Hay autores que siempre merecen ser leídos cada vez que publican una nueva historia y con el caso de Francisco Narla sucede lo mismo que comento. Desde que leí "Laín, el bastardo" (la primera novela de Narla que leí) he sentido una conexión especial con la manera de escribir que tiene el autor. Escribe sus historias de una manera musical, de una manera que te lleva a pensar en las mejores composiciones musicales de cualquier genio de cualquier siglo. Esto es la regla general. Pero con "Balvanera", aunque me ha gustado, no ha ido por donde quería. Me explico más adelante.
Antes que nada comentar que "Balvanera", hasta la fecha la penúltima novela de Narla porque recientemente ha publicado otra titulada "Breo" y de la que está cosechando buenas críticas (próximamente hablará sobre "Breo" en SuperLectorAlfa), sigue la misma línea que todas sus novelas que, siendo muy diferentes unas de otras, se nota que están sacadas de un mismo patrón. Decía que esta novela, aparte de que me ha gustado, no ha ido por donde quería porque me ha costado un pelín más de lo normal entrar en faena. Está claro que hay novelas que entran más fácil que otras y, personalmente, a mi me ha costado conectar con esta novela en particular. Siempre digo que esto es mi opinión personal que puede estar en sintonía con la vuestra o no. Para opinar, hay que leer, por eso siempre mantengo que cualquier libro del que escuchemos o leamos alguna opinión es digno de ser leído por cada uno de nosotros para que podamos sacar nuestras conclusiones.
Quien lea "Balvanera" conocerá a un grupo de personas que no tienen nada que perder y mucho que ganar, en definitiva, se topará cara a cara con gente perteneciente a los más desfavorecidos en la época en la que el sol en España nunca se ponía y siempre brillaba.
LA PUTA BEATA, EL FRAILE DESCREÍDO, EL INDIO COJO Y EL HIDEPUTA HONRADO.
Su madre era puta. Su padre, inglés. No tenía apellido cuando el apellido era lo único que espantaba el hambre. Aun así, iluso, Camacho se empeñó en ganarse el pan con el único mérito de ser honrado, y todo se fue al carajo.
A la fuerza ahorcan.
Una puta beata, un indio mudo, un fraile descreído y ese hideputa honrado intentarán robar el mayor cargamento de la historia de la flota de Indias.
Al otro lado de la mar océana, en aquella Nueva España de un imperio donde no se pone el sol, en un Yucatán donde la lluvia tropical borraba las misericordias, las bodegas de la Balvanera se estaban llenando con la mercancía más valiosa de su tiempo: el palo de tinte. Y, mientras, la Parca buscaba cobrarse sus deudas...
La nueva novela de Narla, el ganador del I Premio Edhasa Narrativas Históricas. ¡Sorprendente!
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