miércoles, 16 de mayo de 2018

ENTREVISTA A CARLOS BASSAS DEL REY


Buenos días amantes de la literatura y visitantes de SuperLectorAlfa. ¿Cómo va la semana? Por fin estamos en miércoles y como es habitual en SuperLectorAlfa, tenemos una nueva entrevista literaria.
Hoy miércoles nos acompaña Carlos Bassas del Rey. Carlos nació en Barcelona allá por 1974. Es Licenciado en Periodismo y Doctor en Ciencias de la Información. Trabaja como guionista freelance, faceta que combina con la docencia y la escritura de novelas. Hasta este año ha sido el director del certamen literario de Pamplona Negra dando entrada en la dirección del certamen a la también escritora Susana Rodriguez (a quien tendremos próximamente en SuperLectorAlfa). A lo largo y ancho de su andadura con las letras, Carlos ha sido autor de cortometrajes, largometrajes, documentales, videoclips y spots publicitarios. También ha coordinado e impartido diversos talleres o cursos, como queráis llamarlo, de escritura creativa, ciclos de cine, y cursos de verano relacionado con todo lo referente al mundo audiovisual.
En 2007 fue galardonado con el Premio Plácido al Mejor Guión de Largometraje de género negro en el IX Festival Internacional de Cine Negro de Manresa. Posteriormente, estamos hablando de 2009 fue el coordinador editorial de un libro llamado "Tasio 25" con motivo del 25 aniversario del estreno de la película dirigida por Montxo Armendáriz (Olleta, Navarra 1949). En el año 2012 escribe su novela "Aki y el misterio de los cerezos" consistente en un relato aventurero basado en el Japón del siglo XVII. También se hizo con el Premio Internacional de Novela Negra Ciudad de Carmona con su otra novela "El honor es una mortaja". Y en este 2018 ha publicado con la editorial Alrevés la novela "Justo".

Después de esta introducción es el momento de que Carlos responda a las cuestiones formuladas por SuperLectorAlfa. Empezamos en 3,2,1...

- De pequeño, ¿disfrutabas con la lectura o la lectura era algo que te aburría?

Era un lector un poco perezoso, especialmente con las lecturas obligatorias del colegio, pero disfrutaba mucho de los cómics, Astérix, Tintín, Mortadelo y Filemón, SuperLópez y Conan.

- ¿En qué momento dijiste de empezar a escribir para que la gente te leyera?

Pues primero lo hice como periodista, pero pronto me di cuenta de que me gustaba más fabular. Aunque ya había hecho mis pinitos en la adolescencia presentándome a concursos de relatos y cuentos, pero, en cierto modo, no era más que una forma de vanidad por entonces, de demostrar a los compañeros de clase que hacías algo muy bien. Nuestros objetivos a esas edades son muy finitos aún.

- ¿Quién o quiénes son tus referentes literarios?

Vázquez Montalbán, referente de Carlos.
Pues supongo que los clásicos de mi generación, desde Stevenson y Melville a Dumas, Verne… Esas primeras lecturas que te llevan luego a otras, y esas a otras. El hecho de haber estudiado periodismo también ha influido en acercarme a algunos autores como Capote o Wolfe, por ejemplo. Y luego ya grandes clásicos. En cuanto a novela negra, pues los más cercanos, como Vázquez Montalbán o González Ledesma y Andreu Martín. El hecho de que ambientaran sus novelas en tu ciudad era un atractivo extra, una forma de conocerla que, en cierto modo, ha desembocado en mi última novela, Justo.

- ¿Te animó alguien a lanzarte a la piscina y empezar a escribir?

He pasado por varias fases y momentos en los que he estado a punto de abandonar. De hecho, es algo cíclico en mí, creo. Me sigue costando mucho creer que los demás puedan pensar que lo que escribo merece la pena. A veces es frustrante tratar de sacar como quieres lo que llevas dentro, todo lo que escribes te parece insuficiente, y ves que hay un buen puñado de escritores que son fantásticos y lo hacen mucho mejor que tú.

- Esta pregunta es la primera vez que la formulo, ¿por qué escribes?

Por varias razones. Porque tengo la necesidad de hacerlo, por un lado, y porque es el medio de vida que he elegido también. Hay determinada escritura que surge de dentro, de las heridas, y que necesitas sacar, y otra, más funcional, que paga las facturas. Ambas son importantes y necesarias.

- Hasta la fecha, ¿cuántos libros escritos por ti han salido a la luz? ¿Tienes alguno todavía en el cajón?

Llevo publicados unos cuantos, pero sí, tengo alguno en el cajón. Aunque tengo más guiones de cine que novelas en el fondo del armario.

- Empezamos hablando de “El honor es una mortaja”. Este título, ¿era el que tenías en mente desde un principio o le tuviste que cambiar el nombre en alguna ocasión?

Hasta el momento no me han cambiado ningún título, lo cual es extraño. Sé que es un título difícil, pero si uno le dice al editor que se trata de una referencia a Shakespeare, pues la cosa parece más seria. Es un título que habla del contenido de la novela y que, además, tiene una sonoridad muy particular: honor y mortaja. Creo que su fuerza reside precisamente en eso.

- ¿Con qué se puede encontrar el lector en “El honor es una mortaja”?

Pues con una novela policial escrita en un estilo muy cinematográfico aún. Está muy pegada a la escritura cinematográfica que practicaba como guionista por entonces. Poco a poco me he ido atreviendo a probar un estilo más literario, más arriesgado, menos encorsetado. Aunque, para muchos de mis lectores, sigue siendo una de sus novelas favoritas precisamente por lo ese estilo que comentaba antes.

- ¿Qué destacarías del Inspector Herodoto Corominas, el personaje de “El honor es una mortaja”?

Diría que es fruto de intentar reflejar a un inspector de policía normal, con problemas normales, sin un pasado oscuro, de violencia y alcoholismo y otros rasgos típicos que te puedes encontrar en otros policiales. Algo parecido a lo que hizo Lorenzo Silva con sus personajes. A pesar de ello, tiene sus particularidades, por supuesto. La esencia de toda escritura narrativa y dramática es el conflicto, y no únicamente un tipo de conflicto exterior, sino principalmente interior en los personajes. En el caso de Herodoto Corominas, lo que traté de reflejar es su incapacidad para comunicar sentimientos, su dificultad a la hora de expresar una inteligencia emocional tarada fruto de su infancia.

- ¿Cómo surge el nombre del protagonista?

Pues lo primero que surgió fue la idea de llamarle Herodoto, un nombre poco común, que ayuda a distinguirle. Es hijo de un catedrático de Historia Antigua, por lo que no es descabellado que se llame así, pero me gustaba la idea de que todo el mundo le llame Hero, que no es más que usar la palabra inglesa hero, héroe. Y Corominas es un homenaje a mis orígenes catalanes.

- Seguimos con “Siempre pagan los mismos”. ¿Es la continuación de “El honor es una mortaja”? ¿Se puede leer de forma independiente uno de otro?

Ambas se pueden leer de forma independiente, aunque formen parte de una saga. Al menos en lo referente a la trama policial. Sí es cierto que existe una continuidad entre las 3 novelas de Herodoto en lo que al conflicto personal se refiere, que, para mí, es lo más importante. Aun así, puedes comprenderlas perfectamente por separado. Pero para comprender el arco de transformación del personaje es mejor leerlas las tres, claro.

- En “Siempre pagan los mismos”, el inspector Herodoto Corominas, ¿a qué se ha de enfrentar?

Se ha de enfrentar a un caso en el que están implicados dos adolescentes de un barrio marginal, que no han tenido mucha suerte en la vida, lo que repercute, en el fondo, en su relación con su hijo, un chaval de la misma edad con otras oportunidades al que no sabe cómo llegar.

- Antes de escribir tus novelas, ¿haces el perfil “policial” de cada uno de tus personajes o tus personajes surgen sobre la marcha?

En el caso de las novelas de la saga Corominas he seguido siempre una forma de trabajar muy metódica en cuanto a qué quería contar y quiénes y cómo eran los personajes. No llego hasta el extremo de escribir una biografía completa de cada uno, pero sí trato de establecer de un modo claro cuáles son sus características principales en cuanto a temperamento y carácter. Es importante hacerlo para que la verosimilitud no te salte por los aires.

- Ahora pasamos a “Mal trago”, que también tiene de protagonista al Inspector Herodoto Corominas. El lector que lea “Mal trago”, ¿con qué se puede encontrar?

Mal trago es el inicio de un descenso a los infiernos de Herodoto Corominas. Un descenso que termina de un modo duro y contundente y del que, en una próxima entrega, veremos si puede o no puede salir. Y, de si de hacerlo, lo hace indemne o no. La oscuridad siempre deja cicatrices, pero como dice el poeta místico árabe Rumi, “la herida es por donde entra la luz”. Todos tenemos alguna herida.

- Si tuvieras que elegir a uno de estos dos personajes, ¿con cuál te quedarías: con el inspector Herodoto Corominas o con Aki Monogatari?

Son muy diferentes. Cada uno es especial para mí a su manera. Corominas es un tipo adulto que comienza a vislumbrar el final, Aki es un chaval joven que, por el contrario, empieza a descubrir cómo es la vida. Pertenecen, además, a épocas y mundos muy diferentes. Cada uno me ha dado alegrías a su manera.

- ¿Qué saga te costó más trabajo o un mayor esfuerzo?

Desde un punto de vista de la documentación, la saga de Aki. Ambientar una novela en el Japón de 1600 exige un gran esfuerzo de investigación, bastante superior a un policial. Desde un punto de vista de trama, la cosa se iguala. Pero aún hay otra diferencia, que es la del estilo narrativo. Aki es una saga de novela juvenil, y eso demanda un tipo de escritura y de forma de expresarse muy diferente a la novela negra, que tiene un público más limitado, más concreto. Aki es novela juvenil de aventuras ambientada en un Japón pasado, real y mítico a la vez, y creo que eso es más complicado de llevar.

