Lectura finalizada.
Ya lo dije en
su momento y lo vuelvo a decir. Eider Chasserau y Jon Ander Macua son
únicos. Me falta, como digo cuando me encuentro con personajes que se
convierten en amigos, tomarme una cervecita fresca con ambos. Desde el
principio sentí esa conexión con Eider y Jon.
Noelia, gracias por hacernos disfrutar a los lectores con Eider y Jon.
De la saga me falta por leer "Corazones negros", que próximamente leeré.
¿Qué hay en "La chica olvidada"? Antes que nada comentar que este es el segundo caso al que se tienen que enfrentar Eider y Jon Ander, aunque para mí es el cuarto puesto que empecé a leer la saga con "La estrella de quince puntas", pasé a "Animales heridos" para después volver al principio con "La sirena roja". Una manera muy curiosa de leer una saga. Dicho esto, en "La chica olvidada" se comete un cruel asesinato catorce años antes, un asesinato cuya investigación no se llegó a cerrar del todo al no poder encontrar todas las pruebas necesarias para cerrarlo como es debido. Pasa el tiempo y se comete otro asesinato prácticamente idéntico al primero. Y es aquí cuando reaparecen Eider y Jon Ander para investigar el nuevo asesinato, circunstancia que les lleva también a esclarecer el asesinato producido catorce años antes.
A partir de esta investigación, nada es lo que parece ser y, en cierta medida, lo que es no es, y lo que no es, es. La novela me ha llevado a pensar en el tema de los odios, de las envidias, de los caprichos.
En definitiva, "La chica olvidada" tiene la potestad de cambiar al lector. El lector que la lea no va a ser el mismo lector del principio que del final. Lo digo por experiencia.
La agente Eider Chassereau y el suboficial Jon Ander Macua investigan, tras la aparición de su cadáver, el asesinato de la joven Lorea Gálvez. La similitud del caso con un crimen, aún sin resolver, ocurrido catorce años antes en plenas fiestas de Hondarribia, hará que este cobre actualidad y se reabra gracias a los esfuerzos e insistencia de la patrullera Lía Yoldi, amiga íntima de la víctima y aún obsesionada con su muerte. La reapertura del caso desenterrará emociones soterradas en la agente al rememorar, con ayuda del diario de su amiga, sus últimos días de existencia.
Un relato donde se entrecruzan dos pesquisas paralelas que avanzan implacablemente, con una trama perfectamente hilvanada y una resolución absolutamente sorprendente.
La autora, además, se muestra como una sutil observadora de las relaciones que se establecen entre grupos humanos, tanto en la propia Ertzaintza, como en las familias y amigos tras la fractura que se produce ante la muerte violenta de uno de sus seres queridos.
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