- Esta pregunta la suelo formular muy a menudo. Para ti, ¿qué es la literatura?
La literatura para mi es una forma de vida. Aunque tardé bastante tiempo en darme cuenta, en ella encontré el equilibrio que me mantenía erguido.
- ¿Has sentido desde siempre esa simpatía que se le tiene a la literatura?
De pequeño descubrí que leyendo viajabas a un lugar donde nadie había estado antes. Ahí nació mi simpatía por ella.
- ¿En qué momento dijiste de empezar a escribir tus propios libros para que la gente te pudiera leer?
Fue justamente cuando una pequeña editorial me propuso agrupar mis relatos en un pequeño libro.
- ¿Hay algún libro que te haya marcado a lo largo de tu trayectoria?
Hay varios libros importantes en mi vida, pero si me permites escoger a dos, te diría que me quedo con El Quijote, de la literatura clásica y el Ocho de la moderna.
- ¿Quién o quienes son tus referentes literarios?
- Empecemos hablando de tu novela “La rosa de Halfeti”. ¿Cómo surge esta novela, que, si no me equivoco, supuso tu debut como escritor?
Antes de La rosa de Halfeti publiqué una colección de relatos que se llamó Entre retales, y al poco tiempo dos grandes ideas comenzaron a rondar por mi mente: por un lado la experiencia de alguien que hubiese ganado una fortuna, y por otro relatar una vivencia en una secta. Ambas se fusionaron casi de un modo automático.
- En esta novela podemos conocer a Alberto. ¿Qué destacarías de él?
Alberto es alguien que arrastra demasiados yunques de su infancia, y cuando decide liberarse, por convertirse en millonario de un día para otro, acaba cometiendo los errores que le dan vida a esta historia.
La rosa de Halfeti es un thriller psicológico narrado en primera persona. Quien lo lea, es probable que viva la misma experiencia que vivió Alberto sintiendo la emoción de ser rico, y las penurias de adentrarse en una secta satánica.
- Es el momento ahora de hablar de “Anómala”, que me vas a permitir que se la recomiende a los lectores y animarlos a disfrutar de la trama trepidante con la que cuenta esta novela. ¿Cómo nace esta novela?
Muchas gracias. Al tiempo de publicar mi primera novela, pensé que había llegado el momento de crear un asesino despiadado que obrara en mi ciudad natal. En un primer lugar iba a concederle el privilegio del protagonismo, pero apareció Magda en mi vida imaginaria y se ganó a pulso la titularidad.
- El lector que lea “Anómala” conocerá a tres personajes fundamentales, o así me lo pareció a mi cuando la leí, Magda, Mario y Raúl. ¿Qué destacarías de cada componente de este tridente?
Empezando por la protagonista, es una pieza clave en la novela. Su enfermedad la hace muy especial y estar tan alejada de estereotipos feministas, la convierte en alguien que atrae de manera natural. Por otro lado, Mario es la inseguridad personalizada. Fue muy importante en un pasado para ella y la ayudó como pocos lo hicieron en su vida, pero al traicionarla cayó a un segundo plano. Y finalmente Raúl es un aire fresco en esta historia. A pesar de arrastrar problemas personales, es un personaje centrado que conectará muy bien con Magda.
- Magda es un tanto especial, como verá el lector cuando lea la novela, y tiene unos sueños potentes. Desde tu punto de vista, ¿por qué hay sueños que se recuerdan más que otros? ¿Cuál era tu sueño de pequeño? ¿Y el de ahora?
Lo sueños son mensajes descifrados que se mantienen en una especie de limbo. Al finalizar el día ponemos nuestra mente en modo lavadora y limpiamos aquello que mancha nuestra manera de ser. Creo que los sueños nos alertan de que hay manchas que van a costar de limpiar.
Mi sueño de pequeño era triunfar en el mundo de la música, y el de ahora es ser fiel a mi mismo, dedicándome a algo que me llena como persona.
- He escuchado mencionar a más de un autor que sus personajes, en muchas ocasiones, han ido por libre modificando totalmente la trama que tenía fijada. ¿Te ha pasado alguna vez algo parecido con tus personajes?
Desde luego. Alberto hizo y deshizo a su antojo a partir de la mitad de la novela, y yo era un mero esclavo que escribía lo que él dictaba. Con Magda fue diferente. Al tener esa patología tuve que mimarla mucho e irla guiando en el camino.
- También he oído decir que hay autores de brújula y de mapa. ¿En qué grupo te situarías?
