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viernes, 13 de abril de 2018

ENTREVISTA A JESÚS TÍSCAR



Buenos días amantes de la literatura. ¿Cómo lleváis la semana? Ya queda poco para que llegue el fin de semana. Los fines de semana son unos momentos propicios para cogerse un libro y ponerse a leer. Hoy, por fin es viernes, tenemos la oportunidad de contar con la presencia de un escritor que conocí en Cartagena en el famoso local de Míster Witt Café dentro del ámbito de "Cañas con...", acto literario llevado por otra gran persona como es Paco Marín, uno de los cabecillas de Cartagena Negra.
A lo que iba, hoy tenemos con nosotros al escritor Jesús Tíscar. Jesús nació en la localidad de Jaén en marzo. Actualmente reside en la localidad murciana de Santiago de la Ribera. Jesús, aparte de ser escritor también es actor de teatro pero antes que todo eso, ha sido: botones en una gestoría, telefonista en un club de jazz, vendedor de ordenadores viejos, portero de bar, distribuidor de sus propios libros, vendedor de entradas y taquillero de sus propias obras de teatro.
En 2017 se hizo con el XXI Premio de Novela Negra Ciudad de Getafe con "La japonesa calva".

Después de todo lo que ha realizado Jesús no sé que le queda más por hacer. ¡A si! Se me olvidaba. A Jesús le queda responder a las cuestiones de SuperLectorAlfa. Empezamos en 3,2,1...

En primer lugar, darte las gracias por aceptar esta entrevista para el blog literario.
Gracias a ti. Jamás le digo no a una entrevista. ¡Es publicidad!

- De pequeño, ¿disfrutabas leyendo o el leer era algo que te aburría?

Disfrutaba. Recuerdo que, antes de ir a la escuela, estaba deseando aprender a leer para descifrar qué ponía en las etiquetas de las botellas de vino que había en la mesa a la hora de las comidas. Cuando pude averiguar que lo que ponía era “Tres Pistolas” y “Sinforoso”, la vida empezó a cobrar sentido para mí.

- ¿Quién te inculcó la pasión por la literatura?

Por la leída, mi padre, al que siempre veía leer; por la escrita, aunque involuntariamente, un compañero del colegio que dibujaba tebeos. Yo quería hacerlo también, pero a mí el dibujo se me ha dado siempre peor que chiflar sin usar los dedos (usando los dedos chiflo muy bien), así que decidí cambiar las viñetas por palabras. Tenía 9 años, y hasta hoy. Bueno, mañana también, creo.

- De todos los trabajos que has hecho: botones en una gestoría, telefonista en un club de jazz, vendedor de ordenadores viejos y un largo etcétera, ¿cuál fue el más divertido, por decirlo de alguna manera?

Sin duda, el largo etcétera, y ahí incluyo el de portero de bar. Me encargaba de vigilar que la gente no sacara las copas a la calle a partir de ciertas horas, y los escondrijos y las triquiñuelas para engañarme eran de lo más edificantes. Había muchachas que se la encajaban en las bragas, la copa, pero claro, el clinclín del hielo las delataba al caminar.

- ¿Quién o quiénes son tus referentes literarios?

Paco Umbral, referente literario de Jesús.
Umbral, Cela, Valle-Inclán, Aldecoa, Stephen King, Juan Marsé y cualquiera que me fascine antes de la página cuatro.

- Aparte de escritor también eres actor. ¿Qué es lo más complicado: ser escritor o ser actor?

Actor. Hay que cargar y descargar muchos trastos antes de que te den un Goya. Y yo odio cargar y descargar trastos. Es una mudanza perenne. Y luego en los camerinos hay mucho vicio. Es espantoso. Je je.

- ¿En qué momento dijiste de empezar a escribir para que la gente te pudiera leer?

A los 9 años. Nunca he escrito para guardar. Desde el principio quería publicar. Es más, de los “escritores” sin ambición pública no me fío. Además, son muy pesados. Hablan mucho de sus tías impedidas.

- Empecemos hablando de tu libro “La camarera que me escupía en los chupitos de whisky (y otros 15 relatos pellejos”). ¿Por qué nace este libro?

Es el título del último relato de esa colección de cuentos premiados en concursos literarios. Elegí ese para titular el libro porque los títulos tienen que llamar la atención entre tanto y tanto y tanto y tanto como se publica. Nació porque tenía mucha obra publicada en pequeñas ediciones de ayuntamientos, así que las reuní.

- ¿Qué se puede encontrar el lector en este libro?

Dieciséis cuentos, la mayoría de ellos premiados en concursos literarios organizados por ayuntamientos, asociaciones, diputaciones y demás. Dieciséis muestras “pellejas” de un género en el que me muevo muy a gusto: la narración breve. Historias oscuras, punzantes, bestiales, sexuales y muy graciosas.

- Siguiendo un poco con el título del libro, ¿te gusta el whisky o eres de cerveza, por poner un ejemplo?

Si quiero refrescarme, cerveza. Si quiero ponerme interesante, whisky. Y si quiero pillar un mierdón como un piano, cerveza y whisky.

Resultado de imagen de Memorias de un gusano- Avanzamos con “Memorias de un gusano”. ¿Cómo surgió este título?

El protagonista, Avelino Gómez, es un ser deforme y sucio, repulsivo, él se tiene por un gusano. Y escribe sus memorias antes de suicidarse.

- ¿Nos puedes dar una pincelada sobre lo que pasa en las “Memorias de un gusano"?

Se trata de una novela extremada y necesariamente dura. A los lectores les suele joder la vida leerla, pocos se recuperan, porque se sumen en un ámbito de oscuridad absoluta, inmoralidad humana y hedor excrementicio, pero no pueden dejar de hacerlo, no pueden dejar de leerla, eso me cuentan.

Paco Marín (izquierda) y Jesús Tíscar (derecha) en
"Cañas con..." en Mister Witt Café Cartagena.
- Ahora hablemos de “La japonesa calva”. Es una novela con la que ganaste el XXI Premio Internacional de Novela Negra “Ciudad de Getafe”, pero yo pregunto, aunque ya se me la respuesta, pero es para la gente que no fueron a la velada literaria de “Cañas con…” en Mister Witt Café de Cartagena, con “La japonesa calva” ¿querías hacer una novela negra o, accidentalmente, salió con los ingredientes de la novela negra?

Me salió. Cuando la di por terminada, o un poco antes, vi que contenía elementos del género, no puros, claro, yo no soy de géneros, ni siquiera soy puro, pero ahí estaban. Y casi al mismo tiempo vi las bases del Getafe de Novela. La envié.

- El lector que lea “La japonesa calva”, ¿con qué se puede encontrar?

Con una trama en la que la mediocridad, el absurdo y la brutalidad humana intentan sobrevivir como sea. Mis personajes son guiñoles en la España de septiembre de 2016, tras la encarcelación de los titiriteros y sin Gobierno que nos siguiera engañando. Pero da igual. La gente se ahoga y mata por aburrimiento y los guardias civiles se enamoran perdidamente de los anos de las japonesas que cobran un pastón por una gayola en la camilla de masajes.

- ¿Qué destacarías de cada uno de los personajes de “La japonesa calva”?

Kazumi tapa la oscuridad brutal de su pasado ganando dinero, Franco Baena es un blando que pudo ser neonazi, Cobriza Pemberton se cree irreemplazable y la cambian por una poligonera, Melisa Benítez está loca de imaginación inútil, Luciana Crespillo es una pobre inocentona de 71 años a la que maceraron a palos, el hombre que se peina como Los Chunguitos es un subnormal que quiere hacerse famoso como psicópata asesino… Y ahí lo dejo. ¡Es que personajes hay muchos!

- De los libros que has escrito, ¿cuál te supuso un mayor esfuerzo?

Todos tienen un mayor esfuerzo. Cuando me pongo a escribir, no me ando con tonterías ni mariconadas. Escribir es esforzarse. Todo lo demás es redactar.

- Ahora repasamos los premios literarios que has ganado. Has ganado el XXI Premio Internacional de Novela Negra “Ciudad de Getafe”, el XXXVIII Certamen Literario de Bargas (Toledo), el XXXIII Premio de Narrativa “Antonio Porras” (Córdoba) y un largo etcétera. ¿Te ves ganando alguna vez el Premio Planeta, el Nadal o, como eres actor, un Goya?

Del Goya ya he hablado. El Goya no. El Planeta no me lo han ofrecido (aún), hay lista de espera, como más o menos le pasa al Nadal. Los grandes premios de novela que convocan editoriales privadas son operaciones de mercado, ahí el jurado pinta poco, aunque suele cobrar bien por figurar como jurado.

- ¿Qué ha sido lo mejor que te ha pasado desde que estás en el mundo literario? ¿Y lo menos bueno?

Lo mejor que me ha pasado, lo último, siempre lo último, el Premio de Novela Negra Ciudad de Getafe, porque además me llegó en el momento que más necesitaba una distinción (y una pasta) así. Lo menos bueno ocurre todos los días, a ratos.

- Si te dieran a elegir entre un libro en formato de papel y uno en formato digital, ¿con cuál te quedarías? ¿Por qué?

Papel. Porque soy un rancio que no piensa evolucionar jamás.

- Eres de Jaén, pero vives en Santiago de la Ribera en Murcia. ¿Cuál fue el motivo por el cual tuviste que dejar tu Jaén y venirte a la Región de Murcia?

Motivos personales. Me perseguía gente mala que aquí a Murcia no se atreve a venir. Fue una decisión acertada, no me arrepiento, no echo de menos Jaén, a Jaén no la echa de menos nadie, excepto por los alcaparrones en verano. Es broma, digo lo de la gente mala. Hubiera estado bien, pero no, esas cosas no pasan.

- ¿Estás trabajando actualmente en algún otro libro u obra de teatro?

En otra novela, pero está muy verde aún. Y algo de teatro tengo en mente. Lo que pasa es que me estoy mudando, y yo mudándome no escribo, me niego.

- Para terminar la entrevista, la gente que la haya leído y que quiera adquirir algún ejemplar de tus libros, ¿de qué modo lo pueden hacer?

“La japonesa calva”, en librerías y en línea (Amazon, Fnac, Casa del Libro, Corte Inglés, etc.). “Memorias de un gusano” y “La camarera que me escupía en los chupitos de whisky” están peor distribuidos, pero los sirvo con mucho gusto por correo y muy bien de precio en jesustiscar.wixsite.com/escritor.

Muchas gracias nuevamente y desde SuperLectorAlfa te deseo lo mejor de cara al futuro. Fue un placer conocerte en persona en el Mister Witt Café Cartagena.
Igualmente.

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