- Y, en este momento, llegamos a “Justo”. El lector de “Justo”, ¿qué se puede encontrar en esta novela?

Justo es la historia de un viejo cabreado y nostálgico. Es mi novela más personal, muy diferente a todo lo anterior que he escrito. Ha surgido de un modo visceral, del vientre, sin planificación alguna, solo a golpe de entrañas, tanto en lo referente a su contenido, como a su estilo. Justo es el primer paso de un camino literario que espero continuar, porque es la primera novela en la que he perdido el miedo a arriesgar, a ser yo mismo, a mostrarme como soy como escritor realmente. Lo que quiero ser. Y eso acojona.

- ¿En cuánto tiempo hiciste “Justo”?

La primera escritura surgió bastante rápida, pero me llevó mucho tiempo corregirla, pulirla hasta dar exactamente con lo que quería. Ser escritor es corregir. Así lo creo. Y después, volver a corregir. Y volver a reescribir. Hasta que cada palabra es la que tú quieres.

- Antes te preguntaba por si hacías el perfil “policial” de los personajes, ahora te pregunto por las tramas de cada uno de tus libros. ¿Las tramas son tal y como quieres tú o a medida que vas escribiendo, las tramas finales surten algún cambio a lo largo del proceso de escritura?

Es bueno planificar las tramas, al menos grosso modo, para evitar errores, contradicciones. Pero debes comprender que hacer un mapa de trama no significa que ese mapa sea algo sagrado a lo que debas aferrarte, de lo que no debes desviarte. Ayuda mucho planificar, pero no debes olvidarte de mirar por la ventanilla, a tu alrededor, el paisaje, mientras avanzas, porque puedes perderte muchas cosas buenas.

- Tengo entendido que publicaste hace poco la novela “Justo”. Esto me lleva a preguntarte la siguiente pregunta: la promoción de “Justo”, ¿cómo la llevas? ¿En qué lugares has ido a presentarla y a qué lugares irás a presentarla?

Con Justo he ido a más sitios que con ninguna otra de mis novelas, porque creo mucho en ella, y porque la respuesta en redes y en los lectores ha sido muy positiva, más que con ninguna otra de mis novelas. Y eso merece un esfuerzo, acercarse a los lectores, aunque sepas que ir a un sitio te cueste muchas horas de tren y que en la presentación haya solo 5 personas. Existen dos vías principales para dar a conocer una novela hoy en día: que pertenezcas a un gran grupo editorial con ramas mediáticas o vía redes, pequeñas presentaciones y el boca oreja. Yo no cuento con el respaldo de una editorial enorme, así que el esfuerzo es doble, pero también muy gratificante cuando los lectores te agradecen el esfuerzo de que quieras compartir con ellos un rato, una charla, un café, una foto.

- ¿Qué ha sido lo mejor que te ha pasado desde que estás en el mundo literario? ¿Y lo menos bueno?

Lo mejor, conocer a determinadas personas. Lo peor, la frustración. Frustración por ver cómo algunos compañeros que escriben muy bien, mejor que muchos otros que publican en grandes sellos, apenas son capaces de sacar adelante sus novelas en el mercado actual. Eso te hace ser consciente de que una cosa es el mercado del libro y otra distinta –aunque a veces coinciden, por supuesto- la literatura. Ser buen escritor no es garantía de nada hoy en día, por desgracia. A veces influyen más otros elementos ajenos a la calidad literaria, y eso genera frustración. La indignación hace tiempo que quedó atrás ya, por desgracia.

- Has escrito ya diversos libros. ¿Qué consejo le darías a aquellas personas que quieren empezar a dar sus primeros pasos en el mundo literario pero que, por diversos motivos, no terminan de decidirse?

Consejos, pocos, porque yo aún soy un novato en esto y me queda un largo camino por recorrer. Pero quizás les ayude saber que las negativas que puedan recibir a veces no tienen nada que ver con la calidad de lo que escriben. Sí me atreveré a decir dos cosas: la primera es que es importante que los escritores continuemos leyendo, eso sí; no concibo un escritor que no lee, y, por desgracia, me he encontrado con algunos. La segunda es que si amas tu trabajo como escritor y quieres seguir mejorando, no dejes de conservar la humildad y no dejes de aprender a escribir. Conozco a algunos que, una vez han publicado ya creen que son buenos escritores y dejan de preocuparse por aprender a escribir mejor, y eso se nota en sus textos. Uno es aprendiz de todo hasta el último día de su vida.

- Para finalizar la entrevista, la gente que la haya leído y que tenga ganas de leer algún libro de los tuyos, tanto de los que hemos hablado a lo largo de la entrevista como de los que no hemos hablado, ¿de qué forma pueden conseguir algún libro de los tuyos?

Pues en cualquier librería, o pidiéndolo a su librero o comprándolo por internet, tanto en papel como en digital.

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