Imagino que es como todo, un
cúmulo de factores: las aptitudes naturales, el entorno en el que hayas
crecido… Pero, aunque «nazcas» escritor, te tienes que pulir. De niño, mi
padre, que dibuja muy bien, solía decirme: «A dibujar se aprende dibujando».
Entonces no acababa de entenderlo, buscaba trucos, atajos, secretos, pero con
el paso del tiempo me he dado cuenta de que tenía razón, y además el consejo es
extensible a cualquier otra actividad, como la escritura.
- ¿Has sentido siempre la
simpatía hacia las letras o has tenido épocas y épocas?
A y B son correctas. Siempre
he sentido afición por la lectura. Me han contado que aprendí a leer bastante
antes que los otros niños, y ya en el colegio, el mejor regalo que podían
hacerme era un libro. Recuerdo un día que la profesora pidió que escribiéramos
nuestra carta a los Reyes, y luego resaltó que yo era el único de la clase que
había pedido un libro.
En cuanto a la escritura, todo
empezó con las redacciones escolares. Tuve la suerte de tener como maestro a Don
José Vélez Ruano (falleció el verano pasado, le envío un abrazo a su familia).
Don José nos ponía redacciones de tema libre como deberes. Yo inventaba
historias fantásticas, con la particularidad de que nos incluía a mis
compañeros y a mí en aquellas aventuras: Carlos estaba acorralado por el
dragón, y entonces Miguel Ángel llegaba con su lanza… A Don José le encantaban
y me hacía leerlas en voz alta, y la mayoría de mis compañeros disfrutaban con
aquello. Digo la mayoría porque al niño
que me caía mal siempre se lo comía el dragón, o se caía del avión en el que
huíamos de los caníbales… Ja, ja.
Pero, volviendo a tu pregunta,
dentro de una continuidad, ha habido épocas de mayor o menor dedicación.
- ¿Ha habido algún libro que
te haya marcado?
Varios. No me gusta cuando me
hacen elegir libros o discos porque siempre me olvido de alguno importante y me
doy cuenta después. Pero, por decir tres de épocas distintas: El guardián entre el centeno, El Principito y Así habló Zarathustra.
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Arturo Pérez Reverte |
- ¿Quién o quiénes son tus
referentes literarios?
Me ocurre lo mismo que te
acabo de comentar. Pero mira, hay un referente indiscutible, aunque más en su
faceta de articulista que de novelista (me he dedicado mucho tiempo a escribir
artículos), Arturo Pérez-Reverte. Quien, por cierto, hace un cameo involuntario
en uno de los cuentos de La tienda de
figuras de porcelana. El relato se titula Liquidación por cierre.
Y, como cuentista, no puedo
dejar de citar a Cortázar.
- En tiempos de la crisis
económica fundaste una empresa, ¿por qué en una época mala de crisis diste el
paso y fundaste tu empresa?
No fue premeditado. Suelo ir a
contracorriente, pero tampoco soy masoquista vocacional. Tuve algunas malas
experiencias trabajando por cuenta ajena, vi la posibilidad y, desoyendo los
consejos bienintencionados, seguí mi intuición.
- Entremos en tu faceta de
escritor. Antes te preguntaba si un escritor nacía o se hacía a medida que pasa
el tiempo. Ahora te pregunto: ¿te consideras escritor?
Sí. Según la definición del
diccionario, «persona que escribe», lo soy. Aunque no voy presentándome por ahí
como escritor. De hecho, muchos de mis conocidos se llevaron una buena sorpresa
al enterarse de que publicaba un libro, porque no tenían ni idea de que
escribiese.
Hay quien dice que no te
puedes considerar escritor hasta que has publicado; otros, que escritor es solo
el que vive de ello, con lo que el gremio estaría en grave peligro de
extinción. No sé, no veo que los que juegan al fútbol en categorías regionales
tengan ningún problema para considerarse futbolistas, aunque no se ganen la vida
con ello.
- Hablemos de “La tienda de
figuras de porcelana”. ¿Cómo nace la idea de “abrir” esta tienda de figuras de
porcelana?
