Colaboraciones

Editoriales

Páginas

miércoles, 9 de septiembre de 2020

RELATO: UN VIAJE EN BODEGA

 

La habitación gozaba de una oscuridad descomunal e infranqueable. No dejaba entrar apenas luz por las rendijas de la pared.
No se podía ver nada de nada. Era como si estuviera dentro de una caja bien cerrada y pequeña para mi tamaño.
Al palpar las paredes, sobresalían una especie de clavos típicos de las cajas de madera dura. Fue en ese preciso momento, en el que empezaba a asustarme como nunca lo había hecho, cuando me di cuenta de que no estaba en ninguna habitación sino que me encontraba metido en una caja en plan "lata de anchoas rellenas".
Me entró el pánico. Siempre he tenido miedo a los espacios cerrados. Dicen que lo que tengo es claustrofobia.
Empecé a dar un golpe, después otro y otro hasta fracturarme todos los dedos de las manos. No vino nadie a socorrerme.

Me estaban abandonando las fuerzas cuando noté que alguien, un alma caritativa, estaba intentando abrir el habitáculo en el que me encontraba y en el que estaba a punto de morir de una forma cruel.
Mi primera reacción fue lanzar una mirada, llena de agradecimiento, a lo más alto dirigiéndome a la persona que me dio la vida: mi madre, fallecida de pena cuando murió mi padre.
Cuando la caja se abrió, vi a un muchacho, no tendría más de veinte años, vestido de una forma rara. Era como si hubiera, por arte de magia, viajado en el tiempo.
 
    - ¿En qué año estamos? - fue lo primero que me vino a la mente.
    - Estamos en 1492 y nos encontramos en el barco de Cristóbal Colón.
    - ¿Y cómo he llegado hasta aquí?
    - Tu sabrás. A mi me han dicho que abriera la caja del fondo de la bodega y eso he hecho     como buen marinero que soy. ¿No seras brujo, por casualidad?
    - ¿Brujo? ¿Yo...? ¿Estamos locos o qué? Si nunca me han gustado esos juegos de magia.
    - No se a lo que te refieres pero, ¿por qué vas así vestido con esos ropajes tan extraños?
 
Antes de subir a la cubierta del barco, me enteré que el muchacho se llamaba Nemesio y que subió a bordo del barco cuando su padre murió y empezó a escasear el sueldo en el hogar familiar.
Cuando tocamos tierra, me esforcé por parecerme, cada día un poco más, a esas gentes que vivían en mi propia ciudad allá por el 1492. Esta meta me la propuse hasta averiguar de modo podría volver a mi época, a nuestra época, al siglo XXI.
Pasó el tiempo, los días, las semanas, los meses, los años y no conseguía volver a mi vida real.
Un buen día, paseando por la villa con Nemesio, aquel muchacho que consiguió abrir la caja, me crucé con un señor bastante mayor para la época diciendo que era científico y que estaba preparando una nueva máquina para dar a conocer que un viaje en el tiempo era posible. Un loco de la época. La máquina consistía en un habitáculo con cabida para una persona similar a aquella caja en donde aparecí en el barco de Cristóbal Colón.
Acepté el reto. Me metí dentro de la caja. Cerré los ojos y cuando los volví a abrir, el escenario cambió radicalmente.
Ahora me encontraba en la habitación de un hospital con la cabeza vendada y, al girar la cabeza hacia al lado de la ventana vi a una chica, guapa había que decirlo, como acompañante. No entendía nada. No sabía nada y, por supuesto, no recordaba nada de lo que me había pasado.
 
    - Amor, menos mal que estás bien. Pensaba que te perdía para siempre.
    - ¿Qué ha pasado? ¿Dónde estoy?
    - Tuviste un grave accidente con la moto.- comentó la chica que decía ser mi mujer.
    - ¿Qué moto? Yo nunca he tenido moto. No se lo que es. Lo único que he tenido ha sido un     carro tirado por dos caballos de pura raza. 
    - Que bromista eres. Voy a llamar al doctor.
 
Seguía sin entender nada de nada.
Al cabo de un par de minutos se abrió la puerta de la habitación en la que me encontraba convaleciente y entró el doctor, que era exactamente igual a ese hombre que me encontré cuando estaba paseando con Nemesio y me comentó de su avance científico.
Me dieron el alta. Dijeron que era normal lo mio. Que después de un buen golpe era normal que me imaginara situaciones que nunca habían pasado y que si me gustaba mucho leer, era más fácil imaginarme situaciones que pasaban en los libros cambiando alguno de los personajes por mi.
Pasó el tiempo, los días, las semanas, los meses, los años. Fui recordando y recuperando progresivamente la memoria dañada en el accidente.
Ahora dejo esto escrito para que mi nieto, que se parece muchísimo a aquel otro muchacho que abrió la caja en el barco de Cristóbal Colón, se acuerde siempre de su abuelo, el que vivió dos vidas. 

7 comentarios:

  1. Hay que aprender a escribir de forma sencilla para atraer la atención del lector.
    Comenzar una historia describiendo una habitación oscura para decir en la siguiente frase que era una caja de madera es un sinsentido.
    Romperse los dedos fruto de la desesperación y que el primer comentario a la persona que abre la caja sea saber el año, otro sinsentido. No cuadra. Lo siento, pero no me ha atrapado.
    Consejo: Ponte en el lugar del lector, piensa si entenderá los escenarios, personajes y situaciones que vas a describir y si se los va a creer.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias por el comentario y por el consejo del final. Lo tendré en cuenta para el próximo que vaya a escribir.

      Eliminar
  2. ¡Hola! 🖐
    Me ha gustado mucho!!, ni caso al comentario de arriba, tu sigue haciendo lo que te gusta :).
    Te espero en mi blog 👇
    Obsesión por la lectura 📚

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Cualquier comentario es bienvenido para mejorar en el mundo de la escritura.
      Ya te sigo en tu blog.
      Me alegro que te guste.

      Eliminar
    2. ¿O sea, pide la opinión y solo se pueden decir elogios?
      Bajo mi punto de vista debe mejorar el estilo y la forma de plantear la historia, no decirselo no le hace ningún favor. Todas las opiniones son respetables, decir que no haga caso a una crítica deja mucho que desear, pero viendo el tipo de lecturas que tienes en tu blog, no me extraña en absoluto...

      Eliminar
  3. Hola. A ver, lo que yo veo es que debes crear un poquillo de tensión. Si el protagonista se despierta en el hospital no digas que se lo ha encontrado de golpe en el sitio al científico. Puedes decir que sus rasgos le parecían familiares y que se sentía confuso pero que le recordaba al inventor. Y lo de la máquina hacerlo más creíble. Por ejemplo, que vayan a una charla y el científico esté presentando el proyecto. Te tienes que plantear como te suceden las cosas a ti normalmente.

    Y bueno, con respecto a tus lecturas, lee lo que te salga de las narices que para eso el blog es tuyo y de todos los libros se aprende.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias por el comentario y el consejo. Lo tendré presente.

      Eliminar