Siento debilidad por Jerónimo Tristante desde que le descubrí con las aventuras del inolvidable Víctor Ros, personaje que hizo que me enganchara a la narrativa de este autor, producto de la Región de Murcia. Esta novela, "36" es la número 11 que leo de Jerónimo Tristante y cada una de esas once novelas que he leído de él me han fascinado y, en mayor o menor medida, han conseguido robarme el habla porque lo que hace Tristante con cada una de sus novelas se lo he visto hacer a muy pocos autores.
Entrando en materia, quien lea "36" se reencontrará con Juan Antonio Tornell, el mismo que aparecía en "El valle de las sombras" y tendrá que ayudarle a llevar a buen puerto la investigación que debe realizar para encontrar a un fotógrafo inglés de nombre Kenneth Lee, quien está desaparecido y que debe ser encontrado para que el gobierno de la República pueda evitar un conflicto internacional con Inglaterra. Hasta aquí bien. Pero, el problema viene cuando Tornell empieza a investigar y se choca continuamente con un muro infranqueable construido por gente muy cercana al propio Tornell que le dificulta la tarea. Al mismo tiempo, junto con su amigo Basti debe encontrar también a Eva, amiga en común de ambos para salvarla de caer en manos del ejército enemigo.
"36" es una novela que puede resultar un claro ejemplo de conocer hasta que punto nos podemos fiar de nuestros conocidos, de en quien depositar nuestra confianza sin correr el riesgo de ser traicionados como solía suceder en aquella época en la que podías caer prisionero por pensar de distinta forma.
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