Siempre digo que soy un leo pasional je, je, je. La primera vez que me preguntaron esto traté de imaginarme haciendo esquemas, tomando notas y tratando de ordenar una especie de puzzle y me dije ese no soy yo. Soy de brújula sin ningún tipo de dudas. Yo exploto delante del ordenador.
- De las dos novelas, ¿con cuál te sentiste más cómodo escribiéndola?
Creo que con Anómala. Fue laborioso el tener que meterme en la piel de una mujer con Toc, pero con algo de documentación se llevó bastante bien. En La rosa de Halfeti hay muchas escenas subidas de tono y tener que narrar pasajes que rozaban el porno, fue bastante complejo.
- Desde que estás dentro del mundo literario, ¿qué ha sido de lo mejor que te ha pasado?
Entré en un mundo totalmente desconocido para mi, pero lo mejor ha sido la sensación de que a pesar de haberle “robado” algo de tiempo a quien me ha leído, he sido capaz de entretenerle y me ha felicitado por lo que he hecho.
- Durante este tiempo tan raro que nos ha tocado vivir, al principio de la pandemia he escuchado también a más de un autor comentando que no han podido centrarse ni para escribir ni para leer. En tu caso, ¿te has podido centrar para escribir o para leer?
Bloqueo absoluto. Lo he comentado con otros autores y ha sido algo en lo que muchos coincidimos. Creo que para escribir debes tener algo de paz interior, y en estos momentos estamos viviendo algo nuevo que nos atormenta lentamente.
- ¿Tienes en mente algún nuevo proyecto literario?
Si. Llevo cien páginas de lo que será mi nueva novela. Me lo estoy tomando con mucha filosofía y trato de ponerme cuando me apetece. No quiero forzar la maquinaria porque su argumento es delicado y requiere mi mejor yo.
- Tu mejor momento del día para escribir, ¿cuál es?
Escribo en los ratos que puedo, que suelen ser por la tarde o a última hora del día, pero el mejor momento para escribir es antes del amanecer. Otra cosa es la voluntad para hacerlo je, je, je.
- ¿Tienes alguna manía a la hora de escribir?
Creo que no. Me gusta la tranquilidad para hacerlo, y tener a mano un café con leche o una copa de vino, depende la hora en que lo haga.
La trilogía victoriana del gran Félix J. Palma.
- ¿Eres de leer en papel o de leer en formato digital?
Siempre en papel. Entiendo que estamos en una nueva era, pero soy de los que al comprar un libro lo abre y lo huele como si fuera a descubrir algún misterio.
- ¿Qué consejo le darías a aquellas personas que quieren empezar a escribir sus primeras historias pero que, por diversos motivos, no se deciden a dar el paso de enfrentarse a la hoja en blanco?
Precisamente eso, enfrentarse a esos miedos que no llevan a ningún lado y sentarse delante de la pantalla. Mis mejores momentos de creación, han sido precisamente escribiendo.
- Para terminar la entrevista, la gente que la haya leído y que esté interesada en adquirir algún ejemplar de alguna de tus dos novelas, ¿de qué modo lo pueden hacer?
Mis dos novelas están en cualquier plataforma digital. Solamente hay que googlear y encontraran todos los enlaces. A nivel físico hay poco estocaje pero pidiéndolas en su tienda habitual en un par de días lo tienen. A mí me gusta tener siempre ejemplares en casa, y poder así enviarlos dedicados. Y mi primer libro Entre retales lo regalo en edición digital.
1941, Madrid Un inspector condenado por lealtad a la República debe resolver un sangriento asesinato. Si lo consigue puede que vuelva a ser libre…
Carlos Lombardi, expolicía criminalista y ahora preso político por lealtad a la República, cumple redención de pena en Cuelgamuros trabajando en las obras para el mausoleo del Valle de los Caídos. Pocos días antes de Navidad, Lombardi es liberado inesperadamente y trasladado a las dependencias de la Policía, donde le recibe su antiguo jefe Balbino Ulloa, a quien años atrás ayudó a no ser expulsado del cuerpo facilitándole un improvisado carné del Frente Popular. La policía del nuevo régimen le necesita para resolver un caso que a pesar de lo escandaloso no se ha filtrado a la prensa: el asesinato de un sacerdote que ha sido degollado, torturado y castrado. El horrendo crimen parece haber sido cometido por el mismo asesino al que Lombardi pisaba los talones en 1936, antes de la Guerra.
Ulloa le insta a hacerse cargo de la investigación como una «comisión de servicio» y la promesa de un posible indulto en el futuro...
- ¿Cómo surge “5 Jotas”? ¿Cómo se empieza a gestar?
- El lector que lea la novela conocerá un barrio de Madrid. ¿Por qué prefieres, para ambientar tus novelas un barrio en vez de una ciudad? ¿Cualquier barrio es un escenario propicio para escribir una novela, sea del tipo que sea?
Porque es lo que conozco a fondo y por tanto puedo hablar de ello sin temor a desvirtuar mucho su esencia. De todas formas, el barrio, literariamente, actúa como una ciudad, es decir, como un espacio relativamente grande con multitud de posibilidades para escribir una novela negra: bares, garitos, bandas, drogas, alcohol, en fin, los temas clásicos del género. Intento abordar lo universal desde la singularidad de un barrio, Canillejas, que es el mío, pero cualquier barrio con características parecidas podría ser el tablero sobre el que discurre la trama. Las novelas podrían desarrollarse en Vallecas, Carabanchel, Orcasitas o barrios periférico-marginales de cualquier ciudad, incluidos otros países y latitudes. La corrupción, la desesperanza, la miseria y un sinfín más de las desgracias que nos aquejan son internacionales.
- En “5 Jotas” conocemos al Charli y al Banderines, dos tipos de barrio. ¿Qué destacarías de ellos? ¿Han ido por dónde pretendías o se han movido de tal manera que te han “obligado” a cambiar la trama completamente?
No, han ido por donde yo quería, obviamente. Menudo escritor sería yo si dejara que ellos se desparramaran por la trama. No. Algunos escritores dicen esto, no sé si porque creen que queda bonito o pintoresco, pero la verdad, un escritor de verdad controla en todo momento el proceso. El Charli y el Banderines son entre sí las antípodas. Han nacido en el mismo barrio, han sido amigos desde siempre, pero son como el aceite y el agua. Mientras que el Banderines es un tipo con 180 de cociente intelectual, gustos refinados, personalidad compleja y don de gentes, el Charli es un desastre con poca sesera, un tipo de necesidades sencillas que solo aspira a retirarse a un apartamento en Torrevieja. Ambos, eso sí, son buscavidas, listos como el hambre, aunque perdedores de libro.
- La novela salió hace poco tiempo. En tiempos de pandemia como la que tenemos actualmente, ¿cómo está siendo la promoción de la novela? ¿Qué te van comentando los lectores acerca de “5 Jotas”?
El feedback que recibo es a través de las redes sociales y estoy muy contento. Tengo que estarlo ante comentarios como “te has superado”, “lo he leído en dos tardes” o “me lo he pasado genial leyéndola”. Veremos cómo van las ventas y a ver el recorrido que tiene por los festivales. Y si opta a algún premio es algo que iremos sabiendo con el tiempo. La promoción está siendo menos presencial y más a través de Internet. De hecho, hubo presentación oficial el viernes 23 de octubre en la que me presentó David Llorente.
- Después de esta pandemia, que en algún momento terminará, ¿se podrá recuperar en poco tiempo el sector del libro o tardará tiempo en recuperarse?
El sector del libro ya estaba medio muerto antes de la pandemia. Es difícil saber cómo evolucionará todo, aunque me temo lo peor. Habrá crisis económica severa y cuando no hay pasta la gente gasta el dinero en mortadela antes que en libros, pero quién sabe. Lo mismo al no poder salir se ponen a leer. Imposible de saber.
- Desde que empezaste en el mundo literario hasta ahora, ¿qué te ha aportado la literatura? ¿Cambiarías algo o dejarías todo cómo está?
La literatura me ha salvado la vida. Mientras leía de crío no estaba haciendo maldades por el barrio. Los libros me acompañaron desde que adquirí el hábito lector, que no fue fácil dado que en el colegio nos mandaban leer unos truños curiosos. Debo más a los tebeos y a las novelas de quiosco que a las grandes obras universales, a pesar de que al final devoré algunas de ellas con más edad y más capacidad de entendimiento. Desde que empecé a escribir hasta ahora no cambiaría nada porque a pesar de las historias desagradables, que las hay y me guardo para mí, todo me ha enseñado a escribir mejor, que es a lo que aspiro.
“Érase una vez el fin”, de Pablo Rivero, el gijonés, no el actor de “Cuéntame”. Me ha parecido una pasada.
- ¿Tienes en mente algún nuevo proyecto?
Claro, varios. Por lo pronto, en diciembre se publica un nuevo poemario que se titulará “La vereda de la derrota”. Hay también otra novela terminada y estoy repensando otra de la que llevo cien páginas.
