domingo, 20 de enero de 2019

PARECÍA AYER


Cartagena. 20 de enero de 1991
Una madre joven. Un padre joven. Ella de Cartagena. Él de San Fernando (Cádiz). Ambos padres de una niña de pelos rojos como el fuego, con alguna que otra peca a lo largo y ancho de la cara. Todos esperando al nuevo inquilino y al nuevo miembro de la familia.
La niña le dice a su padre:
-       Papi, ¿voy a tener un hermanito al que cuidar y con quien podré jugar hasta hartarme de jugar?
-       Si, hija. Vas a tener un hermanito. Por eso esta noche te quedas con la abuelita.
-       ¿Y puedo irme a dormir tarde?
-       Ni hablar pequeñaja. Ahora le digo a la abuela a que hora quiero que te vayas a dormir la mona a pata suelta.

Dicho esto, el padre se dispone a coger el coche para ir al hospital en donde estaba su mujer esperando a que viniera la nueva criatura.
Cuando llega al hospital, Paco, que así se llamaba y se sigue llamando aquel hombre jovencito, recorre todo el pasillo, pasillo que le empieza a ser familiar por las veces que ya ha pasado por allí. Después de caminar unos pasos, se detiene delante de una puerta de color verde claro. Esa puerta da a la habitación en la que se encuentra su mujer, quien se llamaba y se sigue llamando Tona.

-       ¿Cómo estás?
-       Pues ya me ves. Desquiciada y con ganas de tener entre mis manos al pequeño terremoto que esperamos con tanto ahínco.
-       No te preocupes Tona. Ya verás que pronto vendrá nuestro pequeño terremoto.

En ese momento, Tona siente un dolor inaguantable en la zona del tórax.

-       Paco, avisa a un médico. Creo que el chiquillo no quiere esperar más tiempo dentro de mi tripa.
-       Doctor, venga rápido. Mi esposa ya está a punto de dar a luz.
-       De acuerdo caballero. Nos la llevamos. Si quiere, puede esperar aquí o puede acompañarnos hasta la puerta de maternidad. - le replicó el médico a Paco muy alegremente.
Mientras duró el traslado para que Tona pudiera dar a luz al crío que esperaba con tanto interés tuvo un pensamiento en la cabeza: “¡Vaya con el muchacho! Ayer dándome la paliza para salir y “fastidiándome” al mismo tiempo la película de “El Fantasma de la Ópera”!”
Mientras que Tona estaba dentro para salir acompañada de su retoño, Paco se quedó en la puerta mientras hablaba y hablaba por el teléfono de la habitación.

-       Mamá, ¿cómo está la chiquilla?
-       Está muy bien. Ha estado jugando con tu padre y los dos han caído redondos de sueño hasta ahora que siguen durmiendo la mona.
-       Te llamaba para decirte que eres nuevamente abuela. Díselo a papá y a la cría cuando se despierten.
-       No te preocupes. Yo se lo digo. Que alegría. ¿Cuándo ha nacido el crío?
-       Acaba de nacer. Estoy esperando a Tona en la habitación.
-       ¿Has hablado con tu suegra?
-       Si mamá. La he llamado antes porque así me dijo Tona. Pronto iremos a la casa tres personas.

Cuando terminó de hablar con su madre, Paco se sobresaltó al ver la puerta abierta y a su mujer muy feliz con un retoño en brazos.

-       Paco, saluda a nuestro hijo.
-       Hola pequeñín.- en ese momento, el pequeño agarró el dedo de su padre como si no hubiera un mañana.- ¿Qué tal ha ido?
-       Bien, aunque todavía estoy con los efectos de la anestesia. Toma al crío en brazos mientras que descanso un poco después de mucho trabajo.
-       He llamado a tu familia y a la mía transmitiéndoles la grata noticia.
-       De acuerdo. Enhorabuena papá- dijo con una sonrisa de oreja a oreja Tona.
-       Enhorabuena mamá.- correspondió al comentario Paco.

Al cabo de unos días y después de descansar un tiempo de tanto hospital llegó el momento de bautizar al crío.

-       Paco, ¿a quién ponemos de madrina y de padrino del niño?
-       Si te parece ponemos a tu hermana Luisa y a mi padre.
-       De acuerdo. No se hable más.

Desde ese momento, ese crío que nació un 20 de enero de 1991, es decir, hace 28 años, tiene la mejor madrina que se pueda tener y al mejor padrino protegiéndome allá en donde está después del viaje que emprendió hace ya algo más de 10 años.
Ese niño que nació ese 20 de enero de 1991 es quien ha escrito estas líneas y quien está muy agradecido por todo lo que han hecho sus familiares: a quienes siguen aquí y pueden celebrar, de una manera u otra, mis 28 años y a quien, en 2008 nos dejó hasta que, en algún momento, lo volvamos a ver.
Después de 28 años dando tumbos he podido encontrar algo que de verdad me gusta y me apasiona es todo gracias a mi familia, en especial gracias a mis padres que han bregado conmigo de pequeño y que todavía siguen en la cumbre de la ola intentando echarme una mano en todo lo que pueden, a mi hermana, que pocas veces se lo he dicho, que es un ejemplo a seguir, a mi hermano, quien vino después, a mis abuelos, tíos, y mención aparte merece mi madrina y mi padrino de bautizo. Todavía puedo contar con mi madrina y a mi padrino SIEMPRE lo tengo presente. No hay día que no me acuerde de él. GRACIAS FAMILIA por ser como sois. OS QUIERO Y SIEMPRE OS QUERRÉ. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario