Estamos ante una novela escrita de lo más hondo, una novela escrita desde el corazón de la autora, de Cristina Pernas.
Revivimos la crueldad de la Guerra Civil de la mano de Covadonga, una chica que vive sometida a los dictámenes de su madre, y que vive la desdicha de tener a su amado en el frente de batalla mientras que ella está en la retaguardia deseando que Lucas vuelva sano y salvo.
Hablando de Lucas, hay un momento que me encanta y es que, llega un momento, decide desertar de su ejército para encontrarse con su amada, pero sin saber que, en el bando contrario sucede algo similar con Antón que también decide desertar de los suyos. Esto me ha gustado porque me ha hecho fijarme en que, ante cualquier crueldad, siempre hay oportunidad de sacar lo mejor de lo peor. Gracias Cristina por hacerme ver que no hay que desesperar ante la dificultad, gracias por sacar a la palestra la idea de que lo malo se puede sacar algo bueno, aunque la realidad parezca bien distinta.
Seguimos hacia adelante y nos encontramos con otra chica, Laura, quien recibe un vestido de la marca Mainbocher que guarda relación con la otra mujer que protagoniza la novela junto con el vestido. Si, veis bien. El vestido tiene tanta importancia a lo largo y ancho de la novela que le hace un personaje más de la novela poniendo la nota de especial encima de la mesa porque, esta novela que hoy nos ocupa, es una novela especial con momentos felices y momentos no tan felices.
Hay una frase que aparece en la novela, y después en la contraportada, que refleja toda la crueldad que hay en cualquier guerra, especialmente en una guerra civil, y es la que escribo a continuación: “La guerra destila el odio y crueldad desmedida que encierran los corazones de muchos hombres y mujeres. Pero sobre todo la sinrazón, que nos ha llevado a tratar a hermanos como a enemigos y a enemigos como a diablos”.
Antes de terminar la reseña quiero felicitar a la escritora por la maravillosa novela que ha escrito. Gracias Cristina por escribir una novela como “Vistiendo a Laura”.
“Ya no tengo lágrimas, no tengo nada. El sueño me acoge con los brazos abiertos y los sollozos cesan. La última sensación que tengo antes de entregarme a él, es el tacto de la fina seda de mi vestido.”
“La guerra destila el odio y crueldad desmedida que encierran los corazones de muchos hombres y mujeres. Pero sobre todo la sinrazón, que nos ha llevado a tratar a hermanos como a enemigos y a enemigos como a diablos.
Dos mujeres, Laura y Covadonga, separadas por más de siete décadas, pero atrapadas en la misma historia.
Un precioso vestido, un Mainbocher verde, que presente en el espacio y tiempo de ambas, enlazará sus destinos, hasta que sea saldada una deuda alentada por oscuros celos y contraída desde la más abyecta traición.
Caminos que se unen como ecos de una Guerra Civil que truncó la vida de millones de hombres y mujeres, creando relatos inconclusos en los que aún supuran viejas heridas.
Laura, Covadonga, las dos, ninguna…, conseguirán cerrar un capítulo que no llegó a escribirse, en un viaje que las cambiará para siempre.
Gracias a ti Kiko, un privilegio que la hayas disfrutado tanto 😉
ResponderEliminarGracias a ti por regalarnos a los lectores una magnífica novela como es el caso de "Vistiendo a Laura".
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