Es una idea que ha ido
madurando con el tiempo, una consecuencia natural de encontrarme con una buena
cantidad de relatos escritos. Pero el momento decisivo llegó cuando me faltaban
dos años y medio para cumplir los cuarenta. La cercanía relativa de la fecha en
cuestión me llevó a detenerme, mirar hacia atrás y hacer balance, ya sabes:
¿qué he hecho con mi vida hasta ahora?, ¿he cumplido mis sueños?, ¿estaría
orgulloso de mí aquel niño de los ochenta? Ahí fue cuando me decidí.
Esto lo explico, de alguna
manera, en el único cuento totalmente autobiográfico de este libro: No nevaba nieve.
- ¿Qué se puede encontrar el
lector en “La tienda de figuras de porcelana”?
Son trece relatos, once más dos.
La particularidad es que están ordenados, como se indica en la sinopsis, según
la edad del personaje protagonista, desde un niño de cinco años a un anciano de
ochenta y tres. Y después hay otros dos cuentos que suceden después de la
muerte, de ahí lo de «once más dos», no porque yo tenga nada de supersticioso.
Aparte de esto, se abre con un
prólogo al que he llamado Inauguración,
por mantener la metáfora de la tienda. Y en mitad del libro tenemos un Interludio cuadragenario.
Respecto al contenido de los cuentos,
los hay de todo tipo. He intentado que el lector tuviera la sensación de que
estaba leyendo una compilación de relatos de distintos autores, tanto por el
tema como por el estilo, pero sin dejar de lado la unidad; el lector encontrará
un hilo conductor que los conecta, e incluso cierta intertextualidad entre
algunos cuentos.
- El titulo que tiene tu
obra prima, ¿era el que tenías en mente desde un principio o le tuviste que
cambiar el nombre alguna vez?
Varias veces. Uno de los
títulos que barajé fue No nevaba nieve,
un cuento importante por lo que he explicado cuando preguntabas cómo nació la
idea del libro.
El título definitivo, La tienda de figuras de porcelana, fue
sugerencia de la amiga con la que he corregido los relatos. Enseguida me gustó,
aunque cuando lo consulté con otras personas, me dijeron que era demasiado
largo, poco comercial. Y tal vez sea así. Pero volví a hacer lo que comentaba antes:
escuchar atentamente todos los consejos, valorarlos y después decidir por mi
cuenta.
- ¿Cuánto tiempo pasó desde
que mandaste el manuscrito a la editorial cartagenera Malbec hasta que Javier
Salinas (editor) y todo el equipo de Malbec decidió publicarte el libro?
Aunque le había enviado
algunos cuentos sueltos a principios del año pasado, le mandé la versión
definitiva del libro en noviembre, y en los primeros días de enero me dio la
noticia de que iba a publicarlo.
- ¿Cómo está siendo la fase
de promoción del libro?
Por una parte estoy muy
contento y orgulloso porque la presentación fue un éxito, acudieron más de
setenta personas y se vendieron otros tantos libros. Unas cifras, como sabes,
extraordinarias para un evento de este tipo.
Antes de la presentación
conseguí un par de entrevistas en medios locales, Radio Sureste y Radio San
Javier (El Kallejón del Gato). También me hicieron unas preguntas para Onda
Regional, y esta semana hablaré con ARTV Murcia con motivo de los actos del Día
del Libro. Pero me encuentro un poco solo en esto, dichas entrevistas las he
tenido que buscar por mi cuenta, recurriendo a amigos. Menos mal que existen
las redes sociales y blogs como SuperLectorAlfa o Librario Íntimo, de Rubén
Castillo, que ha escrito la primera reseña de La tienda de figuras de porcelana, algo que me ha hecho muchísima
ilusión.
Siguiendo con el apartado de
gente estupenda, Lola López Mondéjar ha sido tan generosa de organizarme una
segunda presentación en el Museo Ramón Gaya de Murcia. Será el 2 de mayo, a las
20:00, con los compañeros del taller de escritura, aunque abierta al público.
Y el 18 de mayo, a partir de
las 17:00 estaré firmando ejemplares en la Casa del Libro de Cartagena, situada
dentro del centro comercial Espacio Mediterráneo, gracias al acuerdo de Malbec
con Letragency y Taller de Prensa.
