Hablar de Milo Malart es hablar de éxito. Leer a Aro Sáinz de la Maza es sinónimo de disfrute total.
Hoy, día 10 de julio, os vengo a hablar de "Dócil", el tercer caso del que se encarga de darle solución el propio Milo Malart y todo su equipo, el GEHME de los Mossos. Aquí vemos a un Malart más centrado en el trabajo que tiene entre manos y más concienzudo en atrapar al verdadero asesino que hace temblar toda una sociedad. Desde mi punto de vista, este es el caso más complicado al que se ha enfrentado Malart en su trayectoria en la policía.
Aparte de ver que Malart está un tanto más centrado, el lector conocerá a uno de los asesinos más despiadados que la literatura ha dado, un asesino que sabe jugar muy bien sus bazas y que tiene las mejores cartas de la baraja en su poder.
"Dócil" es un viaje hacia lo más oscuro de la humanidad, hacia la venganza más cruenta, y esto es algo que no todos los autores lo pueden reflejar de tal manera como lo lleva a cabo Aro Sáinz de la Maza.
Después de leer "El verdugo de Gaudí", "El ángulo muerto" y "Dócil", tengo que decir que para mi, la mejor novela de las tres ha sido, precisamente, "Dócil" por su trama que invita al lector a pasearse por las calles de la Barcelona más cosmopolita, a meterse en la mente más retorcida que puede haber y habrá y también hay un aspecto que hace que para mí, esta novela sea la mejor de las tres antes citadas. Me refiero a la psicología de los personajes. En esta entrega de Milo Malart, la psicología tiene una gran importancia como el lector podrá ver.
FICHA TÉCNICA:
Nº PÁGINAS: 491 Páginas.
AUTOR: Aro Sáinz de la Maza.
EDITORIAL: Destino.
ENCUADERNACIÓN: Tapa Blanda.
TEMÁTICA: Novela Negra.
AÑO DE PUBLICACIÓN: 2020
ISBN: 978-84-233-5678-2
NOTA: 9/10
SINOPSIS:
El lunes al amanecer, un joven se presenta en comisaría empapado de
sangre de pies a cabeza. «Todos están muertos», balbucea, y acto seguido
se desmaya. El análisis de su ropa revela que la sangre pertenece a
tres personas como mínimo. ¿Se encuentran ante una víctima más, el
superviviente de una matanza? Pero entonces, ¿por qué guarda silencio
cuando recupera el conocimiento? Cabe otra posibilidad: que se trate del
asesino. Sin embargo, su entorno lo define como un chico dócil, incapaz
de matar una mosca. ¿Quién es en realidad Lucas Torres?
Milo Malart, policía judicial de los Mossos, se enfrenta a un caso
particularmente cruel y complejo. En una ciudad convulsa, sumido en una
extraña sensación de irrealidad, está dispuesto a resolverlo, aunque le
suponga un alto coste personal.
Los personajes de Dócil van en busca de un anhelo ―el amor,
el amor correspondido― como última tabla de salvación para no naufragar.
Aferrados a esta ilusión como única esperanza, mendigan por una
ensoñación tan efímera como pueril, un espejismo alimentado por el miedo
a la soledad. Y todo por unos instantes de aliento, fugaces, demasiado
escasos para fertilizar un sentido. Especialmente cuando puede
significar la muerte. O algo peor: el terror absoluto.
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