Colaboraciones

Editoriales

Páginas

martes, 31 de octubre de 2017

UN DÍA DE HALLOWEEN

Llegados al día de la noche de los muertos vivientes y toda la parafernalia aquella de zombies y bichos raros que se dedican a asustar a la gente de bien o a hacer tratos, me acuerdo de un día en la escuela en el que la profesora nos contó a los que estábamos en clase:

- Muchachos, como estamos en Halloween, quiero que para el próximo día que tengamos clase os disfracéis de lo que sea pero que guarde relación con la fiesta de Halloween.

Después de esta indicación de la profesora me quedé pensativo un buen rato diciendo en mis entrañas: "¿De dónde saco yo algún disfraz?".

Salí del aula sin tener muy claro que hacer para poder participar en la tontería aquella del Halloween. Digo tontería porque nunca lo había experimentado y porque nunca nos habían mandado como tarea de casa el disfrazarnos de zombis.

En ese momento vi algo que nunca había visto. Vi a una persona que andaba de una forma rara y en vez de hablar como un persona hacía unos ruidos de difícil comprensión, y como desde pequeño me gustaba investigar todo lo que tenía en mis manos y todo lo que sucedía a mi alrededor, me dispuse a seguir a una distancia providencial al individuo en cuestión.

Pasamos por la Alameda de San Antón, Plaza de España, Alfonso XIII, la Cuesta del Batel en dirección al cementerio de Santa Lucía.

Mientras iba andando persiguiendo al individuo me dí cuenta de que nadie reparaba en la presencia del hombre, lo que me llevó a pensar si no era yo el que se estaba volviendo un poco loco por ser el único que podía ver a la persona que estaba siguiendo.

En ese momento llegamos al cementerio. Me escondí en una arboleda cercana para no ser visto y para evitar posibles follones. Mientras permanecía escondido escuché una conversación entre dos personas:

- Mauricio,- ese tal Mauricio era al que estaba siguiendo., ¿te ha seguido alguien?
- No señor Alfonso.-ese tal Alfonso tenía, aparentemente, un disfraz de zombi muy currado, tan currado que pensé que era un zombi de verdad-.
- Mauricio, no hagas ruido que he interceptado a alguien que anda por aquí cerca pensando. Alguien que no es de los nuestros.

En ese instante, los dos que estaban hablando se dirigieron a mi escondite, que no se cómo demonios interceptaron mi pensamiento y, por consiguiente, mi posición de guardia.

- Muchacho, ¿qué haces aquí?
- Ya me iba. Siento molestar.- dije asustado al ver con mis propios ojos a dos verdaderos zombies.
- Tu no te vas de aquí hasta que no lo digamos nosotros, ¿queda claro zagal?
- Por supuesto, pero no me hagan daño.
- Tranquilo. No te haremos nada. Solo queremos saber que haces aquí en una noche cerrada y oscura.

Les expliqué que me extrañó el ver a un zombi real por las calles de Cartagena y que por eso me decidí a seguirlo. También les comenté el trabajo que teníamos que hacer para el próximo día de clase y me dijeron que si de verdad quería impresionar a los de la clase ellos me podían ayudar.

- Mira, si de verdad quieres sacar buena nota en ese trabajo, entra al almacén de la derecha y cógete todo lo que necesitas, pero ten cuidado con la máscara. Si pasas de tres horas con la máscara ya no te la podrás quitar y te convertirás en uno de los nuestros.¿Queda claro?
- Si.
- Por cierto, ¿cuál es tu nombre?
- Mi nombre es Seguismundo Almirez Torturo.

Dicho y echo. Me cogí todo aquello que vi que podía aprovechar para sacar una buena nota en el trabajo de los disfraces.
Llegó el día de lo disfraces de la escuela, aprobé como quería, pero, en el momento de quitarme la máscara no pude. Me engañaron. Me dijeron que si pasaba de tres horas con la máscara puesta, ya no me la podía quitar. Estuve 30 minutos con la máscara y ya no me la pude quitar.

Posteriormente, mis padres me echaron de casa porque decía que no era su hijo, que su hijo había muerto. Así que, cogí la puerta y me fui. Y al abrir la puerta vi un periódico que decía lo siguiente: 

"En el último mes, el grupo que se hace llamar "Carmuert", ha aumentado de 
número. Según fuentes, que prefieren ser anónimas, mantienen que este 
grupo capta a nuevos miembros en la noche de Halloween. El último miembro
ingresado en este grupo que se dedica a hacer la vida imposible a la gente de bien
es natural del Barrio de la Estación y que se corresponde con las iniciales de S.A.T" 

Así que, si a partir de ahora me veis andando por las calles de Cartagena, por favor, dejarme tranquilo y no seguirme para que no os pase lo que me pasó a mi hace un tiempo. La verdad es que echo de menos mi vida de antes, pero la verdad que ser un zombi mola mazo, y si es en Cartagena más todavía.

¡¡¡¡Cuidado con esta noche!!!! No caigáis en la trampa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario