otros. Ya sabes: La vuelta al mundo en 80 días, La isla del tesoro, Los tres mosqueteros.
En resumen: «creo que jamás he estado demasiado tiempo ni demasiado lejos de las letras».
- ¿En qué momento dijiste de empezar a escribir tus primeras historias para ser leído por infinidad de lectores?
Si te soy sincero he de decir que no hace mucho que se produjo ese momento. Fue tras publicar mi primera novela: «La senda de las bicicletas”, y ver la buena aceptación que tuvo y sigue teniendo entre los lectores. Fue entonces cuando decidí que, además de hacerlo para mí, quería escribir también para ellos, para vosotros, para todo el mundo…
Cuando empecé a escribir hace quince años mis primeros textos, lo hice solo para probarme y darme placer a mí mismo. Para saber lo que se sentía cuando en vez de vivir las vidas de los personajes que otros creaban, y que yo leía en sus libros, vivía la de aquellos que yo mismo había traído al mundo.
Jamás había pensado publicar nada de lo que hasta entonces había escrito, y eso que iba por mi quinta novela, además de otros textos de menor extensión, hasta que en 2016, animado por familiares y amigos, decidí dar el gran paso.
- ¿Hay algún libro que te haya marcado a lo largo de tu trayectoria?
Si he de indicar uno en concreto, diría que «El sabueso de los Baskerville», de Arthur Conan Doyle, es probablemente el libro al que te refieres. De hecho en «La senda de las bicicletas» es citado en varias ocasiones. Aunque en realidad cualquier novela en la que la intriga sea la protagonista, ha marcado y seguirá marcando mi trayectoria como escritor.
- ¿Quién o quiénes son tus referentes literarios?
Mary Higgins Clark |
- Empecemos hablando de “Caso para un novato”. ¿Cómo surge la novela?
«Caso para un novato» es la segunda novela que escribí y, curiosamente, la que ha sido publicada también en segundo lugar. Cuando decidí escribirla hace trece años mis hijos estaban en plena etapa adolescente, y supongo que esa inquietud que sentimos los padres al ver que nuestros hijos empiezan a moverse lejos del alcance de nuestra mirada, fue la que provocó el argumento que se desarrolla en ella.
- El título con que se publicó, ¿era el que tenías en mente desde un principio o le tuviste que cambiar el nombre en alguna ocasión?
En esta ocasión el título de la novela no surgió al principio, como ha ocurrido en otras, sino que fue provocado o suscitado por uno de los personajes a través de su propia intervención en la misma. Cuando Editorial Juglar decidió publicar «Caso para un novato» la aceptó con ese título, tal cual se la presenté.
- El lector que se decida por “Caso para un novato”, ¿con qué tipo de novela se puede encontrar?
«Caso para un novato» es una novela de intriga y misterio que se desarrolla en el ámbito escolar, con un importante número de protagonistas adolescentes, en la que se trata un tema que por desgracia siempre ha estado y seguirá estando de actualidad. Y en la que la inquietud, el miedo, el rencor, el dolor, la amistad y el amor son solo algunas de las emociones que el lector podrá sentir y vivir al leerla.
- En esta novela podemos conocer al teniente Lucinio Antúnez, a Luigi Tomasso, a Sergio Gómez y a Edmundo Peláez alias “Cebolleta”. ¿Qué destacarías de cada uno de estos personajes?
Antúnez, Tomasso y Gómez son los policías de la Comisaría de Villacruz, el pueblo en el que se desarrolla la historia. El teniente Lucinio Antúnez es el típico jefe gruñón que en el fondo es un trozo de pan, al que un pasado oculto le tiene supeditado a no poder realizar su trabajo con la libertad que le gustaría. El sargento Luigi Tomasso y el agente Sergio Gómez son sus subordinados y a la vez amigos. Podría decirse de ellos que son dos buenas personas, aunque con ciertas limitaciones a la hora de abordar determinados asuntos graves.
Edmundo Peláez «Cebolleta» es el protagonista principal de la novela. Él es el «novato» que provocó el título del libro. De este exbanquero jubilado aficionado a las caminatas y a leer novelas de misterio puedo decir muchas cosas. Pero si me pides que destaque algunas, te diré que es un tipo entrañable, astuto, leal, extrovertido... pero, sobre todo, un especialista en meter las narices donde no le llaman. Un auténtico «metomentodo». Lo cual no significa que su aportación no acabe siendo fundamental en la resolución del caso.
- Pasamos ahora a “La senda de las bicicletas”. ¿Cómo nace esta novela?
Enlazando con tu pregunta anterior, diré que «La senda de las bicicletas» nace por y para Cebolleta. Edmundo Peláez ya había sido el protagonista de dos mis cuatro novelas anteriores: la mencionada «Caso para un novato» y otra aún por publicar («La muerte de Van Gogh»). Y el pobre hombre, en su infinito afán aventurero, estaba pidiendo a gritos una nueva oportunidad de mostrar su talento.
- Dicen que nadie es profeta en su tierra, hecho que sufre en sus propias carnes Edmundo Peláez en “La senda de las bicicletas”. ¿Por qué, desde tu punto de vista, sucede esto en varias ocasiones? Este refrán, ¿está siempre vinculado a la envidia que una persona puede tener hacia otra?
Es cierto que Cebolleta no es bien recibido por sus paisanos cuando llega a su pueblo natal, Ocaruela de la Encina, al que hacía dos décadas que no regresaba. Incluso se le complican las cosas aún más cuando decide continuar con la tarea dejada a medias por su amigo de la infancia, el recién fallecido Gregorio Ballesteros, alias «el Ballesta».
Yo creo que el hecho de que sea más fácil triunfar o que se reconozca tu valía lejos de tu tierra, es porque se te valora por lo que eres en ese momento y no por lo que has sido antes. Independientemente de que tu pasado fuera bueno o malo.
¿Vinculado a la envidia, dices? Probablemente no siempre, pero sí en muchas ocasiones. La envidia de las personas más cercanas a ti puede hacer que les cueste admitir tu éxito, llegando incluso, no solo a no aceptarlo, sino a actuar en contra o en perjuicio de él.
- ¿Cuánto tiempo te llevo escribir “La senda de las bicicletas”?
«La senda de las bicicletas» es mi quinta novela escrita y la primera que, tras haberla leído algunos familiares y amigos, y como consecuencia de su «presión bienintencionada», me animé por fin a publicar.
Empecé a escribirla a primeros de 2014, envié el texto a Ediciones Alféizar el verano de 2016 y vio la luz pública en su primera edición en diciembre de ese mismo año. Por lo que diría que tardé en escribirla poco más de dos años. No es fácil sacar tiempo para escribir cuando el trabajo te ocupa catorce horas al día; pero lo haces porque es tu pasión y una forma de desconectar de la rutina.
- Pasamos ahora a tu novela más reciente, es decir, a “Memorias de un asesinato rural”. ¿Con qué se puede encontrar el lector que prefiera leer “Memorias de un asesinato rural”?
«Memorias de un asesinato rural» es una novela diferente. No solo respecto a mis otras novelas, sino a la mayoría de las que estamos acostumbrados a leer. Está dividida en tres partes, de las cuales la parte central por sí sola podría ser una novela independiente, pero que a la vez es necesaria para el desenlace de las otras dos.
Es la primera novela que escribí, allá por los años 2005-2006, y la última que de momento he publicado (mayo 2020), de nuevo gracias a Ediciones Alféizar. «Memorias de un asesinato rural» está escrita en primera persona y en ella el protagonista, aquejado de un problema de amnesia, emprende un extraño viaje en busca de su identidad perdida. Con la ayuda de un joven estudiante de periodismo que encuentra en su camino, y en base a un crimen cometido hace años en un pequeño y aislado pueblo, ambos intentarán descubrir una verdad que tal vez no es la que esperaban... o quizás sí.
- Para crear a todos tus personajes, ¿te basas en las personas que están más próximas a ti o no tienen nada que ver?
Para que la historia que cuentas sea creíble, es esencial que los personajes que la desarrollan también lo sean. Lo más importante a la hora de elegirlos es que tengan su propia personalidad, como la tenemos todos en la vida real. Es cierto que a veces tomo como modelo a alguien cercano, conocido o que he leído en un libro o he visto en televisión, pero no siempre sucede así.
- Hay autores que dicen que sus personajes se le revelan y van por unos sitios insospechados. ¿Te ha pasado a ti lo mismo en algún momento dado?
Me ha pasado muchas veces, de hecho me pasa continuamente. Como te he comentado antes, me gusta que mis personajes tengan personalidad propia. Aunque los daños colaterales de esto sea que en ocasiones quieran vivir su propia vida y no la que tú les has asignado.
Resulta un poco trabajoso tener que reconducir tus ideas para dar continuidad a la historia en base a lo que a tu personaje se le antoja; pero te aseguro que en el fondo es de lo más gratificante. Un especialista en este tipo de rebeldía es Edmundo Peláez «Cebolleta», que casi nunca está conforme con las tareas que le encomiendo y siempre acaba haciendo lo que a él le viene en gana.
- También he escuchado decir a más de un autor que es de brújula o de mapa. ¿Qué escritor te consideras: de brújula o de mapa?
Cuando empecé a escribir hace quince años era, sin lugar a dudas, escritor de mapa. Todo organizado, controlado, minuciosamente estudiado y anotado... Mil apuntes sobre cómo, dónde, cuándo y por qué debían suceder cada una de las cosas... Incluso con croquis y dibujos de los lugares en los que iba a trascurrir la novela, y esbozos de los rostros de mis personajes.
Después con el paso del tiempo, y también como consecuencia de lo que te decía antes acerca la personalidad propia y la rebeldía de mis personajes, he ido cambiando. Ahora soy una mezcla de ambos. Sigo teniendo mi mini mapa, pero a veces voy tirando de brújula... para ver hasta dónde me lleva.
- Como lector, ¿qué debe tener un libro para que te atrape?
Para que un libro me atrape, independientemente de su portada o la sinopsis del mismo, cuando haya leído sus primeras treinta páginas me tiene que tener «atrapado de verdad». Es decir, dentro de él, de su historia, de lo que cuenta... Conviviendo con sus personajes, sintiendo lo que ellos sienten y deseoso de saber lo que vamos a compartir todos juntos hasta su última página.
- Otra pregunta que te hago como lector. ¿Qué ha sido de lo último que has leído?
Los últimos libros que he leído han sido: «Un lugar a donde ir» de María Oruña y «El tipo del abrigo gris» de mi amiga y paisana Vanesa Paredes. De temática diferente, pero ambos muy recomendables.
Confieso que no estoy leyendo nada ahora, porque estoy concentrado en mi séptima novela y a la vez revisando una de las que tengo escritas para intentar publicarla el próximo año. Y es que el poco tiempo que me deja libre el trabajo no me da para más.
- Como escritor, ¿qué buscas en tus lectores?
Lo primero que busco es que disfruten leyendo mis libros. Leer produce un inmenso placer, tú lo sabes, y eso es lo que pretendo que sientan mis lectores.
También es cierto que por la temática de mis novelas, pongo especial interés en que la historia les tenga enganchados e intrigados desde la primera hasta la última página, y que el desenlace les sorprenda y les deje con la boca abierta. No sé siempre lo consigo, pero te aseguro que siempre lo intento.
- A lo largo del confinamiento por el que hemos tenido que pasar cuando estaba en vigor el estado de alerta por el Covid-19, ¿te has podido concentrar para escribir y/o para leer?
Es evidente que la situación no era la idónea para estar concentrado en otra cosa que no fuera el propio Covid-19, y la extraña y angustiosa situación que estábamos viviendo. Y que por desgracia, en mayor o menor grado, seguimos padeciendo.
Aun así reconozco que intenté aprovechar ese tiempo extra, por supuesto no deseado, que se me concedió al no tener que acudir al trabajo unos días, para intentar avanzar mi actual novela y para leer algún libro que tenía en espera.
- Durante este confinamiento al que me refería en la pregunta anterior, ¿qué ha sido lo que más de menos has echado?
Sin lugar a dudas el contacto directo con mi familia, especialmente con mis padres y con mis hijos. Mi mujer y yo vivimos solos, y aunque ella no ha dejado de trabajar y yo apenas lo hice durante tres semanas, no poder abrazar y besar a los tuyos ha sido muy duro. Y lo sigue siendo.
- Cuando desaparezca la pandemia, que digo yo que en algún momento terminará, ¿crees que la sociedad habrá cambiado completamente o seguirá igual?
La pandemia desaparecerá, de eso estoy convencido; aunque también tengo claro que no será «mañana». ¡Ojala lo fuese!
Me preguntas si la sociedad habrá cambiado cuando el Covid-19 pase a ser una enfermedad más. Me gustaría creer y responderte que sí, que dentro de tantas cosas negativas, con la gran cantidad de muertos y afectados a la cabeza, hay algunas positivas, como por ejemplo la de conseguir que seamos mejores personas. Sin embargo no soy muy optimista en ese aspecto. No digo que no se produzcan cambios puntuales en determinados temas, pero el ser humano es animal de costumbres, incluso de malas costumbres me atrevería a decir, y creo que por desgracia y en general vamos a seguir en la misma línea que antes de la pandemia. Y no hablo solo a nivel político, que ahí prefiero no entrar.
- ¿Qué consejo le darías a aquellas personas que quieren empezar a escribir sus primeras historias pero que, por diversos motivos, no terminan de dar el paso de enfrentarse al folio en blanco?
Si leer es un placer, escribir es un «placer doble». Por lo tanto les diría, que no se priven de ese «doble placer» que tanto desean. El folio en blanco es un reto para todos los escritores, por muy experimentados que sean, pero no hay que tenerle miedo. Los retos están para superarlos y cuanto más complicados son más satisfacción produce conseguirlos.
¡Escribe! Da igual lo que sea.
Lo que te venga a la cabeza en ese momento, lo que lleves pensando o imaginando
desde hace tiempo, lo que te guste, lo que te apetezca... No seas exigente
contigo mismo cuando empieces, ya habrá tiempo de corregir y perfeccionar tus
escritos, al principio solo trata de disfrutar haciendo eso que tanto deseas:
«ESCRIBIR».
- Para terminar la entrevista, la gente que la haya leído y que esté interesada en adquirir algún ejemplar de tus novelas, ¿de qué modo lo pueden hacer?
«Caso para un novato» está disponible en papel (tapa blanda) en la web de Editorial Juglar, Amazon o solicitándolo en cualquier librería.
«La senda de las bicicletas» y «Memorias de un asesinato rural» lo pueden encontrar en tapa blanda en la web de Ediciones Alféizar y en cualquier librería, y en Amazon tanto en papel como en versión Kindle.
Y si lo que quieren es contactar con el autor, pueden hacerlo a través de mis páginas de Facebook y de Instagram. ¡Estoy a vuestra entera disposición!
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