- ¿Estás trabajando en algún
otro libro?
Ahora mismo no, estoy bajando
de la nube y centrado en la promoción de La
tienda. Pero muy pronto me pondré con el siguiente, que no sé si será otro libro
de relatos o, para afrontar un reto distinto, una novela. Tengo ideas y mucho
material escrito para enfrentarme a ambas posibilidades.
- Siempre acostumbro a
preguntar al autor que entrevisto por lo bueno y por lo menos bueno que le ha
pasado en el mundo literario, pero como se publicó hace poco “La tienda de
figuras de porcelana”, te pregunto: ¿qué ha sido lo mejor al ver en tus manos
“La tienda de figuras de porcelana”?
Como muchas otros aficionados
a la escritura (ves que me cuesta meterme en el saco de los «escritores», ja,
ja), siempre he fantaseado con la idea de tener un libro publicado. Pero era
uno de esos sueños que depositas cómodamente en el futuro, sin saber si algún
día van a realizarse, ni si vas a intentarlo siquiera. Así que, cuando al fin
tuve el libro entre mis manos, hubo un sentimiento muy agradable de objetivo
cumplido, «este sueño ya no se me escapa». Pero también experimenté otras
sensaciones, algunas opuestas entre sí: extrañeza e irrealidad al ver mi nombre
en la portada, y a la vez la tranquilidad de lo esperado, como si siempre
hubiera sabido, de forma inconsciente, que este momento iba a llegar. Además
estaba la satisfacción que da ver realizado algo en lo que te has esforzado
mucho. Y me acordé de mi abuela, a la que le dedico el libro… Muchas cosas.
- Cómo lector, ¿qué buscas
en un libro?
Que no me aburra, que sea imprevisible,
que me atrape tanto el fondo como la forma, que me haga olvidar que estoy
leyendo…
- Ahora una pregunta como
escritor, ¿qué buscas con “La tienda de figuras de porcelana”?
Buscar, no busco nada. Estoy
expectante, porque sé que hay decenas de personas leyéndolo y tengo gran
interés en conocer qué les ha parecido. He sacado recuerdos y sentimientos de
la trastienda que había enseñado a muy pocas personas. Por supuesto, querría
que gustase a la mayoría de los lectores, si es eso a lo que te refieres con
«buscar». Espero que les haga emocionarse, preguntarse cosas, reír…
- ¿Qué género literario es
tu preferido? ¿Por qué?
Con la literatura, como con la
música, soy muy ecléctico y trato de no tener prejuicios, no descarto nada a priori. No tengo un género preferido,
si es bueno disfruto con todo, desde la fantasía al terror, de las biografías a
la divulgación científica. No podría responderte, me resulta más sencillo
elegir lo que menos me gusta. Hay un género con el que me ocurre lo mismo que
con la cerveza: los amigos, con su mejor intención, me insisten en que pruebe
esta o aquella, de trigo o de cebada; a veces lo hago, pero sigue sin agradarme.
Me refiero (y sé que estoy casi solo en esto) a la novela negra.
Y tampoco soy demasiado
aficionado a los microrrelatos.
- ¿Qué consejo le darías a
aquellas personas que quieren empezar a escribir sus propios libros pero que,
por diversos motivos, no terminan de decidirse?
Uf, yo acabo de llegar, no me
considero capacitado para dar consejos. Pero puedo hablar de mi experiencia
personal. Cuando decidí ponerme a ello, me atraía el reto, pero el camino hasta
tener un libro terminado a mi gusto (soy un tío bastante perfeccionista) lo
imaginaba largo y lleno de dificultades. Y, por si fuera poco, luego habría que
conseguir que una editorial se interesase en él. Ni siquiera alcanzaba a ver la
meta en el horizonte.
La primera parte ha sido,
realmente, agotadora, seis meses de trabajo diario que no hubiera podido llevar
a cabo sin ilusión, paciencia, disciplina y algo de ayuda.
La segunda parte, por suerte,
ha resultado mucho más sencilla de lo que imaginaba.
- Para finalizar la
entrevista, la gente que la haya leído y que esté interesada en adquirir algún
ejemplar de “La tienda de figuras de porcelana”, ¿cómo lo pueden hacer?